Imposible es que una película con una décima parte del presupuesto de
las grandes cintas Hollywoodenses
consiga una cifra record de 2.700.000 espectadores en dos fines de
semana cuando eso de “gastarse el dinero en ir al cine” esta pasado de moda y
mas con la subida del IVA. Imposible de creer es que tuvieran que atender a una
espectadora en el estreno mareada de “saturación emocional”. Y es que estamos
ante una superproducción altamente efectista. Imposible de creer es que en solo
11 días se convierta en el estreno más visto en nuestro país de todos los
tiempos. Aún más imposible de creer es que se trate de un producto Español si
no te lo dicen. Incluso para los propios españoles. Solo hay algo más imposible
que todo esto y es la increíble y verdadera historia que subyace a una película
a la que ya muchos pronostican un podio en el Olimpo de esas obras de arte que
nunca mueren.
Lo imposible es el título de una superproducción cinematográfica española dirigida por el ahora “director español revelación” Juan Antonio Bayona. Aunque ya se hizo un hueco entre los mejores con El orfanato (2007) parece que este film apunta a convertirse en un taquillazo de otro planeta. Los titulares de “Bayona consigue lo imposible” se multiplican a velocidad de crucero. Estamos ante una película que no solo rompe los moldes del cine español y le juega un pulso “a las americanadas emocionales” sino que desmitifica de una vez por todas que en España las superproducciones no se estilan y grita en lo más alto que el arte y la cultura española no solo le ha echado un pulso al resto en el Olimpo del séptimo arte, sino que lo ha ganado. Y lo ha ganado con un presupuesto de 30 millones frente a los 200 habituales de las películas norteamericanas.
¿Dónde está el secreto del éxito?
Pongamos
las cartas sobre la mesa. Cierto que no toda la financiación es española.
Cierto que los costes de distribución recayeron sobre la estadounidense y
todopoderosa Warner Bros. Cierto que
los actores protagonistas son selectas estrellas de Hollywood; Naomi Watts y
Ewan McGregor. Pero todo lo demás, el equipo y la industria de la película es
100% española. Y debemos enorgullecernos del éxito. Bayona rechazó un sinfín de
buenas ofertas de fuera, decidió apostar por lo que él creía, aunque eso
significará un menor presupuesto, decidió hacer las cosas a su manera sin depender
de nadie y ganó. El apartado técnico esta de sobresaliente en la escena del tsunami (todo un espectáculo
audiovisual) y en toda la película. Los planos, el movimiento, la producción,
el maquillaje, los efectos especiales y el gran estandarte que significa el
guión, con mención aparte para su autor; Sergio
G.Sánchez, se fusionan para crear una de las películas que más “han
llegado” al corazón de los más
sensibles.
El film narra la historia real de un matrimonio español (interpretado por
Naomi Watts y Ewan McGregor), y sus tres hijos, que comienzan sus vacaciones en
Tailandia, pasando unos días en un complejo hotelero del paraíso tropical. Sin
embargo, sus idílicas vacaciones quedan interrumpidas cuando un devastador
tsunami arrasa con la zona costera, por lo que la familia queda separada y esto
hace que se desencadene una frenética
búsqueda.
La gente hace algo que ya estaba
un poco olvidado “hablar y comentar la increíble película que ha visto”, la
trasmisión boca-boca viaja a la
velocidad de la luz. La gente en la sala al terminar la película hizo algo que
no veía desde hace mucho tiempo, cuando entonces el “cine” y su gran pantalla
estaba mucho más valorado, al terminar la película, sorprendentemente, la gente aplaudió. La gente lloró,
pero no solo de pena, sino también de alegría. Estamos ante una obra que te
subsume en una “montaña rusa emocional”,
inteligentísimamente montada, usando unos artefactos psicológicos más que pensados con el único objetivo de empatizar con el espectador desde el
minuto 1.
Y lo cierto es que, a mi juicio,
lo consigue mejor que ningún otro precedente hasta ahora. Y lo consigue, como
digo, en una época en la que el cine está de capa caída y lo consigue con una
película, que paradójicamente, se siente igual en el cine que un pequeño
televisor en blanco y negro. Porque es una de esas películas cuyo fuerte está
más en lo que transmite que en cómo lo trasmite. Sin embargo hay algo
que nos empuja a ir con más gente a verla a la gran pantalla, sentados junto a
desconocidos, compartiendo una experiencia.
La clave de esa montaña rusa
emocional, aunque resulte para muchos exagerado, es “cebarse” en el sufrimiento
y el dolor más tangible y cercano
.Una herida puede empatizar con las personas mucho más que una caída de un
séptimo piso por la simple razón de que no todos nos hemos tirado “desde un
séptimo” pero si todos hemos tenido heridas. Nuestra mente guarda un recuerdo
de ese estímulo, nuestra mente asocia
lo que vemos en la película con nuestras
propias vivencias. Después, el espectador ya irreversiblemente en la piel
de los personajes, también capta los sentimientos (no el dolor) del personaje
como propios. Lo que viene a ser empatizar. Con la banda sonora de la saga de
terror/horror Saw de fondo, Lo imposible, no se quedaría nada atrás
en cuanto a “lo gore” que puede
llegara a ser. Pero está película no
admite medias tintas, es “ñoña” y violenta
a partes iguales.
El film se sirve de técnicas muy inteligentes;
símbolos, asociaciones de objetos con personas para crear vínculos emocionales
más eficaces en la memoria, para que nada se le pase por alto al espectador,
incluso al más insensible.
Técnicas como las continuas
carreras de los personajes de un punto a
otro (punto que la escena nos invita a imaginar), o una pelota rodando de
un punto a otro (que la escena nos obliga
a imaginar).Es decir es suspense, es una
constante invitación al espectador a crear sus propios esquemas mentales de la
escena, una constante invitación a que el propio espectador sea el agente
activo poniendo en marcha su imaginación
y creando expectativas (tan ingenuas
como humanas) que sin piedad nos destrozará el director segundos después.
Otro ejemplo (atención spoiler)
de cómo empatizar se refleja en el momento en el que uno de los niños le da por
ponerse a orinar y se enfoca la, bien conocida por todos, expresión facial de
relajación del niño. Esto supone un bajón en esa montaña rusa emocional, de
nuevo una expresión emocional básica y
común a todos (jóvenes, viejos, mujeres, hombres, chinos, australianos…)
para ponernos en la piel del personaje, para justo después ofrecernos la más
emotiva de todas las escenas. Solo a alguien muy atrevido e inteligente se le puede ocurrir la
desfachatez artística de hacerle orinar
a uno de sus personajes antes de ponerle
la guinda a la película. Solo
alguien muy inteligente y que sabe muy bien que aunque las personas nos
empeñemos en querer ser especiales y distintos hay ciertas cosas que nunca
cambian y muchas otras que están cambiando, pero no deberían hacerlo. Porque
aunque el mundo cambie nosotros seguimos siendo los mismos. Niños de distintas
edades que ríen, corren (la bolsa), juegan (al fútbol con su equipo todas las
tardes de domingo), lloran (su hipoteca), les gusta leer cuentos (en el
horóscopo del diario matutino), y buscan querer y ser queridos.
Críticas
… “está es mejor que Titanic” se escucha mormurar tras salir
del cine a la gente. Las comparaciones con ese abanico de películas
“catastrofistas” que apelan a lo más
básico y humano; el sufrimiento, la
supervivencia, el altruismo y el amor, con Titanic al frente, resultan inevitables. Pero lo más grande y paradójico de este film es que es un
drama que acaba bien. No se molesta
en ocultarlo bajo la premisa (que no se han cortado en difundir en las campañas
de promoción) de que “Esto que van a ver
no es una película sino una experiencia”. El desenlace del film era
conocido por todos. Por eso, porque esta película tiene casi más una finalidad experiencial y didáctica que de intrigar al espectador con una acción, tramas
y personajes elaborados.
Pero esta finalidad parece que
mucha gente no lo ha comprendido. Su guionista S.G. Sánchez, en entrevistas, se
revela ante críticas como que
algunos personajes son muy perfectos y poco creíbles, están poco aprovechados o
que en algunas escenas se abusa de la lágrima
fácil cuando no era necesario “explicitar algunos sentimientos” sino mejor
dejar que surjan espontáneamente en el espectador sin hacerle reaccionar de una
manera determinada. “Con imágenes hubiese
sido suficiente”, “Se ceba en el
dolor y la angustia de forma innecesaria”.
S.G.
Sánchez contrataca, primero, dejando claro que no se trata de una película de
catástrofes, y quien lo crea es que poco ha entendido de lo que quiere
trasmitir la película. Y segundo recalcando su valor casi didáctico, ya que su máximo objetivo es trasmitir valores que nos incumben a todos y, para
ello, empatizar. Y si para lograrlo
se deben explicitar los sentimientos “llevando al espectador de la manita” se
hace, aunque se caiga en la lágrima fácil. Cabe recordar que en la película se
trasmiten valores que nos incumben a
todos, pero llega a personas que no
los captan con la misma facilidad, que no empatizan con la misma facilidad.
Si para transmitir esos valores se debe perder un enfoque más global de toda la
significación de la catástrofe en Tailandia se hace. ¿O acaso usted ha ido al cine
para ver un documental?
“Cuando alguien se refiere a nuestra cinta como «película de catástrofes»
siento que no han entendido la propuesta o que aún no han podido acercarse a
ella. Es una historia universal, de
hecho jamás se menciona la nacionalidad de nuestros protagonistas. Son una
familia. Cualquier familia. Hablar de nacionalidades en ese contexto nos
parecía innecesario” Sergio G.Sánchez.
Dicho sea de paso, menudo ejemplo le hemos dado a los norteamericanos , que no paran de “airear” su banderita allí dónde ponen
el dedo en cualquier película, de que una obra
de arte que busca emocionar a la mayoría debe buscar lo común entre las culturas y no hacer prevalecer ninguna
nacionalidad sobre otra haciéndose “los héroes”.
Una razón más por la que
enorgullecernos por nuestros cineastas españoles, que a pesar de que tendrían
más razones para vender “la marca
española”, ninguneada hasta el momento, no lo hicieron demostrando que los
valores que trasmite el film están también detrás de los focos. En esta
película hay un solo héroe y ese
héroe es el amor que une a una familia. Hasta la oscarizada Titanic al final de la película no puede
evitar sacar en un plano a la “estatua de la libertad” como símbolo
estadounidense. En esta película se oculta en todo momento la nacionalidad española de la auténtica
familia de la historia en la que está basado el film. En esta película los únicos protagonistas son los lazos que
unen una familia (española o asiática, americana o tailandesa, cualquier
familia) hasta límites insospechados, bajo un leitmotiv que todo español en
crisis entiende e interioriza a la perfección, bajo la imagen esperanzadora de que “la familia
unida puede superarlo todo y salir adelante”.
Una razón más del éxito de la
película en nuestro país puede ser la propia situación de crisis económica que estamos viviendo. Estudios transculturales
plasman datos que nos hacen reflexionar mucho, datos tales como que a medida
que los países entran “en etapas de crisis” aumenta la empatía entre las
personas. ¿Curioso verdad? Bueno eso hace que la película este siendo un
taquillazo y también que el fin de semana del estreno llovía y no había liga de
fútbol.
Y esto último es precisamente el
problema de nuestro mundo. Que hay gente que preferiría ver fútbol antes que
está película. La mayoría hombres, la mayoría gente “menos sensible”. No juzgo
nada, simplemente lo expongo desde datos válidos y fiables. Lo digo de ante
mano, si usted es de esos que llaman “pastelón” hasta clase de película porque
no saben ver lo que hay detrás de
esos “pasteles” no se moleste en seguir leyendo, no tengo ninguna intención de
ser diplomático en el análisis de la película. No se aburra usted ni me
ridiculice a mí. Yo me apoyaré en el
razonamiento de que el cine cómo todo arte busca emocionar y aquella película que mejor lo consigue, mejor se la
debería de valorar. Está emociona como pocas o como ninguna hasta ahora. Eso es
innegable. Ahora, si en usted pesan más otros criterios, allá usted y su
empatía.
Pero el mundo iría mucho mejor si más gente viera estas películas y
las comprendiera. O al menos, algo mejor, si la gente que realmente les gusta
no se
avergonzara de enamorarse de ellas. Pueden engañarse a ustedes mismos
pero el taquillazo ya habla por sí solo.
Al menos en nuestro país. ¿Creen que el rasgo de personalidad que prevalece en
la población española es la extroversión?
Pues se equivocan, quizás tengamos fama de abiertos y simpáticos (o eso es lo
que nos gusta creer y hacer creer) pero el rasgo que prevalece es el neuroticimo según muestran estudios de
psicología, y el neuroticismo viene a ser “sensibilidad”.
Europa nos estará ofreciendo rescates
económicos, pero nosotros, con esta película les estamos ofreciendo a
nuestros “compis” del norte y del mundo “más productivo” un rescate mucho más
importante en sus vidas, aunque aún no lo sepan.
“De nuevo, si tuviese que contar una historia sobre el momento que
vivimos intentaría imaginar un héroe anónimo que consigue transformarse y
transformar profundamente su entorno. Y creo que ese guión nos lo vamos a tener
que escribir todos. Nos vamos a tener
que rescatar nosotros primero de nuestros políticos y luego de aquellos que
dictan las decisiones de nuestros políticos.” Sergio G.Sánchez.
Mensaje en la botella
La pena, como digo, es que a
muchos le habrá aburrido este artículo tanto como la película. La pena no es
que no lloren sino que no han entendido nada.
La película finaliza con una
imagen en la que se observa el avión que trasporta a la maltrecha, pero unida, familia lejos del lugar de la catástrofe hacia
su hogar. Una persona “sin muchas
miras” no se plantea porque sale el mar enorme de fondo y el avión minúsculo
sobre él. El director podría haber decidido plantear la toma de mil maneras
distintas (se ven lo motores del avión, se ve el avión reflejado en el mar, se
ve el avión de cerca y punto, no se ve el avión), pero eligió justo esa, por
una razón concreta (y a eso se le llama creatividad).Una razón que muchos no
ven y es el mensaje de la película; “Usted
es pequeño en este azaroso mundo, insignificante, pero su vida, huir del
derrotismo y luchar por lo que quieres merece la pena”
Pero no se queda ahí, va más allá. La escena más dramática de todas es
probablemente cuando María (Naomi Watts) y su hijo mayor (Tom Holland) se
encuentran “milagrosamente” en la salvaje
marea que les empuja a los dos y a las “monstruosas e implacables”
toneladas de escombros que los golpean sin piedad. Ambos se ven. Pero están alejados. Ya se han encontrado, saben que no están solos en el mundo
¿cuán improbable era coincidir con tu hijo o con tu madre después de que una
ola gigante arrase un poblado? Ambos relativamente seguros, amarrados a sus
respectivos escombros. Sin embargo,
aunque se ven, y ya no se sienten solos,
hay algo en su interior que les empuja a encontrarse “físicamente”. Ambos se
arriesgan varias veces a perder la vida por el simple hecho de acercarse más hasta que finalmente consiguen
fundirse en un abrazo, ahora sí, sin estar amarrados a nada y convertidos en
marionetas de la bravura de las aguas.
Al final todo sale bien. Y el espectador
que tampoco le interesa este artículo después de un bostezo comentará como Naomi Watts ha esquivado un escombro o
como su hijo tiene rajada literalmente toda la espalda. Pero difícilmente habrá
visto el mensaje en la botella. Difícilmente habrá visto lo irracional que puede llegar a ser el
ser humano, incluso para su integridad física, con tal de no saberse solo en el mundo. Con tal de fundirse
en un abrazo como si la piel fuera a desaparecer. (Que ingenuos) Como si su
alma gritara por salir. Nos reímos de los que creen en Dios pero todos
hubiésemos reaccionado exactamente de la misma manera irracional que los
personajes de la película si el destino nos pusiera en esa tesitura.
“No se trata de ver para creer, sino de creer para ver” J.A.Bayona
parafraseando a Geraldine Chaplin (El
orfanato).
Un eslabón más del mensaje que
nos quiere transmitir Bayona es que pequeños
actos de solidaridad sin una recompensa inmediata puede que tengan una
recompensa futura mayor. En la difícil situación por la que atraviesa la costa
tailandesa se hace necesaria una supervivencia dónde solo pocos mantienen el
temple necesario para coger los estribos, el timón y por el camino ayudar al
que pueda. Se ven constantes muestras de altruismo y ayuda mutua en los
campamentos de refugiados y heridos. Se ve como a medida que las personas son
menos independientes, más frágiles y necesitadas tienden a escucharse más, a intentar
comprenderse, sean de la nacionalidad que sean, y a poner sus intereses
personales en “cola de espera” y por detrás del los de la otra persona.
Muchos perdieron más de lo que
ganaron. Pero el ejemplo de la familia de esta película nos demuestra que no
todo son pérdidas y que quizás no nos guste nada cuando perdemos, pero cuando
alguien pierde en el mundo, otro en otra parte está ganando. Nada es en vano. Muchos detractores del
film y de estas sensiblerías apelan sarcásticamente a la “potra” de la familia
para sobrevivir, pero eso no es más que otro ejemplo de no haber entendido el
mensaje. Por supuesto que es suerte, por supuesto que es altamente improbable,
pero no Imposible. Por supuesto que
no hay un destino precioso con luces de colores para todos , pero eso no significa que debamos renunciar a él.. Esta película no
aspira a ser un retrato de lo “bueno” que es el mundo y lo plácida que es
nuestra vida sino un retrato que todo
tiene un sentido, incluso el mayor de los sufrimientos.
Pero claro, esto, no lo captamos todos
cuando vemos a el hijo mayor de la familia corriendo por todo el campamento
dedicándose a reunir desconocidos heridos con sus familiares apuntando nombres
en una ensangrentada hoja de papel. Algunos, como digo, no ven la metáfora solo ven a un niño
corriendo y llorando, que parece muy angustiado. Hay que ir más allá. En su
aventura altruista pierde de vista a su madre (lo único que en ese momento
pensaba que le quedaba en la vida), piensa en lo estúpido que ha sido perdiendo
el tiempo en ayudar a otros, más tarde obtendrá una recompensa mucho mayor y
que no esperaba encontrar cuando ya había perdido toda esperanza.
Y eso es la película, sin más…pocos
actores, pocos lujos, muchos tópicos, una trama sencilla, un guión con mucho
sentimiento pero escueto, pero una montaña rusa de pérdidas y ganancias,
de tristezas y alegrías, de lloros y satisfacciones, de incongruencias, de
contradicciones…Una montaña de pequeños actos cuya suma, y solo la suma, marcan la diferencia entre perder o ganar, entre
vivir o morir, entre individuo y especie.
“Porque si fracasamos como grupo fracasamos como individuos”
Película Un domingo cualquiera.
“Porque cuando todo está perdido aquello por
lo que luchamos es lo que nos define” Tráiler. Lo imposible.
Hay dos secuencias puntuales en
la película, que permiten afirmar que “Lo imposible” va más allá de lo
meramente espectacular, como es al inicio de la película, cuando la familia eleva
unos globos luminosos en la noche y el que ellos han lanzado al aire se
separa en otra dirección de los demás, clara metáfora sobre lo que van a vivir
de forma milagrosa, lo imposible se
podría decir, es una reflexión sobre el destino de cada uno de nosotros; y la
conversación entre el personaje que interpreta Geraldine Chaplin (también
presente en “El orfanato”),una señora muy mayor, y el pequeño Thomas, el segundo hijo del
matrimonio, cuando hablan de las estrellas y de lo imposible que es
saber cuales están vivas o muertas, otra clara metáfora, sobre el destino.
Señora mayor-¿Te gusta mirar las estrellas
verdad?
Pequeño Thomas-Si, mucho
Señora mayor-Algunas de esas estrellas se apagaron hace mucho tiempo.
Pequeño Thomas-¿Están muertas?
Señora mayor- Están muertas [contundente].Pero una vez fueron tan
brillantes que su luz sigue viajando por el espacio y aún podemos verlas.
Con aires y solo aires de
película catastrófica, “Lo imposible” propone al espectador algo más que
emociones a flor de piel, lágrimas difíciles de contener o ese dolor que
siempre se siente cuando se sabe del dolor ajeno. Lo imposible significa una profunda reflexión sobre el destino y
lo azaroso de la vida, una historia desgarradora pero, a la vez, llena de
esperanza y de vida.
Jesús García Muñoz
La luz de dos estrellas extinguidas
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario