domingo, 27 de enero de 2013

El poder curativo del Arte


Si algo es cierto es que los límites entre “estar loco” y “no estarlo” son muy difusos, no existen, es un continuo. Todos presentamos pequeños síntomas y periodos de demencia a lo largo de nuestra vida. Y la creatividad y la capacidad artística bien se asientan en esos periodos.

El verdadero poder de la música radica en el hecho de que puede ser “fiel” a la vida de los sentimientos de un modo en el que el lenguaje no puede serlo, pues sus formas significantes poseen esa ambivalencia de contenido que no pueden tener las palabras…La música es reveladora allí dónde las palabras son oscuras, porque puede tener no sólo un contenido sino un juego transitorio de contenidos. Puede articular sentimientos sin atarse a ellos…La atribución de significados es un juego cambiante, caleidoscópico, probablemente debajo del umbral de la conciencia y sin duda fuera de los límites del lenguaje discursivo”

(Susan Langer, citada por Gardner; H. 1987, Arte, mente y cerebro, 73 y por Barragán R. J.M. Arteterapia. Dinámicas entre creación y procesos terapéuticos 2006).



Los orígenes del Arteterapia

El marqués de Sade entre 1803 y 1813 bien se convertiría en el percusor de toda una nada convencional, si no controvertida, metodología para calmar las que entonces se entendían como “enfermedades mentales”. Sade,  obeso, muy mayor y mermado por una hernia coordinaba espectáculos mensuales de representaciones públicas. Según el marqués “Los espectáculos son placeres inconscientes que tienen la finalidad de despertar el espíritu de los infortunados que la cruel enfermedad de la demencia había abolido”

No obstante, entonces; el arte, el teatro o cualquier otra forma de expresión creativa eran mucho menos importantes que centrarse en extirpar la locura de la persona como si de un deteriorado hígado se tratara. Era visto como, únicamente, una vía de escape para el enfermo, para mantenerle entretenido; mientras que los prestigiosos psiquiatras ideaban curas infalibles que nunca llegaron…y a decir verdad, aún hoy, se discute si en verdad existen.

Al fin y al cabo si algo es cierto es que los límites entre “estar loco” y “no estarlo” son muy difusos, no existen, es un continuo. Todos presentamos pequeños síntomas y periodos de demencia a lo largo de nuestra vida. Y la creatividad y la capacidad artística bien se asientan en esos periodos. Los arteterapeutas, entonces, piensan;  ¿Si entonces esas crisis mentales son algo, que en principio, puede conllevar grandes creaciones artísticas, porqué no convertirlo en un motivo de reto y superación? ¿Por qué no hacer eso en lugar de ver las crisis mentales cómo algo intrusivo, incómodo que nunca debió de estar ahí, algo a borrar cuanto antes de nuestra vida y de nuestro recuerdo? ¿Por qué no ver las crisis cómo una oportunidad de crecimiento personal, de desarrollo y de transformación positiva de la propia identidad?

Porqué si también algo es cierto, aunque no solo psiquiatras amantes de las pastillas sino también psicólogos amantes del “cambio” se empeñen en obviarlo, es que el 90% de nuestro funcionamiento cerebral es inconsciente. Inconsciente para el que las intervenciones basadas en el dialogo verbal corrector (modificando la forma catastrófica de expresarse de la persona) centrado en el presente del cliente se quedan cortas. Inconsciente para el que en muchas ocasiones las modernas, convencionales (e incontestablemente más eficientes a gran escala)  terapias actuales se quedan escasas o incluso pueden llegar a ser perjudiciales. He aquí dónde todo lo subjetivo, lo abstracto y lo criticado por conjugar aplicaciones psicológicas sin base empírica pueden tomarse la revancha en la cancha del respeto. He aquí dónde tiene su espacio de juego el arteterapia.




Un caso verídico

“Es la historia de unos padres que querían tener un hijo. Por fin la mamá espera un hijo. Nace el niño pero es un monstruo horroroso. Los padres lo llevan al zoo y es una lástima porque bajo la piel del monstruo había un hermoso niño, pero ellos no lo sabían”

Este es un fragmento de un relato en una arteterapia de un niño de 5 años con parálisis cerebral (lesión neurológica invalidante) pero que poseía una gran inteligencia y capacidad lingüística. A esto se le sumaba una conciencia aguda de su discapacidad. Paradójicamente lo que no revelaba su apariencia lo reveló ese relato que acabó siendo la prueba de un verídico historial de un chaval bastante rechazado por sus padres.

La problemática que se deduce es que las palabras pueden acarrear hechos graves (las palabras de hermanos, familiares o incluso las de un terapeuta) pueden provocar huidas o violencia por ejemplo. Por tanto una terapia en primera persona parece contraindicada en ciertos casos, sin embargo, un grupo terapéutico significa que no le va a hacer hablar de intimidades o secretos, ajenos de la manipulación de otras personas.

No se trata de prescindir de la palabra sino de utilizarla como soporte sin correr el riesgo de provocar efectos no deseados.



¿Cómo se cura con arte?

El arteterapeuta toma las vulnerabilidades de las personas significando estas su principal material de trabajo. Pero el arteterapeuta, a diferencia de los más modernos y convencionales que prefieren invitar activamente a la persona a huir del victimismo desde la primera sesión, se convierte en un mediador más pasivo, menos intrusivo y más distante, que acompaña a la persona en un recorrido simbólico que deberá pasar de un “yo” en primera persona a un “él” en tercera (bastante  menos culpabilizador y más liberador  para la persona) de manera que dicho recorrido se transforme en un método de expresión libre (que lejos de constreñir el victimismo o la emocionalidad juega con ellas) y sin miedos reflejo de sus dolores o de su violencia, de sus locuras pero también de sus alegrías. De esta manera se transforman los obstáculos en pruebas o retos de la gesta de un héroe autocreado con el que se identifica la persona y sobre el que vuelca su problematización más profunda. El objetivo es permitir a la persona ser un poco más dueña de su propio destino.

¿Cómo lo hace? Usando todo tipo de medios artísticos, escénicos y expresivos; la música, el baile, el uso de máscaras, la escritura narrativa, la invención de ficciones, la pintura, las marionetas, el teatro…

Y es que en este mundo en el que las grandes cuestiones han pasado a un segundo plano, el arte se convierte en uno de los últimos bastiones para poder abordar misterios.

¿A quienes va dirigida la terapia? A discapacitados, a adolescentes con crisis de identidad y autoestima, a personas marginadas o excluidas, a objetos, sujetos u observadores de violencia o a cualquier persona cuyo caso y características precise de una terapia que no da la espalda a fundamentos más psicoanalíticos. Eso sí, sin dejar de tener como objetivo en todo momento una evolución positiva de la persona y nunca fatalista.




El fin de los significados. El fin de los porqués.

¿Por qué? La gran pregunta por antonomasia que ha creado y  sigue creando dolores de cabeza al ser humano. Se ha confundido correlación y causalidad, comprensión y explicación, eficacia de una práctica y veracidad de los presupuestos, sentido y significado, caminar y camino, metáfora y verdad.

Se pretendió y se sigue pretendiendo que la terapia sea una ciencia exacta, y en mi opinión va camino de conseguirlo, en la misma medida en que nosotros vamos siendo cada vez más “exactos” y menos teatrales; más accesibles a un tipo de terapia cómo moldeamiento necesario ante unas circunstancias acuciantes y negativas. No obstante, también el psicoanálisis buscando causas en el pasado del ser humano ignoró que la vida bien no deja de ser una génesis en el que nada tiene porqué ser cómo era antes o bien ser un guión en el que todo este escrito (o deba estarlo) y en la que para llegar al bienestar o la realización personal baste con representar dicho guión fielmente.

A base de demostraciones intelectuales el ser humano ha perdido el cuerpo (y el poder de la expresión corporal) por aislamiento del cerebro o, en el otro extremo, a fuerza de contrarrestar la mentalización, se ha perdido en su cuerpo cómo única instancia para el “insight” (término actual equivalente a las anteriores “revelaciones” ya obsoletas) Mitificar la conciencia ha sido el fundamento de ideologías que se han disecado en dogmas que confunden la búsqueda de espiritualidad con rituales que han perdido sus ritos.

El arteterapia no responde a ningún porqué sino que propone una metodología para un recorrido del “ser” en el presente por un espacio simbólico hacia un porvenir imprevisible y que se conforma con orientarlo hacia un “ser mejor”.

“Ocurre cómo si el individuo lanzara una especie de proyección onírica de la que el soñador se aprovecha, para seguir avanzando siguiéndose a sí mismo. El objetivo del arteterapia no es explicar el pasado sino abrir a anticipaciones imaginarias de sí, por medio de representaciones visuales, auditivas, cenestésicas…de las que la persona sigue la evolución hasta que inconscientemente elija una obra como modelo de identificación.”(J.P. Kein. Arteterapia)

Dotar a las personas de un papel en la obra de la vida

En definitiva, el arteterapia permite un abordaje de auténticas heridas, obsesiones, depresiones, vulnerabilidades o motivos de ansiedad que suelen forman parte de la trama interna de las grandes obras. 

Mediante una metaforización precavida y sin riesgos convierte al paciente en artista con expectativas de un futuro y destino de los que , ahora sí, es dueño. Futuros y destinos no tan buenos por mejor adaptados a su entorno cómo buenos por dotar de una esencia y sentido (que no significado) a su vida. Vida no tanto más perfeccionada cómo con sentido. Un sentido y un papel no menos necesario en este gran teatro que es el mundo en esta gran obra que es nuestra vida. Demos color pues.

“Debo de ser el único de mi especie que ha dominado y transformado en potencia creadora, gloria y jubilo una enfermedad mental tan grave” .Salvador Dalí




Jesús García Muñoz


Fuentes:


Franciso J.Coll Espinosa (Coor.)Arteterapia.Dinámicas entre creación y procesos terapéuticos.Universidad de Murcia (2006).

Jean-Pierre Klein. Arteterapia. Una introducción. Octaedro. (2006).

viernes, 25 de enero de 2013

«Ecología. Salvar el planeta. Qué ridiculez.»


"Hamid sabe que no sirve de nada luchar contra el inconsciente colectivo. Los tonos, los accesorios, los tejidos, los supuestos actos benéficos de la Superclase, los libros que se publican, la música que suena en la radio, los documentales de ex políticos, las nuevas películas, el material que se usa para hacer zapatos, los sistemas de abastecimiento de coches, los abajo firmantes para los congresistas, los bonos que venden los mayores bancos del mundo, todo parece estar concentrado en una sola cosa: salvar el planeta. Se están creando fortunas de la noche a la mañana, las grandes multinacionales consiguen espacios en la prensa gracias a alguna que otra acción irrelevante en esa área, organizaciones no gubernamentales sin escrúpulos ponen anuncios en poderosas cadenas de televisión y reciben cientos de millones de dólares en donaciones, porque todos parecen absolutamente preocupados por el destino de la Tierra.

Cada vez que veía en los periódicos o en las revistas a los políticos de siempre utilizando el calentamiento global o la destrucción del medio ambiente como plataforma para sus campañas electorales, pensaba para sí: «¿Cómo podemos ser tan arrogantes? El planeta fue, es y será siempre más fuerte que nosotros. No podemos destruirlo; si traspasamos una determinada frontera, nos eliminará por completo de su superficie, y seguirá existiendo. ¿Por qué no hablan de "no dejar que el planeta nos destruya"?»

Porque «salvar el planeta» da sensación de poder, de acción, de nobleza. Mientras que «no dejar que el planeta nos destruya» puede conducirnos a la desesperación, a la impotencia, a la verdadera dimensión de nuestras pobres y limitadas capacidades."


Paulo Coelho.El vencedor está solo.







La obsesión llega y dice


Metáforas ignoradas de hace unos cuantos siglos. La ciencia sigue descubriendo América. Y creyéndose mejores.

La obsesión llega y dice:

“A partir de ahora, tu destino me pertenece. Haré que busques cosas que no existen.
”Tu alegría de vivir me pertenece también. Porque tu corazón ya no tendrá paz, porque estoy expulsando al entusiasmo y ocupando su lugar.
”Dejaré que el miedo se esparza por el mundo, y tú siempre estarás aterrorizado, sin saber por qué. No necesitas saberlo: lo que necesitas es seguir aterrorizado, y así alimentar el miedo cada vez más.
”Tu trabajo, que antes era una Ofrenda, está ahora poseído por mí. Los demás dirán que tú eres un ejemplo, porque te esfuerzas más allá del límite, y tú sonreirás a tu vez y agradecerás el cumplido.
”Pero en tu corazón, yo estaré diciéndote que todo tu trabajo es ahora mío, y servirá para apartarte de todo y de todos: de tus amigos, de tu hijo, de ti mismo.
”Trabaja más, para que no puedas pensar. Trabaja más de la cuenta, para que dejes de vivir por completo.
”Tu Amor, que antes era la manifestación de la Energía Divina, también me pertenece. Y esa persona a la que amas no se podrá apartar un momento siquiera, porque yo estoy en tu alma diciendo: ‘Cuidado, puede irse y no volver’.
”Tu hijo, que antes debería seguir su propio camino en el mundo, ahora pasará a ser mío. Así, haré que lo rodees de cuidados innecesarios, que mates su gusto por la aventura y por el riesgo, que lo hagas sufrir cada vez que él te desagrade o te provoque sentimientos de culpa porque no correspondió a todo lo que tú esperabas de él”.

Por lo tanto, aunque la ansiedad sea parte de la vida, nunca dejes que ella controle tus movimientos.
Si se acercara demasiado, dile: “No me preocupa el día de mañana, porque Dios ya está ahí, esperándome”.
(MANUSCRITO ENCONTRADO EN ACCRA, EN TODOS LOS PAISES DE IDIOMA ESPAÑOL)

Paulo Coelho

El momento en el que la ciencia se destruye a sí misma


El sufrimiento es biológicamente y evolutivamente necesario para conservar la conciencia y la empatía humanas.

El ser humano en todos sus miles de años de historia se ha visto y se ve envuelto, tanto en la sociedad cómo en cada uno de nosotros, en un tira y afloja entre gobiernos de derechas y de izquierdas , entre la enfermedad y la salud, entre la vejez y la juventud, entre el desamor y el amor, entre la opresión y la libertad, entre el sufrimiento y el bienestar, entre la tragedia y la alegría, entre un bache y su resurgir, entre aceptar su condición y superarse a sí mismo.

Esta paradoja de definirnos por nuestro sufrimiento suele estar implícito no solo en las formas de gobernar un país ( he aquí la razón del bipartidismo) sino también en la gran mayoría de obras teatrales, musicales, cinematográficas, literarias y en definitiva artísticas que más nos han llegado. Véase la saga de Harry Potter como un adolescente solitario, marginado y huérfano, cuya mayor razón de sufrimiento (la muerte de su madre y el sacrificio de dar su vida por él) se convierte al mismo tiempo en su mayor arma para vencer al mal. El bien y el mal. Otro tema ligado al sufrimiento y al resurgir como bien se ve en los libros de  J. R. R. Tolkien en su Señor de los Anillos (el anillo de poder que solo puede portar el más pequeño de todos; Frodo), en el gran Luke Skywalker de  la omnipresente saga de Star Wars (la lucha contra el lado oscuro de la fuerza). Y un sinfín de otras obras que encarnan esa misma base subyacente: Los miserables, Gladiator, La Biblia

Sin embargo, a fuerza de descubrimientos intelectuales, la ciencia por primera vez pone sobre la mesa que la contraposición entre sufrimiento y felicidad humana no solo es un tema capaz de hacer grande cualquier obra literaria o cinematográfica que busca éxito de masas. La ciencia, por primera vez, plantea una teoría en la que se pone en evidencia a sí misma. Una teoría que supone la necesidad biológica que tiene el ser humano de atravesar periodos de sufrimiento para conservar precisamente su condición humana (su conciencia del ser).Por primera vez la ciencia desvela que el progreso hacia la felicidad más plena se convierte paradójicamente en un obstáculo para el ser humano que conocemos. Ahora ¿Qué pesará más?¿La ciencia que prefiere hacer oídos sordos y mirar para otro lado?¿Aquella que busque crear un ser humano distinto y superior, sin posibilidad de sufrir?¿O la ciencia que busque conservar una existencia tan bella como es aquella de la que podemos disfrutar?. Algo me dice que lo último no ocurrirá, eso significaría  el instante en el que la ciencia admita ser inferior a la naturaleza; en el que se rendiría a ella.Sería negar la naturaleza humana. Porque eso es ante lo que estarán cuando lean el fragmento de a continuación, estarán en el momento en el que la ciencia se destruye a sí misma como herramienta para mejorar al ser humano. Porque seguro que seguirán mejorando las condiciones de vida, es inevitable (también forma parte de nuestra naturaleza), pero no para el ser humano porque este ya habrá dejado de existir como tal.

Jesús García Muñoz

El autoengaño es una de las raíces más profundas de los conflictos y la locura humanos […].

Los solapamientos genéticos (diferencias individuales, virtudes y defectos, fortalezas y debilidades, unas características, unos gustos, unos hábitos, unas formas de pensar) que nos unen y nos dividen son trágicos no el sentido cotidiano de una catástrofe, sino en el sentido teatral de un estímulo que nos impulsa a considerar nuestra condición. […].

El agridulce proceso de definirnos por nuestros conflictos por los demás no es un simple tema para la literatura, sino que puede esclarecer la naturaleza de nuestros sentimientos y el contenido de nuestra conciencia.

Si un genio nos permitiera pertenecer escoger entre pertenecer a una especie que pudiera alcanzar la igualdad y solidaridad perfecta, y pertenecer a una especie como la nuestra, donde las relaciones con los padres, los hermanos y los hijos tienen un valor único, no está claro que optáramos por la primera posibilidad. Nuestros familiares más cercanos ocupan un lugar especial en nuestro corazón solo porque el lugar de todos los demás seres humanos, es por definición, menos especial, y hemos visto muchas injusticias humanas tienen su origen en eso hecho. Asimismo, la fricción social es un producto de nuestra individualidad (peculiaridades, lo que nos diferencia, lo que nos aísla) y de nuestra búsqueda de felicidad. Podemos envidiar la armonía de una colonia de hormigas, pero cuando Z, el alter ego de Woody Allen, se lamentaba a su psiquiatra de que se sentía insignificante, éste le contestó”Has hecho un gran avance, Z. Eres insignificante”.

Dice Donald Symons que tenemos un conflicto genético para dar las gracias por el hecho de que tengamos algún sentimiento hacia las demás personas. La conciencia es una manifestación de las computaciones neuronales necesarias para averiguar cómo conseguir cosas escasas e imprevisibles que necesitamos.

Tenemos hambre, saboreamos la comida y tenemos paladar para un sinfín de gustos fascinantes porque durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva fue difícil conseguir alimentos. Normalmente no añoramos el oxígeno, ni nos produce placer ni fascinación alguna, pese a que es esencial para sobrevivir, porque nunca fue difícil obtenerlo. Simplemente respiramos.


Lo mismo podría ocurrir con los parientes, las parejas y los amigos. Decía antes que si se asegurara que los dos componentes de la pareja fueran fieles, se favorecieran mutuamente y murieran al mismo tiempo, sus intereses genéticos serían los mismos, encarnados en sus hijos comunes. Se puede imaginar incluso una especie en que todas las parejas estuvieran abandonadas en una isla para toda la vida y sus hijos se dispersaran al llegar la madurez, para no regresar jamás. Dado que los intereses al principio genéticos de los dos que forman la pareja son idénticos, se podría pensar al principio que la evolución les otorgaría la dicha del amor sexual y romántico y de la amistad perfecta.

Pero según Symons, nada así ocurriría. La relación entre la pareja evolucionaría hasta ser igual que la simple relación entre las células de un cuerpo, cuyos intereses genéticos son también idénticos. Las células del corazón y las del pulmón no tienen que enamorarse para vivir en perfecta armonía. Del mismo modo, las parejas de esa especie tendrían relaciones sexuales con el único objetivo de procrear (¿por qué desperdiciar energía?) y el sexo no proporcionaría más placer que el resto de la fisiología reproductora, por ejemplo la liberación de hormonas o la formación de gametos:

"No existiría el enamoramiento, porque no habría compañeros alternativos entre quienes escoger, y enamorarse sería un inmenso despilfarro. Uno querría a su compañero literalmente como a sí mismo, pero ahí está la cuestión: uno no se quiere a sí mismo, excepto metafóricamente; uno es él mismo. Los dos serían, en lo que la evolución se refiere, una misma carne, y sus relaciones estarían gobernadas por una fisiología mecánica [...].Uno podría sentir dolor si observara que su compañero se corta, pero nunca se desarrollarían todos los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja y que hace tan maravillosa la relación cuando funciona bien ( y tan dolorosa cuando no funciona ).Aun en el caso de que la especie los tuviera cuando la pareja inició ese modo de vida, la selección natural los eliminaría, como eliminó los ojos del pez que vive en las marismas más profundas, porque serían un alto coste y no reportarían un beneficio alguno."

Lo mismo ocurre con los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja, familia y nuestros amigos: la riqueza e intensidad con la que los albergamos en la mente son la prueba del valor y la fragilidad que esos lazos tienen en la vida. En resumen, sin la posibilidad de sufrir, lo que tendríamos no sería una dicha armoniosa, sino que, al contrario, careceríamos por completo de lo que nos hace humanos; la empatía y la conciencia.

Steven Pnker. La negación moderna de la naturaleza humana.





Si ven este vídeo seguramente les caiga muy mal el tipo Ruso de la conversación. Si no han estudiado psicología simplemente les caerá mal y no sabrán por qué. Si han estudiado psicología, filosofía, sociología o cualquier disciplina que profundice en el ser humano sabrán cual es exactamente la razón de su descontento.




Sin embargo, si terminan de ver la película, quizás algo cambie en su forma de pensar, seas quien seas.




La felicidad en las pequeñas cosas. 5 secretos para mejorar tu día a día.


Existen personas que asocian la felicidad con una realidad trascendente y es verdad que la dicha, está marcada por el gozo pleno, sin embargo, la felicidad es mucho más terrenal de lo que parece a simple vista, por lo que también es importante, buscar estrategias cotidianas para conseguirla.
 
Dónde buscar la felicidad

1. En primer lugar, busca diez minutos para ti en la rutina diaria. Diez minutos en los que puedas desconectar de todo y no hacer nada. Por ejemplo, llegando la primavera, puedes sentarte en un banco, disfrutar del paisaje y respirar aire puro.

2. Disfruta de una buena alimentación porque los alimentos están directamente vinculados con las emociones. Por ello, disfruta de la dieta mediterránea y bebe abundante agua cada día.

3. Realiza ejercicio físico todos los días, disfruta de un agradable paseo de media hora. Este hábito te obliga a salir de casa, te permite ver a más gente, intercambiar impresiones con otras personas…

4. Empieza cada mañana con un buen objetivo y cúmplelo. Dentro de este contexto, conviene recordar que hacer una buena acción cada día es muy saludable.

5. Rodéate de personas a las que quieres, demuéstrales tu cariño. Dar amor te hace mucho más feliz que recibir afecto. Practica la empatía.

La felicidad cotidiana

La felicidad cotidiana es la que de verdad tiene peso para el alma humana. Y en este sentido, resulta curioso que a partir de los 70 años de edad es cuando las personas de verdad son felices porque en esa etapa, a diferencia de la juventud, se vive más el ahora, se tienen menos expectativas de futuro, por ello, los momentos más sencillos tienen un significado especial.

Tomar un café en tranquilidad, hacer un curso, tener una conversación profunda, viajar, leer un buen libro… Son placeres que hacen que tu vida sea más profunda en la rutina cotidiana.

¿Dónde está la felicidad? Dentro de ti.




Fuentes:

¿Te preocupa no encuentrar pareja?


Existen personas a las que les encantaría encontrar el amor, y sin embargo, no encuentran pareja. Detrás de este tipo de contradicción emocional, en ocasiones, conviene ir más allá porque puede que sea la propia persona quien se esté boicoteando en su deseo de felicidad. Así sucede, por ejemplo, cuando alguien tiene unas expectativas tal altas y un prototipo de persona ideal, que es imposible de encontrar en la realidad. Así se comportan también quienes comparan a cualquier posible nuevo amor con una relación del pasado.

Buscar pareja

Para encontrar pareja, en ocasiones, hay que buscarla. Conviene tener cuidado porque buscar pareja no es como ir detrás de otro objetivo. Esta meta no depende únicamente de tu voluntad, por tanto, relájate, vive y no te cierres solo hacia esta dirección. Haz lo posible por conocer gente nueva, centra tu atención en los medios y no en el resultado. Esa es la clave para sentirte bien contigo mismo por haberlo intentado pero sin sentirte frustrado por no haber cosechado el éxito que te hubiese gustado tener.

Recuerda que hoy día es posible buscar pareja a través de internet, y que esta técnica, ha dado muy buenos resultados a muchas parejas que se conocieron vía online. Por tanto, no te cierres puertas e intenta estar receptivo al amor, da igual cómo llegue a tu vida.
 


Estar sin pareja

Estar sin pareja es un estado puntual de la vida, por tanto, si es algo que a ti te hace sufrir, entonces, intenta analizar la situación con objetividad: este periodo puede tener principio y final. En algún momento puedes conocer a alguien especial.

Por otra parte, a veces, desde la soledad se idealiza mucho el amor en sí mismo. Esta idealización te lleva a añorar la vida de otras personas cuando en realidad, una relación de pareja no es el antídoto de la felicidad absoluta. La felicidad está en ti y en la compañía que te das a ti mismo.

Fuentes:

Terapias de la Gestalt. Aceptar el destino y enfrentar la adversidad


 Aceptar vivir lo que nos toca

Resiliencia es la capacidad para aceptar vivir lo que toca, enfrentar el dolor y   trascenderlo. Si hay algo que no podemos evitar es mejor enfrentarlo y no quedarnos atrapados en la queja - ¿por qué a mí? –  o en la actitud de víctimas –  no me lo merezco-.

Debemos encontrar las estrategias para salir adelante como lo describe Viktor Frankl,  desde su propia experiencia en un campo de concentración, en su obra El hombre en Busca de Sentido.

Una de las estrategias más importantes para enfrentar las adversidades que descubrió el Dr. Frankl fue la de   hallar un sentido a la vida y al sufrimiento. Es muy importante descubrir, como una experiencia dolorosa o traumática, puede convertirnos en una persona más fuerte, en un mejor ser humano o como, a partir de lo que hemos tenido que enfrentar, podemos ser capaces de apoyar o acompañar a otros seres humanos a enfrentar su propio dolor.

No se trata de buscar el dolor para sufrir y alcanzar el Reino de los Cielos, nada más lejos de eso. No tenemos que buscar las experiencias de dolor, es la vida la que nos la pone en frente. Cuando una persona “disfruta del dolor” estamos ante un masoquista, no un ser resiliente. Sin embargo, cuando no tenemos más remedio que enfrentar lo inevitable, entonces sí, debemos buscar la mejor manera de enfrentarlo de manera consciente y con  aceptación, responsabilidad y coraje.

Quién es resiliente

La resiliencia es una capacidad con la que todos nacemos pero debemos desarrollarla en todo momento. Nunca se llega a ser completamente resiliente, como algo ya hecho y terminado. Eso sería como haber encontrado la receta para enfrentarnos al dolor, lo cual es imposible. Nunca hay una experiencia idéntica a otra, cada experiencia implica una respuesta particular que se ajuste a dicha situación y sólo a ella.

Convertirse en “resiliente” es lo mismo que convertirse en “persona”,un proceso permanente, que nunca acaba, mientras tengamos vida.

Aceptar la presencia del dolor en la vida y sus efectos, es de las cosas que más me han hecho madurar. Sin embargo, nunca es una “prueba superada”, el riesgo de enfrentar al dolor pereciste y debemos estar siempre preparados y fortalecidos para enfrentarlo.

Lo primero que debemos aceptar, si queremos ser personalidades resilientes, es que el dolor es parte de la vida, así como el placer o la tristeza. Si lo negamos, evadimos o reprimimos, también nos cerramos a las experiencias agradables, es como estar anestesiado o muerto en vida. No es posible cerrarse sólo a las experiencias o sensaciones desagradables, si te niegas a sentirlas, pierdes también la oportunidad de sentir la felicidad, el placer y el amor.




Victor Frankl nos habla de su experiencia e estar “cruzado” con un destino distinto en a cada momento. Cuenta la ocasión en que su nombre estaba en la lista para el traslado de enfermos a un “campo de reposo” pues se necesitaban algunos médicos. Sin embargo, nadie creía que el lugar de destino fuera realmente un campo de reposo. Unas semanas atrás se había preparado un traslado similar y todos creyeron que los llevaban a la cámara de gas.

Cuando se anunció que quien se presentara voluntariamente al temido turno de la noche sería borrado de la lista, se ofrecieron de manera voluntaria, 28 prisioneros. Menos de media hora después se canceló el transporte para aquellos 28 prisioneros que habían quedado en la lista del turno nocturno y para ellos significó la muerte en menos de dos semanas.

Ahora, de nuevo, se disponía por segunda vez del transporte para el campo de reposo y no sabían si se trataba de una estratagema para llevarlos a una cámara de gas o a  un campo de reposo de verdad. El médico en jefe le dijo al Dr. Frankl que, si él quería, podía ordenar que se borrara su nombre de la lista de traslado. El Dr. Frankl le respondió “Eso no va conmigo, prefiero quedarme con mis amigos sea el destino que sea”. Él había aprendido a aceptar su destino, fuera el que fuera.

A la mañana siguiente el Dr. Frankl partió en el transporte en el que corría el peligro se der transportado a un destino fatal. Sin embargo, en esa ocasión no se trataba de un truco y de verdad fueron llevados a un campo de reposo. Los que se habían quedado en el campo intentando salvarse, lo que hicieron fue sellar su propio destino, pues en menos de dos semanas murieron de hambre.

Viktor Frankl nos relata entonces el cuento de Muerte en Teherán para ejemplificar el cómo, la mayoría de las veces, es imposible escapar del propio destino. El cuento dice así:

“En cierta ocasión, un persa rico y poderoso paseaba por el jardín con uno de sus criados, compungido éste porque acababa de encontrarse con la muerte, quien le había amenazado. Suplicaba a su amo para que le diera el caballo más veloz y así poder apresurarse y llegar a Teherán aquella misma noche. El amo accedió y el sirviente se alejó al galope. Al regresar a su casa el amo se encontró a la muerte y le preguntó: ¿Por qué has asustado y aterrorizado a mi criado?” “Yo no le he amenazado, sólo le mostré mi sorpresa al verle aquí cuando en mis planes estaba encontrarle esta noche en Teherán”, contestó la muerte.

Las dos caras del dolor

Las experiencias dolorosas y los traumas tienen dos caras: la pena por el dolor sufrido y el aprendizaje o el desarrollo que nos ofrecen. No queremos volver a repetir el sufrimiento, pero podemos agradecer lo que éste nos dejo como enseñanza.

Pienso que, una de las cosas que implican mayor reto para forjar una personalidad resiliente, es encontrar el sentido al dolor. Y creo que la causa de ello, es que la sociedad nos hace negarlo o calificarlo de malo: “no te quejes, “de todo te cansas”‘ “échale ganas”; “no es para tanto”; “ya no estés triste”, etc.

También está la otra cara de la moneda, los que se apegan al dolor y al sufrimiento creyendo que con eso alcanzarán el cielo, pero no se comprometen a salir de él, renuncian a crecer encontrándoles un sentido, un aprendizaje, utilizando el dolor como un medio de enseñar o apoyar a otros y se quedan en el papel de víctimas.



La personalidad resiliente es aquella que desarrolla las capacidades de la Resiliencia: optimismo, autoestima, sentido de vida, fe, creatividad, humor, etc. Tutor de Resiliencia, por otro lado, es aquel que brinda apoyo a aquellos que han sufrido un trauma o a cualquiera que sufre, para que desarrollen las capacidades de la personalidad resiliente. Creo que, para llegar a ser tutor, tienes que trabajar primero en tu ser resiliente.




Fuentes:

Miedo a hablar en público. La ilusión de la transparencia.


Una buena parte de las personas evita hablar en público y la sola idea de tener que hacerlo le provoca un revuelo de mariposillas en el estómago. Una de las razones de este miedo radica en que tememos equivocarnos, no desempeñar bien nuestro papel y, sobre todo, pensamos que los demás pueden escrutar nuestras expresiones y detectar qué es lo que realmente sentimos.

Este último aspecto se conoce en la Psicología como “La Ilusión de la Transparencia” y no solo se aplica a los discursos ante un gran público sino incluso a las conversaciones más íntimas. Por ejemplo, ¿en cuántas ocasiones te has sentido tan triste que has pensado en cancelar una cita con los amigos pero después has acudido y estos no se han percatado de nada? De seguro te habrá sucedido en varias ocasiones. Y es que presuponemos que los demás son capaces de detectar nuestras emociones e ideas. Sin embargo, la realidad es bien diversa. Realmente no somos un libro abierto.

En el 2003 se realizó un experimento muy interesante en el cual se le pedía a un grupo de personas que diesen un pequeño discurso y que valoraran cuán nerviosos pensaban que el público los percibiría. A continuación, se le pidió a quienes componían el público que valorasen el nivel de nerviosismo que habían percibido en el orador. El resultado no dejó lugar a dudas: las personas sobreestimaban la percepción de los otros. Es decir, el público los percibía con una actitud más tranquila y calmada de la que ellos mismo creían proyectar.

Antes de este experimento, en el 1999, se realizó otro estudio igualmente interesante. En este caso se trataba de que las personas evaluaran cómo serían percibidas por las demás al decir una mentira, beber un refresco de sabor desagradable y mostrar preocupación ante una emergencia. En todos y cada uno de los casos, las personas pensaron que sus emociones eran mucho más evidentes de lo que reconocía el interlocutor.

En este punto probablemente te estarás preguntando para qué te sirve conocer este fenómeno. La respuesta es muy sencilla: si sabes que los demás perciben una versión de ti mucho menos angustiada, nerviosa o estresada, esto podrá ayudarte a disminuir la ansiedad y, a la larga, no solo podrás transmitir una imagen más serena sino que te sentirás más cómodo y relajado.

Una manera muy curiosa de comprobar este fenómeno consiste en tararear el ritmo de una canción y pedirle a un amigo que adivine de cuál se trata. Si no tienes grandes dotes musicales, te asombrará ver que tu amigo no logrará determinar de qué canción se trata, incluso si piensas que la has tarareado a la perfección.

La buena noticia es que no estás solo. En el 1990 se llevó a cabo un experimento similar y se apreció que las personas descubrían de qué canción se trataba solo en el 3% de las veces, incluso si se trataba de ritmos tan conocidos como “Cumpleaños Feliz”.

Este pequeño experimento nos demuestra que lo que puede ser muy obvio para nosotros, puede no serlo para quienes nos rodean. Sin lugar a dudas lo mismo te habrá pasado al enviar correos electrónicos. A veces pensamos que lo que hemos escrito es muy obvio y nos asombra recibir preguntas sobre el contenido.


Fuentes:


Savitsky, K. & Gilovich, T. (2003) The illusion of transparency and the alleviation of speech anxiety. Journal of Experimental Social Psychology; 39(6): 618–625.

Savitsky, K. & Gilovich, T. (1999) The Spotlight Effect and the Illusion of Transparency. Egocentric
Assessments of How We Are Seen by Others. Current Directions in Psychological Science; 8(6): 165-168 .

Newton, L. (1990) Overconfidence in the communication of intent: Heard and unheard melodies. Doctoral dissertation, Stanford University, Stanford, CA.

¿Que me voy a encontrar en una entrevista de trabajo?


A la hora de realizar un proceso de selección de personal para cubrir un puesto de trabajo, una de las herramientas imprescindibles que suelen utilizar los departamentos de recursos humanos son los tests psicométricos, ya que permiten evaluar a los candidatos de forma simple y rápida y conocer rasgos de personalidad, capacidades y aptitudes de ellos que sería imposible conocer de otro modo.


Tests de inteligencia

Se utilizan para determinar nuestro cociente intelectual, así como la capacidad de síntesis y análisis y para valorar nuestro razonamiento numérico, verbal y abstracto. Habitualmente han de realizarse en un tiempo determinado, por lo que es habitual no terminarlo. El más común es el test de Raven, en el que nos presentarán una serie de figuras para que nosotros determinamos cuál es la que falta. Este test evalúa nuestro nivel de concentración, observación y lógica.

Pruebas de aptitud

Mediante ellas se evalúan nuestras capacidades y aptitudes profesionales, para ver si somos el candidato idóneo para el puesto, ya que evalúan capacidades como las dotes de mando, la toma de decisiones o nuestro dominio de idiomas.

Tests de personalidad


Estos tests analizan nuestros rasgos de la personalidad mas determinados, como la confianza en nosotros mismos, el autocontrol, la estabilidad emocional y nuestra sociabilidad, entre otros. Podemos tener la tentación, mientras los realizamos, de intentar modificar el resultado intentando simular que poseemos los rasgos de personalidad que consideramos más adecuados para el puesto, pero estos tests están formulados contemplando estas variables.

Realmente no hay respuestas correctas o incorrectas, pero sí pueden detectar que estamos mintiendo sobre nosotros mismos, lo cual nos dejará fuera del proceso de selección inmediatamente.

Fuentes: