Bien es sabido el sin fin de represiones que han supuesto las
dictaduras a lo largo de la historia. Represiones violentas y físicas,
represiones administrativas, represiones educativas, religiosas, lingüísticas,
económicas, laborales, políticas. El sector cultural no iba a ser menos.
El teatro, el cine, la
literatura, la poesía, las artes plásticas, la prensa. Los largos brazos de estos
regímenes totalitarios pueden llegar tan lejos como se lo proponga su
inflexible ceguera con miedo al
cambio. Con miedo a perder la soberanía, la autoridad. Con miedo a la difusión
cultural de ideas opuestas a las suyas o con la mínima posibilidad de
constituir un peligro para su oxidado poder.
En un ambiente tal, en el que el ojo del poder tenebroso de “la
falange” se cierne sobre cualquiera que ose mover una falange del dedo miñique
de la mano izquierda, la cultura se convierte en uno de los medios más
plausibles y utilizados por atrevidos artistas o escritores para provocar
reacciones sociales, por débiles que fuesen. Reacciones casi bajo el umbral de
la consciencia, solo entendible por aquellos más sensibilizados socialmente. El uso de símbolos literarios, metáforas e imágenes fueron esenciales para
provocar estos llamamientos a reaccionar antes las injusticias palpables.
Reacciones que más adelante constituirían los granos de arena que promovieron
una revolución social. Los primeros pasos para derribar las dictaduras, los más
valientes, muy posiblemente se dieron detrás de las páginas de un libro, detrás
de una cámara de cine, encima de un escenario o sujetando temblorosamente una
pluma, bajo el repiqueteo de una metralla en una alcoba, el estallido de bombas
de racimo a lo lejos, o fusiles abriendo fuego en la calle.
Si bien es cierto que los valientes
eran a menudo acallados. La censura llegó
a temas no relacionados directamente con la política: literatura, poesía,
canciones, artes plásticas, cine y teatro. Se
impuso un modelo cultural definido según los criterios establecidos por el
Estado. Algunos ejemplos concretos de censura cultural en España son los
siguientes:
La censura cultural
Teatro
Un Consejo Central del Teatro (1937), dependiente de la Dirección
General de Bellas Artes, presidido por Josep
Renau, con Antonio Machado y María Teresa León como vicepresidentes,
se forma con el objeto de orientar las actividades teatrales, formar elencos y
crear escuelas de teatro. Este Consejo también es censor de los espectáculos en
su aspecto artístico-cultural, velando también por que el contenido de los
espectáculos teatrales no sea contrario a la línea de la República y del Frente
Popular.
Al principio predominó un teatro
cómico destinado a la burguesía. En los años 40 comenzó un teatro de humor más
intelectual. Destacan Eloísa está debajo
de un almendro de Poncela y Tres
sombreros de copa de Miguel Mihura. En los 50 surgió un teatro social que
reflejaba los problemas del país. Surgió con el estreno de Historia de una escalera de Antonio
Buero Vallejo. En los años 60 y 70
surgió la experimentación escénica. Se dio más importancia al espectáculo.
Autores como Fernando Arrabal y
grupos independientes como Els Joglars y Tábano.
En 1975, tras la muerte de Franco
y la coronación del rey Juan Carlos I, las libertades democráticas eliminan la
censura y muchos escritores regresan a España.
Cine
En
la España franquista, se creó la Junta
Superior de Censura Cinematográfica. Algunos de sus principios reguladores
fueron quela producción cinematográfica debía promover la iniciativa privada. El Estado estaba obligado a proteger la
cinematografía nacional y a difundir los valores
patrioteros. Y se preservaba la producción de Documentales y Noticiarios.
Mogambo, película americana realizada por Juan Ford en 1953 trata
de un drama amoroso cuya acción se celebra en la selva keniana. La censura
sobre esta película consistió en que Donald
Sinden y Grace Kelly no estuvieran
casados, sino que fueran tan sólo hermanos, entonces la gente no entendía por
qué dos hermanos se dieron besos en la boca.
Prensa
La prensa atravesó dos etapas
censoras perfectamente definidas.
En
la primera (1938-1966), el Gobierno
dictaba el contenido de los periódicos. Todos los periódicos deben
coincidir en decir las mismas cosas de la misma manera. Todo un canto a la
diversidad de opinión y a la variedad de ideas. No es extraño que las neuronas
de muchos abuelos españoles, aún estén engarrotadas tras semejante actividad
física intelectual.
En la segunda (1966-1977), la ley
de Prensa e Imprenta da libertad a las
empresas. Y los periódicos comienzan a diferenciarse.
Durante la Guerra civil, tanto en la zona republicana y nacional se crearon organismos oficiales
dedicados exclusivamente a la propaganda (el ministerio de Propaganda en la
zona republicana y la delegación de Prensa y Propaganda en la nacional). En la zona geográfica perteneciente a cada bando
sólo podían editarse periódicos adictos, y sometidos a una fuerte censura de
guerra.
El texto no debía:
- socavar los principios políticos de la régimen o
atacar sus instituciones.
- chocar con la moral sexual
- repugnar el dogma católico o ofender a sus representantes
Poesía
Tras la Guerra Civil surgieron
dos tipos de poesía:
Poesía arraigada: (conservadora), autores como Leopoldo Panero o Luis
Rosales.
Poesía desarraigada:
expresaba un sentimiento de angustia hacia la vida. Destacan obras como: Hijos de la ira (Dámaso Alonso) y Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia (Blas
de Otero). La poesía desarraigada evolucionó hacia la poesía social de los 50. El principal precursor de la poesía
social fue Miguel Hernández (Viento del pueblo, El hombre acecha).En esta poesía destacan: Blas de Otero: Pido la paz y
la palabra, Que trata de España, Gabriel Celaya: Defendió la idea de
que la poesía era un arma cargada de futuro, José Hierro: Tierra sin
nosotros, Quinta del 42
El poder del subsconsciente
A pesar de toda la censura,
parece ser que la herencia cultural,
los símbolos y los mensajes escondidos únicamente legibles a través de los ojos
de los más sensibles y sensibilizados, terminaron por dar su fruto.
Grandes obras de todos los
tiempos han calado fuertemente, y siguen calando, hasta nuestros días.
Películas como Pa negre, Los girasoles ciegos, Bienvenido Mr. Marshall, El verdugo, Los santos inocentes, El lobo reflejan sentimientos que siguen vivos
aún en nuestros mayores que bien vivieron la época de la guerra y la posguerra.
Otros
films como La vida de Brian (1979) de
los Monty Python con fuerte censura católica, acabaron
propagándose como una plaga total de risa, humor inteligente y fuerte crítica
social, política y religiosa que llega hasta nuestros días consagrada como una
de las más grandes comedias de todos los tiempos.
Durante el estreno en Suecia,
había carteles que decían: "Esta
película es tan divertida que la han prohibido en Noruega"
En Reino Unido, el escándalo solo aumentar las cifras de
taquilla. La vida de Brian iba a enfrentarse al mayor reto en términos de
lucha contra la censura. Sólo dos años antes, el periódico Gay News había sido denunciado
por publicar un poema que describe lo que imagina un centurión romano durante
la crucifixión de Cristo; el director de la publicación fue condenado a una pena de nueve meses de prisión. La
película fue clasificada como para mayores de 14 años, lo que ya significó una
derrota para sus críticos. Pero finalmente serían los ayuntamientos los que decidirían
si permitían o no su distribución. Solo algunos la vetaron. Ese mismo año,
"La vida de Brian" fue la cuarta producción cinematográfica con más recaudación.
La archiconocida obra de El Señor de los Anillos de Tolkien,
también contiene fuertes alusiones
al fascismo, y aunque parezca increíble, y pese al gran número de lectores
y espectadores que ya han vivido esta historia vestida de fantasía, no muchos
se han percatado de dichas alusiones a la dictadura. Tolkien sufrió en sus propias carnes la crudeza de la guerra,
combatió en ella en el bando británico durante la primera guerra mundial. No es
extraño que gestándose dónde se gestaron, sus libros irradiaran ideas como
“Mordor”, “Orcos” (en su origen elfos) o “señores del anillo”. Los puertos grises (en dónde se adentran
Gandalf y Frodo al final del Film), el paso del rio hacia los puertos que se
puede observar en la imagen (custodiado por dos guerreros raramente asimétricos
con el brazo izquierdo en signo de
“stop”), el anillo de poder, Saurón, los hobbits, los enanos, todo tiene un
significado más profundo extraído de la misma
realidad de la guerra si se
sabe leer entre líneas. Tolkien, en 1967 protestó contra una descripción de la Tierra Media como “nórdica”, un apelativo
que no le gustaba nada por el racismo falso que suscitaba. Tolkien despreciaba
a Adolf Hitler, y le acusaba: “Arruina,
pervierte, aplica erradamente y vuelve por siempre maldecible ese noble
espíritu nórdico, suprema contribución a Europa, que siempre amé e intenté
presentar en su verdadera luz”.
Tiempo después hablaría de Hitler como de uno de los idiotas
militares, un pillo vulgar e ignorante. De su propio bando tampoco le gustaba
la propaganda antialemana demagógica empleada durante la Segunda Guerra Mundial
para reforzar el esfuerzo de guerra
británico.
“Mis opiniones políticas se inclinan más y más hacia el anarquismo (entendido filosóficamente,
lo cual significa la abolición del control,
no hombres barbados armados de bombas) o hacia la monarquía inconstitucional. Arrestaría a cualquiera que empleara
la palabra Estado (en cualquier otro
sentido que no fuera el reino inanimado de Inglaterra y sus habitantes, algo
que carece de poder, derechos o mente) [...]”
Sea porque lo prohibido nos atrae, sea porque la verdad acaba saliendo a la luz, la dictadura cultural siempre ha
sido una contradicción en sí misma. La cultura se siente atraída por la
libertad de expresión, es su hábitat natural, se reproduce en la diversidad de
opinión. Atarla de pies y manos solo ha servido para convertir a una mosca
cojonera en una hidra con múltiples y
regenerables cabezas a lomos de la cual hoy la cultura campa a sus anchas
por el mundo sin rival económico, administrativo, religioso, o incluso,
político. Esa hidra es Internet. Algún
hombre poderoso imaginó internet, pero jamás imaginaría que su revolucionaria
arma que en su día le otorgaría poder, el día de mañana servía para quitárselo.
Porque, como se dice en la
película V de Vendetta, (del comic
del personaje cuya máscara se ha convertido en prenda real a llevar en las
manifestaciones europeas y en improvisado rostro para toda actuación de Anonymous) cuando están apuntando perplejamente con
un revolver a V, después de haberle disparado ya varias veces:
-¿Por qué no te mueres?
-Porque debajo de esta máscara hay carne y hueso, debajo de esta
máscara hay ideales, y los ideales están hechos a prueba de bala.
Jesús García Muñoz
Fuentes:
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