martes, 28 de agosto de 2012

Creer en el dualismo entre mente y cuerpo es malo para la salud, revela estudio


Nuestra relación con nuestro cuerpo está determinada por como nos pensamos. O creemos que nuestro cuerpo es una masa independiente de nuestra mente, o creemos que la mente y el cuerpo en realidad son indivisibles, un mismo proceso integral  interdependiente. Este dualismo filosófico parte de Platón que consideraba que el cuerpo era una entidad salvaje (como un caballo) que debía y podía ser controlado por el alma (o psique) que era el jinete de las pasiones. De esta idea parte tiempo después el racionalismo cartesiano que tajantemente definió a la mente como la entidad suprema en este binomio — y así el cuerpo se ve reducido a una posición marginal y hasta prescindible. Y toda la filosofía del cuerpo, todo su cuerpo de conocimiento (la intuición, el instinto, las emociones) son opcadas por la luz de la razón, el arma preponderante del cerebro.

Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Colonia sugiere que esta creencia dualista entre el cuerpo y la mente afecta la salud de los creyentes. Estas personas que consideran que la mente y el cuerpo son dos entidades separadas mostraron una tendencia a comer menos saludable, ejercitarse menos y en general una actitud más descuidada en términos de lo que se considera saludable.

Los investigadores creen que las personas que tienen estas creencias dualistas le dan menos importancia a su cuerpo y tienen una mayor tendencia a incurrir en comportamiento poco saludable –el cuerpo es visto en última instancia como un vehículo desechable que solamente ayuda a la mente a interactuar con el mundo físico. Hay posiblemente una especie de divorcio, en realidad una esquizofrenia, entre ser el que piensa y el que siente.  Y por lo tanto no se toman decisiones o no se resuelven operaciones “mentales” con los sentimientos.

Los investigadores creen que la evidencia apunta a una relación bidireccional en la  que  las creencias metafísicas de unidad entre cuerpo-mente, en cambio, pueden servir como una herramienta cognitiva para lidiar con ciertas enfermedades.

En un artículo pasado analizamos cómo este dualismo entre mente y cuerpo es responsable de una medicina atomista que trata las enfermedades como fenómenos locales, separados y que pueden ser tratados independientemente sin considerar ni afectar el organismo entero. Esto resulta también en la excesiva medicación de poderosos fármacos que son recetados para tratar un problema en particular y que acaban teniendo efectos colaterales en otras partes del organismos, sin acabar con el problema de fondo que buscaban tratar, el cual generalmente se trata de un fenómeno mente-cuerpo, donde la manifestación física es indisociable de un proceso psíquico inatendido.

No quisieramos decir soberbiamente que la unidad del cuerpo-mente es una verdad absoluta o una forma de concepción del mundo superior. Simplemente parece ser que es una forma de ver el mundo que, desde la psicología y la medicina (ciencias cuya integración sería un siguiente paso lógico en la evolución epistemológica), es más efectiva ya que provee una herramienta más poderosa para  relacionarse con el mundo y operar cambios sobre el mismo (porque al no estar dividada la mente del cuerpo, la mente puede naturalemente actuar sobre el cuerpo) . Generalmente se critica a las personas que piensan con otra cosa que con el cerebro –con el pene, con el corazón, con las tripas, etc.– pero, ¿acaso usar solamente una pequeña parte del cuerpo para procesar información, tomar decisiones y ejercer una volición no sería mucho menos inteligente que usar toda una serie de órganos y aparatos de percepción. Ciertamente la razón, y es la misma neurociencia la que lo dice, es una perspectiva limitada e incompleta para entender el mundo y experimentar el misterio de la vida. La hiperestesia, la claridad perceptiva, que a veces llega incluso a destellar en anomalías como la clarividencia o la telepatía, seguramente es una percepción integral, que se hace con todo el cuerpo y no con un reducto. Y es que el cerebro difícilmente puede contener a la inmensidad de la mente.





"Cuanto más imbuido esté un hombre en la ordenada regularidad de los eventos, más firme será su convicción de que no hay lugar —del lado de esta ordenada regularidad— para una causa de naturaleza distinta. Para ese hombre, ni las reglas humanas ni las "reglas divinas" existirán como causas independientes de los eventos naturales. De seguro, la ciencia nunca podrá refutar la doctrina de un Dios que interfiere en eventos naturales, porque esa doctrina puede siempre refugiarse en que el conocimiento científico no puede posar el pie en ese tema. Pero estoy convencido de que tal comportamiento de parte de las personas religiosas no solamente es inadecuado sino también fatal. Una doctrina que se mantiene no en la luz clara sino en la oscuridad, que ya ha causado un daño incalculable al progreso humano, necesariamente perderá su efecto en la humanidad. En su lucha por el bien ético, las personas religiosas deberían renunciar a la doctrina de la existencia de Dios, esto es, renunciar a la fuente del miedo y la esperanza, que en el pasado puso un gran poder en manos de los sacerdotes. En su labor, deben apoyarse en aquellas fuerzas que son capaces de cultivar el bien, la verdad y la belleza en la misma humanidad. Esto es de seguro, una tarea más difícil pero incomparablemente más meritoria y admirable." Albert Einstein


Fuente: http://pijamasurf.com/2012/08/creer-en-el-dualismo-entre-mente-y-cuerpo-es-malo-para-la-salud-revela-estudio/

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