lunes, 3 de septiembre de 2012

Explicación evolutiva del amor, origen del deseo sexual y enamoramiento

¿Siempre ha amado el ser humano? ¿Desde qué momento empezó a hacerlo? ¿Por qué razón? ¿Aman igual hombres y mujeres? ¿Tiene esto que ver con la manera de desear? ¿Porque las mujeres son más románticas que los hombres?¿Porque los hombres “solo piensan en sexo”?


Origen y desarrollo evolutivo del amor


Somos una especie especial. En el resto de animales son las hormonas las que fuerzan a la hembra a aparearse y el olor que producen estas (feromonas) estimula a los machos en la consecución de su función, mientras, en los humanos el apareamiento y la atracción sexual no está regulada, en su mayor parte, por las hormonas. Es decir, estás influyen, pero no es el determinante de la atracción. En consecuencia de esto, no dependemos necesariamente, a diferencia del resto de animales, de un periodo de “estro o celo” para tener relaciones, pudiendo optar a ellas en cualquier momento.

Por estas razones, los seres humanos han desarrollado otros mecanismos diferentes a las hormonas (que no nos activan tanto), como por ejemplo la atracción de los estímulos visuales. A lo largo del desarrollo evolutivo del hommo sapiens sapiens a medida que su área cerebral encargada de procesar olores y detectar feromonas se reducía, aumentaba el área de procesar estímulos visuales (corteza cerebral del lóbulo occipital) y paralelamente también otra zona ocupaba el espacio que dejaban las zonas de percepción olfativa, aquella zona encargada de procesar nuestras emociones y sentimientos aumentaba (sistema límbico),  algo así cómo nuestro verdadero “corazón” se estaba gestando donde ante habitaba la percepción de feromonas.

Ahora somos una especie que prefiere estímulos visuales atractivos antes que otros. Las mujeres se sienten atraídas por aquellos hombres de cintura estrecha, anchas espaldas, ojos claros y rasgos simétricos. Los hombres por aquellas mujeres de anchas caderas y delgada cintura, pechos grandes, busto delicado, ojos claros y rasgos simétricos. Si bien es cierto que el canon de belleza es mucho más claro en mujeres. Ya que es un hecho que las mujeres se fijan menos en el físico que los hombres y por tanto un canon de belleza en estos tiene menor importancia frente a otros aspectos del carácter, cómo la dominancia, la capacidad de control, labia, empatía y no tan en primera instancia, el estatus y la capacidad  del mismo para apoyarla con la crianza de los hijos o asegurarla un futuro estable.



Los hombres se excitan más ante estímulos sexuales visuales y los signos de juventud, salud y fertilidad en las mujeres, por el contrario las mujeres se sienten más atraídas por los signos de compromiso, estatus y recursos materiales, el apetito sexual de las mujeres es más sensible, es por ello que las mujeres tienen una mayor tendencia a la bisexualidad.según la Dra. Marta Susana Martín.

También es simbólico que seamos la única especie que oculta tanto su periodo ovulación como sus actos de apareamiento."Ni la propia mujer sabe en que momento ocurre la ovulación, cuando es fértil, a no ser que realice una serie de cálculos.La no existencia de épocas de celo o estro en la especie humana, conlleva el que el acto sexual humano tenga dos funciones: por una parte la consecución de la reproducción de la especie y por otra el disfrute sexual en sí, interpretado por algunos como un hecho claro de que se halla también al servicio de la vinculación de pareja"(Eirl-Eibesfelt, I., 1993).Otro hecho que propicia el amor es que somos una especie, que en proporción con otras, tenemos uno de los más bajos potenciales reproductores.

Por tanto, si las hormonas no nos fuerzan a aparearnos y si tenemos un bajo potencial reproductor ¿Cuál es la motivación básica que asegura que hombres y mujeres continúen relacionándose sexualmente y, de este modo, seguir reproduciéndose? Pues la respuesta radica en nuestra naturaleza social y psicológica. Aquí es dónde hacen aparición y entran en juego los fenómenos característicos humanos de afectividad, placer y amor.

Es decir; al igual que la jirafa de Darwin alargó su cuello para alcanzar su alimento, el ser humano desarrollo la afectividad , el placer y el amor para superar inconvenientes como que procreamos a escondidas (surge la intimidad), que las hormonas pierden poder (afectividad), que los niños a veces "se ponen difíciles"(placer para seguir intentándolo más meses) y que las relaciones por tanto deben ser más duraderas, y sobretodo la individualidad humana (entran en juego el amor y el compromiso).

Paralelamente a estos cambios históricos se van produciendo cambios en nuestras conexiones cerebrales, en lo que se traduce nuestros gustos, ideas sobre el mundo y nuestro comportamiento en última instancia, que a gran escala vuelven a cambiar el mundo, a lo que nos exponemos y lo que percibimos en este infinito bucle de retroalimentación interactiva entre genética y ambiente. De esta forma se aparece y se incrementa la capacidad orgásmica de las hembras, con el fin, según investigaciones especulativas, de retener un mayor esperma de aquellos “machos” que son capaces de asegurarlas una progenie de mayor “calidad”.

Se podría decir que las mujeres tienen orgasmos con mayor frecuencia con parejas simétricas (con rasgos faciales más simétricos), como una forma de incrementar su posibilidad de tener los hijos de estos hombres que tienen mejores genes. Reiteradamente quien se asoma a la biología nota que aunque desde la óptica del cerebro parece que somos nosotros los que llamamos las jugadas, son los genes los que en realidad manipulan el destino de este juego.


Hay estudios, que de hecho, demuestran que biológicamente el tiempo medio que dura el amor es justo aquel que un ser humano tarda en tener una prole y criar a los hijos. De 3 a 4 años. La conocida crisis de los 3 años no es una invención sin fundamento. Y es que las relaciones monogámicas tienen una naturaleza transitoria. Parece que finiquitada la función reproductiva empiezan a aflorar los malestares.Tranquilos, no todo es tan malo como se pinta, otros estudios calculan que en torno a un 50% de los matrimonios son para siempre.Una moneda cara o cruz.¿Te atreverás cuando llegue el momento? ¿Porque, aun con esta naturaleza transitoria del "verdadero primer amor de una relación" seguimos junto con alguien?¿Porque siguen funcionando la mitad de los matrimonios? Por lo siguiente:


Regresando a la línea evolutiva, el ser humano cada vez se va haciendo más social, pasa de manadas a poblados, de poblados a ciudades, de ciudades a estados con sus respectivas culturas, hábitos y tradiciones. La especie, a pesar de su bajo potencial reproductor, es la dueña y señora del planeta. Pero parece que en la misma medida que nos multiplicamos, también nos aislamos. Distintas culturas, distintas visiones, guerras…hasta llegar a la vida en la ciudad del s. XXI. Dónde nos encontramos con datos curiosos cómo que en las sociedades industrializadas  hay más emparejamientos por amor que en otras menos desarrolladas. Datos paralelos se encuentran en una comparación de poblaciones de ciudades y pueblos. ¿Por qué? ¿No debería ser al revés? ¿No es la gente de ciudad la que teniendo  demasiadas ocupaciones no perdería el tiempo en enamorarse? Pues parece ser que no. Los nuevos hábitos sociales llevan a las personas a cierta “soledad” que propicia una mayor necesidad de afectividad que no se presenta en poblaciones menos industrializadas según los estudios. Al fin y al cabo, un compañero de vida gasta menos tiempo que tener varios, ¿verdad? En realidad no somos seres tan buenos, solo animales que se adaptan buscando la solución biológica más económica, pero si lo decimos bajito, nuestra vida no tiene porque ser menos interesante.

Sin embargo, hay algo , como lo que pueden ver sarcásticamente en la imagen de arriba a  la derecha que me hace pensar que algún día estaremos tan conectados con todo el mundo que no necesitaremos a nadie en particular. ¿o no?.Necesidad esa es la palabra.Sinceramente no sé que será mejor ni peor. Lo que se es que no me gusta lo que veo en la foto de la derecha.

Pero sin voluptuosidades,la cuestión es que de esta manera, debido a estos hábitos que poco a poco van incorporando las culturas humanas se va contagiando la tendencia a establecer relaciones más estables y duraderas. También se va universalizando la monogamia, después de la precedente poligamia.

En definitiva, a partir de la constitución de las sociedades humanas y de su progresivo enriquecimiento cultural, las relaciones sexuales y afectivas de las parejas han sufrido muchas transformaciones hasta llegar progresivamente al amor.


La liberación de la mujer:

Estás bases biológicas de la sexualidad humana resuelven muchas preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez y que nos han llevado en algunos casos a malas y nocivas interpretaciones sobre el sexo.

Por ejemplo, creer que las mujeres tienen menor deseo sexual. Esto no es enteramente así. Cierto que los estudios al respecto ponen datos sobre la mesa cómo que los hombres tienen un mayor “apetito sexual” que las mujeres. Pero ese menor apetito sexual de las mujeres está condicionado por factores no sexuales.

En otras palabras, el macho, evolutivamente hablando, siempre ha tenido el cometido de montar a la hembra y dejarla preñada antes de que viniera el depredador de turno y le comiera sin antes haberse reproducido y haber dejado huella en este mundo. Estos “instintos” siguen teniendo su espacio en nuestro cerebro. De ahí la impulsividad del hombre y de ahí también la eyaculación precoz. Haber estado expuesto a todas esas situaciones en las que se debe hacer “rápido y a escondidas” lleva a un aprendizaje del “descontrol” y no del “control” que poco tiene que ver con la ansiedad que algunos atribuyen, equivocadamente, como causa de dicha disfunción. Si además de estas predisposición innata e instintiva al descontrol los chavales aprenden en su adolescencia a masturbarse rápido y a escondidas antes de que les pillé por casa algún familiar tenemos como resultado más que probable la eyaculación precoz.

Y al igual que los hombres, las mujeres también tienen ciertas “secuelas” evolutivas en su forma de ser y actuar actuales. Mientras que “el macho” tenía la responsabilidad de defender la manada de depredadores u otros ataques hostiles, la mujer debía hacerse con el cuidado de las crías. Además los hombres tenían la mala costumbre de morirse dejando a la mujer como diríamos”compuesta y sin novio” y con unas cuantas “crías “a su cuidado.

Es por ello que la mujer muestre menor “apetito sexual”. No porque no lo tenga, sino porque para activarlo necesita sentir que el entorno sea seguro para criar un posible hijo. A pesar de que, hoy en día, con la gomita sabe que hay un 1% de probabilidades de tener ese posible hijo. Hay algo, prehistórico, instintivo, en su cabeza que la lleva a sentir cierto riesgo.Confusión que ha llevado a la mujer a una pasividad ante la represión sexual absurda durante años.

Es decir, que la mujer necesite un entorno favorable, no quiere decir que no puede llegar a excitarse tanto cómo un hombre o más, y mucho menos, que sea algo malo o pecaminoso para ellas.Todo eso de el "riesgo" a quedarse embarazada no quiere decir que la mujer cuando se acuesta con un hombre esté pensando en eso. De lo que estamos hablando es de móviles o resortes inconscientes que muchas veces explican que los "estereotipos" sean estadísticamente ciertos, como por ejemplo que el hecho de que las encuestas (anónimas) informen de las significativas diferencias en la frecuencia masturbatoria entre mujeres y hombres o que aunque en la actualidad ambos sexos tengan el mismo derecho y libertad sexuales, la tasa de promiscuidad e infidelidad sigue siendo mucho mas elevada en hombres que en mujeres.Esto no lo digo yo, lo dicen las encuestas. Si es cierto, el debate  y la controversia está abierta, si no lo es, cabe mayor controversia porque habrá que ponerse a pensar porque las mujeres u hombres mienten en tales encuestas. En cuyo caso los datos seguirían siendo un reflejo de los "verdaderos deseos inconscientes" humanos. (ver ANEXO del artículo 50 sombras de Grey).

Cómo decía anteriormente hay que separar rasgos sexuales, de rasgos emocionales. Esto no se ha hecho hasta hace poco para con la mujer. El machismo, la iglesia y las tradiciones imperantes anularon la sexualidad de la mujer convirtiendo su papel sexual en algo pecaminoso asociado a sentimientos de culpa. Ahora se sabe que no es así con datos empíricos al respecto.

Por ejemplo; si bien la libido de la mujer es más intensa, también es menos constante, ya que su contexto social y emocional es más amplio, y es “exactamente igual de duradera en el transcurso vital.

También es incierto que las mujeres tarden más que los hombres en excitarse. Eso es solo una excusa masculina para justificarse ante la mujer cuando esta se queja de que siempre es él que acaba antes y la deja digamos “colgada”. Si es cierto que las mujeres tardan más en llegar al orgasmo, pero por un hecho muy simple, cuando el hombre ya inicia el coito, después de un rato ya excitado las mujeres apenas han comenzado a excitarse. Esta situación, si se da de forma repetida o la mujer es reactiva a ella,  puede llegar a desembocar en muchos casos en frecuentes problemas de anorgasmia femenina. Se ve, por tanto, que a pesar de la liberación de la sexualidad de las mujeres de la actualidad todavía siguen teniendo ciertas “secuelas” de la cultura pasada. Siguen teniendo un sentimiento de culpa que las lleva a pensar que ellas tienen el problema, y dado su papel únicamente pasivo, no pueden ni deben hacer nada al respecto. La iniciativa en buscar lo que excite más o menos es cosa únicamente del hombre. Creen que el problema de no llegar al orgasmo es suyo cuando no se han percatado que el problema lo tienen ellos y se llama eyaculación precoz. Muchos problemas por los que las parejas acuden a clínicas de orientación sexual se asientan principalmente en estas falsas creencias irracionales pasadas pero todavía presentes en muchas mentes. 

Una de las más importantes es creer que el papel sexual del hombre es únicamente activo y el de la mujer únicamente pasivo, eso lleva a un exceso de responsabilidad para el hombre que muchas veces se traduce en impotencia sexual o una incapacidad de decisión y falta de sensación de control sobre la situación para la mujer que se traduce en falta de deseo o anorgasmia.

No obstante, asistimos hoy a una gradual desaparición de la doble moral sexual. Las mujeres comienzan a tener experiencias sexuales más tempranamente, asimismo tienen más amantes antes del matrimonio y llevan a cabo más experimentos sexuales con sus parejas. Vemos así mujeres que disfrutan de la promiscuidad, otras que contratan los servicios de taxi boys, otras son bisexuales o lesbianas. Hoy en día las mujeres comienzan a expresar su sexualidad desde la temprana adolescencia hasta la vejez. H. Fischer, profesora de universidad de investigación de Ruters University de New Jersey,   opina que es “una vuelta, tal vez, a los modos de vida ancestrales de las mujeres”.


Muchos son los factores que han contribuido al avance de la libertad sexual entre los que podemos señalar el predominio de la vida urbana, la disminución del analfabetismo, el desarrollo de la educación, una mayor independencia económica, el aumento de las tasas de divorcio, la reducción del tamaño de las familias como consecuencia de métodos confiables de contracepción y por último y no menos importante la influencia de los medios de comunicación (TV satelital, internet, etc.).

Origen del deseo sexual humano

El deseo sexual humano se origina en el hipotálamo (parte primitiva del cerebro), luego a través de una red de complejas conexiones y reacciones segrega elementos químicos que se vierten en la sangre y estimula las gónadas para que produzcan los andrógenos, en especial la testosterona y los estrógenos, en especial estradiol. También el córtex adrenal está involucrado en la función del erotismo humano.

El equilibro de todas estas sustancias que nos conducen a la cama es extremadamente complejo. La testosterona tiene un papel importantísimo.

Las mujeres con alto nivel de testosterona tienen más deseos sexuales como así también más  pensamientos relacionados con el sexo que las mujeres con bajos niveles de testosterona, asimismo hacen el amor y se masturban con más frecuencia.

En el momento de la ovulación, cuando los niveles de estrógenos y de testosterona están muy elevados, algunas mujeres incrementan su deseo sexual, otras lo sienten después de la menstruación, como un efecto retardado de los altos niveles de testosterona que se producen a la mitad del ciclo menstrual. No se sabe si la testosterona tiene su punto álgido en el otoño, pero los niveles de testosterona en los hombres son más elevados en los meses de noviembre y diciembre (en el hemisferio norte).

Los niveles más altos de testosterona tanto en hombres como mujeres se produce alrededor del amanecer.
Podemos decir entonces que sólo somos hormonas que caminan, de ninguna manera, la expansión de nuestra corteza cerebral nos permite decidir cuándo, dónde, con quién y cómo expresar nuestros impulsos sexuales. Asimismo podemos decidir no expresarlos.

Los hábitos sexuales de hombres y mujeres difieren, y éstos se originan casi todos en la corteza de sus cerebros., pero también difieren desde el punto de vista genérico.
Por ejemplo; los hombres tienen una mayor tendencia a recordar determinados aspectos de episodios sexuales pasados como puede ser una prenda de vestir, un aroma en particular. La psique femenina está menos sujeta a este tipo de “condicionamiento”. A los hombres los estimula más lo visual y usan con más frecuencia materiales pornográficos visuales, no sorprende que los 500 millones de dólares que genera hoy por hoy el negocio de la pornografía en EE.UU. se deba casi exclusivamente al gasto masculino.

Helen Fisher, sostiene que “esta necesidad masculina de mirar tiene un efecto darwiniano. Al mirar a una mujer, el hombre juzga la salud y el vigor de ésta. Al subir sus niveles de testosterona recibe el estímulo sexual que le lleva a cortejar a las que parecen, jóvenes y sanas, y fértiles”


Si bien a las mujeres también les excitan las imágenes, es en menor medida que a la hombres, a ellas les produce mayor excitación las palabras, las imágenes y los temas románticos de las películas e historias, estas fantasías sexuales incluyen el afecto y el compromiso, les interesan las palabras, son más sensibles a las caricias corporales y se interesan más por la gente. Estas preferencias por la charla, las caricias y las relaciones románticas con parejas previamente conocidas “tiene muy probablemente un objetivo evolutivo, La mujer se arriesga a quedarse embarazada cuando hace el amor”. (Helen Fisher, “El Primer sexo”2001, Grupo Santillana Editores.) Los productores de películas porno de EE.UU. han comenzado a tener en cuenta estos gustos femeninos y a fin de captar una clientela femenina incluyen en sus producciones algunos diálogos y una apariencia de argumento romántico.

Cuándo y cómo nos enamoramos

Helen nos descubre las claves porque nos enamoramos de alguien, las claves según ella es importante el tiempo y los elementos culturales, se deben encontrar en el momento para enamorarse, también habla del perfil inconsciente que buscamos en base a nuestra infancia nuestra experiencia, nuestros padres, nuestro entorno, del colegio, de cuando conseguimos el momento adecuado y encontramos a la persona que encaja en ese perfil, es entonces cuando los circuitos cerebrales pueden ponerse en funcionamiento, y producir las reacciones químicas, pero que no se va a elegir una persona determinada, en el hombre es muy típico la belleza y la juventud, en la mujeres impresiona mas la riqueza y la buena posición; la mujer le entra mas por los ojos, la mujer es más sensible a la palabra y a los detalles.

Cuando nos enamoramos se produce una proyección en el cerebro en la química de los circuitos cerebrales. Fisher estudió los  cerebros enamorados y descubrió varias cosas:

1)  vio que la dopamina, la norepirefrina y la serotonina, son las sustancias que ha detectado, son como drogas naturales cuando nos enamoramos, esa especie de locura que acompaña al estado de estar enamorados lo producen  los altos  niveles de dopamina y norepirefrina, y el nivel bajo de serotonina,

2) la dopamina además de aumentar la testosterona la hormona del deseo sexual, está asociada a una gran  euforia y dependencia, que son síntomas de adicción,

3) el alto nivel de norepirefrina produce euforia y pérdida de apetito,

4) el bajo nivel de serotonina tiene que ver con la obsesión de estar con el amado, de querer estar con el amado.

Amor o capricho.Cómo distinguirlos.

Para finalizar me gustaría hacer una distinción que solo existe entre "Psicólogos".Pero que, por su importancia, debería comprender más gente Un día escuchando en una clase de la asignatura "Fundamentos psicosociales del comportamiento" se dijo que había que distinguir entre "Amor y  "Enamoramiento". El enamoramiento se entiende como una forma de "encaprichamiento" con alguien que suele ser opuesto a ti, a tu forma de ser.Tiene más que ver con el "poder".Por algo nos enamoramos cuando somos jóvenes. Porque creemos que estamos por encima de todo y de todos, pero cuando pasa el tiempo te das cuenta de que solo eres uno más y muy distinto al resto.

Enamorarse tiene que ver más con el poder porque en el fondo no nos enamoramos de esa persona sino de la idea de poder hacer cambiar a esa persona. ¿Y que mayor poder hay en el mundo que cambiar la forma de ser de alguien a la tuya propia?.. Bien , pues eso no es amor, eso es enamoramiento.El amor cuenta con el componente que le falta al enamoramiento, la noción de "compromiso" con alguien.¿Y porqué nos comprometemos con alguien?Porque nos da aquello que necesitamos y que nadie más nos puede dar.Necesidad esa es la palabra. El amor verdadero, lejos del poder del enamoramiento, se puede distinguir por esa "sensación de paz" de la que la gente habla. Poniéndonos poéticos podríamos decir que el amor verdadero te da esa paz porque "te hace libre" porque ya no necesitas invertir más esfuerzos inútiles en ser esa persona que crees que el mundo espera que seas, ( y ya te has dado cuenta de que al mundo poco le importas tú y tus logros) porque ya has encontrado a una sola persona que te quiere tal y cómo eres. Y con una ya es suficiente, para que toda vida, e incluso , toda muerte tenga sentido.

Muchas teorías, que probablemente tengan razón, hablan de un egoísmo genético, muchas teorías hablan de que solo buscamos a alguien "compatible" para no quedarnos sin dejar nuestra huella genética en este mundo y así sentirnos íntegros y realizados.Sentir que una parte de nosotros perdurará para siempre. Y claro que lo hará.Yo siempre he creído que existe la vida eterna... en el ADN de nuestros hijos fruto del amor de dos personas.Pero recuerden, si lo decimos bajito, nuestra vida no tiene porque ser menos trascendente.Si existe otra clase de vida eterna, eso ni lo afirmo ni lo niego, pero se que esa respuesta jamás me hará vivir con más intensidad. En cambio, luchar por el amor si me lo permitirá.




[...]

Lo mismo podría ocurrir con los parientes, las parejas y los amigos. Decía antes que si se asegurara que los dos componentes de la pareja fueran fieles, se favorecieran mutuamente y murieran al mismo tiempo, sus intereses genéticos serían los mismos, encarnados en sus hijos comunes. Se puede imaginar incluso una especie en que todas las parejas estuvieran abandonadas en una isla para toda la vida y sus hijos se dispersaran al llegar la madurez, para no regresar jamás. Dado que los intereses al principio genéticos de los dos que forman la pareja son idénticos, se podría pensar al principio que la evolución les otorgaría la dicha del amor sexual y romántico y de la amistad perfecta.

Pero según Symons, nada así ocurriría. La relación entre la pareja evolucionaría hasta ser igual que la simple relación entre las células de un cuerpo, cuyos intereses genéticos son también idénticos. Las células del corazón y las del pulmón no tienen que enamorarse para vivir en perfecta armonía. Del mismo modo, las parejas de esa especie tendrían relaciones sexuales con el único objetivo de procrear (¿por qué desperdiciar energía?) y el sexo no proporcionaría más placer que el resto de la fisiología reproductora, por ejemplo la liberación de hormonas o la formación de gametos:

No existiría el enamoramiento, porque no habría compañeros alternativos entre quienes escoger, y enamorarse sería un inmenso despilfarro. Uno querría a su compañero literalmente como a sí mismo, pero ahí está la cuestión: uno no se quiere a sí mismo, excepto metafóricamente; uno es él mismo. Los dos serían, en lo que la evolución se refiere, una misma carne, y sus relaciones estarían gobernadas por una fisiología mecánica [...].Uno podría sentir dolor si observara que su compañero se corta, pero nunca se desarrollarían todos los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja y que hace tan maravillosa la relación cuando funciona bien ( y tan dolorosa cuando no funciona ).Aun en el caso de que la especie los tuviera cuando la pareja inició ese modo de vida, la selección  natural los eliminaría, como eliminó los ojos del pez que vive en las marismas más profundas, porque serían un alto coste y no reportarían un beneficio alguno.


Lo mismo ocurre con los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja, familia y nuestros amigos: la riqueza e intensidad con la que los albergamos en la mente son la prueba del valor y la fragilidad que esos lazos tienen en la vida. En resumen, sin la posibilidad de sufrir, lo que tendríamos no sería una dicha armoniosa, sino que, al contrario, careceríamos por completo de lo que nos hace humanos; la empatía y la conciencia.
Steven Pnker. La negación moderna de la naturaleza humana.



“El éxito de las relaciones amorosas no se debe medir por su duración, sino por lo buenas que fueran mientras duraron” Solo así aprenderemos ha hacer del amor algo satisfactorio y no una tortura ,para los hijos o para la propia pareja, por la que no merece la pena luchar . (Amores y desamores: procesos de vinculación y desvinculación sexuales y afectivos. Félix López Sánchez, biblioteca nueva, 2009).









Jesús García Muñoz


Fuentes:






Amores y desamores: procesos de vinculación y desvinculación sexuales y afectivos. Félix López Sánchez, biblioteca nueva, 2009

CARROBLES, J. A. (1990): Biología y Psicofisiología de la Conducta Sexual. Ed. Fundación Universidad-Empresa, Madrid






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