martes, 18 de septiembre de 2012

Creatividad, la capacidad que más demandarán los empresarios en el futuro.


La sociedad cada vez cambia a un ritmo más acelerado. Las nuevas tecnologías, la sociedad de la información (S.I.), el hecho de que las personas gracias a internet dispongan de toda la información que deseen cuando deseen. Ello está llevando la cultura a un punto de inflexión en el que importa menos tener información a saber cómo utilizar dicha información. Esta tendencia se está incorporando desde los pilares de nuestra sociedad, la educación, hasta las enseñanzas superiores y la incorporación al mundo laboral.


Preparación para el mundo laboral:

De esta manera ahora se busca una preparación lejos de la que hasta hace poco se practicaba. Las clases de “teoría” en los colegios y las clases “magistrales” en la universidad cada vez tienen menos cabida en la que los psicólogos y sociólogos denominan Sociedad de la información. Ahora se enseñará a saber manejar toda esa información disponible en la red. Se enseñará a cada persona a descubrir sus intereses y sobre todo, a saber crear cosas nuevas con dicha información. Los grandes avances de las últimas décadas nos han hecho pasar de una sociedad basada en la producción masiva de objetos a una sociedad de servicios y de información. Por tanto el motor son las ideas y la creatividad. Estas se antojan indicadores directos de productividad, éxito y rendimiento. La creatividad junto con otras dos capacidades; la capacidad de trabajo en equipo y la adaptación al cambio. ¿Porqué estas capacidades? Porque también se habla de la sociedad del aprendizaje continúo. Múltiples estudios al respecto abalan que la productividad de cualquier proyecto se multiplica cuando este es llevado por grupos grandes, desde puntos de vista o campos intelectuales distintos y no de manera individual o intraprofesional. Es esta la causa de iniciativas tales como el recriminado (por cuestiones económicas en especial) plan Bolonia que busca impulsar las capacidades de trabajo en equipo.

Nos encontramos a las puertas de un nuevo mundo empresarial en el que prima el conocimiento compartido y en dicha visión del trabajo primarán las colaboraciones entre empresas de distinta índole, países e intereses, dónde la capacidad para llegar a acuerdos fructíferos es vital y dónde los trabajadores y los altos cargos se verán forzados a cambiar su punto de vista constantemente para entender la postura del colaborador. Ahí es dónde entre la capacidad de cambio, el aprender cosas nuevas constantemente y una última que no he nombrado hasta ahora, la capacidad de gestionar el propio aprendizaje, o el denominado, en psicología, “metaprendizaje”…porque la sociedad que nos espera es de todo menos estática. De ahí que se busque ampliar la formación básica con un año más de bachillerato. Para cursar más asignaturas optativas con las que el alumno se identifique antes de equivocarse de carrera y acabar tirando dinero público.

Ya no se buscan profesionales en una rama. Ya no existen los especialistas, ya no existen ahora que buena parte del mundo tiene acceso a una documentación impensable hace pocas décadas, y sigue evolucionando. En la era de la información se buscan trabajadores con capacidad de fusionar fuerzas diversas, aunar conocimientos, crear espacios compartidos e innovar.


La raíz del fracaso escolar español

Se sabe que le educación finlandesa es la que presenta un mayor rendimiento escolar con apenas un 1% de fracaso escolar. Él cual contrasta con el 28 % español. Y justo hasta este preciso momento no se les ha ocurrido a los profesionales de la psicopedagogía hacer un estudio observacional y exhaustivo sobre qué es lo que funciona tan bien allí y que se ignora aquí. Se presumen varios factores relevantes y “macrosistémicos”, es decir, que las escuelas funcionen bien no depende de las propias escuelas sino de toda la sociedad en su conjunto.

Los españoles no somos ni más listos ni más tontos que nadie. Las influencias de toda una cultura son variables a tener en cuenta en el proceso educativo de niños, adolescentes y jóvenes. Tampoco los profesores son los culpables de nuestra fracaso escolar, es más, probablemente la causa sea un motivo subyacente “ideológico” o de “valores”.

¿Han visto la nueva campaña de publicidad de concienciación educativa? ¿Aquella en la que aparece el prestigioso humorista José Mota como referente rodeado de niños? El anuncio podrán verlo en postes publicitarios de marquesinas de autobús o en el anuncio por televisión. En dicho anuncio se intenta transmitir una palabra en especial, detrás de la cual se presume que habita el fracaso educativo. Se trata de la palabra reto.

Y es que muy probablemente ese es el problema de fondo. El niño, y en especial el adolescente español no perciben la escuela como una prueba de su valía o como un medio para conocerse a sí mismo y sus capacidades, sino como algo tedioso e improductivo. No conseguimos nada diciéndoles “hay que estudiar qué sino, no serás nadie en el futuro”. Hay que decirles “si estudias quizás llegues alto, quizás seas mediocre o quizás no llegues a nada, pero si no estudias lo peor no será que descartarás las dos primeras opciones, sino que siempre vivirás con la duda de si realmente valías para algo y no te habrás conocido a ti mismo”. Porque al final el único mediocre es el que no ha sabido encontrar aquello que realmente le gusta hacer.

Todo esto se engloba en conceptos de psicología educativa actuales como Identidad personal e Identidad Académica. La tendencia actual no es solo guiar al alumno por métodos docentes más prácticos y aplicados para que este pueda verse reflejado en lo que académicamente le atrae (identidad académica) sino también, y casi más importante una identidad personal, dónde el equilibrio emocional juega un papel importantísimo en edades tan complicadas, dónde además, significan el momento clave en el cual la persona construye  la mayor parte de la que será su identidad en el futuro, su autoestima, su autoconcepto…En definitiva se busca que el alumno desde edades tempranas aprenda a conocer sus puntos fuertes y sus puntos débiles para resucitar su motivación por estudiar.

Así, volviendo a los factores “macrosistémicos” que hacen del sistema educativo finlandés el mejor de la Unión Europea, podemos destacar un sistema productivo, sin diferencias sociales, con conciencia social y la motivación intrínseca (que el hecho de aprender sea lo que motive y no el resultado de un examen). Además es de destacar que su sistema educativo es el que menos horas lectivas imparte según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).


Un plan inviable:

Esto son los hechos, ahora yo les invito a plantearse algunas preguntas en torno a ciertos datos, en torno a la educación superior y, en especial al momento que atraviesan las universidades de España.

Al igual que se sabe lo bien que funciona la educación en Finlandia, también se sabe que el “revolucionario” plan Bolonia está fracasando en otras partes de Europa. No voy a entrar en los fundamentos económicos del plan que en este mismo instante levantan ampollas, solo diré desde un plano más psicopedagógico que los objetivos puramente educativos que se tenían no se están cumpliendo.

El plan prometía una “excelencia educativa” que no se ha producido. Y que todos veíamos difícil que se diera desde el primer curso. El equilibrio entre “calidad” (una buena trasmisión de conocimientos al alumno)  y “equidad” (a todos los alumnos de distintas clases sociales, umbrales de renta, etc) ha sido, obviamente, imposible. No se puede pretender dar clases prácticas a grupos grandes de alumnos porque no servirían de nada. Los alumnos necesitan un espacio menor en el que debatir entre si y exponer sus ideas dando rienda suelta a su creatividad, capacidad de decisión y otras capacidades fundamentales para el mundo laboral.

Se optó, por tanto, por hacer desdobles de aulas que, por restricciones especio-temporales (suficientes aulas, suficientes ordenadores portátiles, suficientes mesas, suficientes horas en el día…suficiente dinero), se hacían y se hacen lógicamente inviables.

El primer curso del plan Bolonia está a punto de finalizar este año el grado y con él, el sufrido experimento al que toda esta promoción de estudiantes ha sido sometida. Hemos tenido que soportar (y que seguiremos soportando durante este curso) los lógicos errores y las contantes modificaciones del plan de estudios, procesos de evaluación y calificación, la desordenada gestión docente, etc… sin más víctimas que la merma en nuestros propios expedientes.

Un plan educativo así es muy idílico, pero poco realista. La realidad es que no hay dinero. O hay dinero solamente para lo que interesa. La verdadera realidad es que hacen falta más profesores por alumno para impartir clases en las que se hagan subgrupos  e interacciones complejas entre alumnos que requieren un feedback oportuno imposible de llevar por un solo profesor, o mejor dicho, por un solo sueldo.

Los profesores no dejan de ser una víctima más de este plan Bolonia muy bonito por fuera, pero con goteras por dentro. El gobierno como acabamos de ver con la subida de tasas a optado por la decisión que se hacía esperar. ”No podemos (o queremos) pagar a más profesores por alumnos pero si podemos poner a menos alumnos por profesor”. Al final el plan Bolonia ha acabado siendo lo que ya sabíamos y que las altas esferas se empeñaban en desmentir. “Una educación de élites”. Muchos profesores universitarios concienciados ya salen ellos mimos a las huelgas percatados de que un máster publico de 6000 € no se corresponde con la calidad educativa que se podrá impartir e incluso animan a sus propios alumnos a “huir” a cursar dichos másteres en comunidades en las que la subida de tasas ha sido menor, véase la Comunidad Valenciana.


La letra pequeña del plan Bolonia. Una visión más antropológica.

Pero lo peor, desde mi punto de vista, no son todas estas repercusiones económicas. Estas solo son daños colaterales de la que puede ser solo la punta de un enorme iceberg.

Lo peor es que en torno al plan Bolonia, cuando se inició ya se hablaba de “rankings de universidades” y de “campus de excelencia”. Se hablaba de futuros aumentos de tasas y de la necesidad de obtener altas calificaciones constantemente. Hablamos de un plan que presume enseñar a los alumnos a trabajar en equipo para acabar compitiendo con tus propios compañeros por una beca o unos recursos escasos ¿Esto es innovador?

Es un plan que no aspira a enseñarnos a cooperar sino que aspirar a enseñarnos técnicas, actitudes y aptitudes para la vida empresarial. Esto puedo conseguirlo en algunos alumnos más o en otros menos. Pero que no nos vendan una mentira, y mucho menos nos la creamos.

Muchos problemas que acarrea la sociedad actual provienen de la excesiva competición entre las personas, ya sea en la esfera educativa cómo en la laboral. Esto debido a una ideología “socioeconómica” actual dónde prima el individualismo y la competición por encima del resto de valores morales.

Un dato que apoya esta afirmación es que cada vez hay menos trabajadores sindicados en las sociedades occidentales, los estudios arrojan un 2% de sindicalismo frente al 16% de los años 90 y más lejos aún de la época de la transición.

En las universidades y en las escuelas el asociacionismo y los órganos de representación estudiantiles están en vías de extinción y los que quedan apenas tienen un peso real o una confianza por parte del órgano de gobierno universitario.

En definitiva, si ya se habla de crisis de valores prepárense a unas pocas generaciones adelante, dónde la juventud habrá tenido que asimilar a la fuerza de “aprueba o revienta” unos valores individualistas y competitivos antes otros más colectivos y comunitarios.

Y si esto les parece duro, aún hay más, porque cómo describía al inicio de este artículo,  “estamos en la sociedad del aprendizaje continuo” dónde los trabajadores tendrán que “aprender a aprender”, aprender a gestionarse a sí mismos y esta espiral de competitividad y rendimiento perfecto no se acaba en la universidad sino que ahí solo ha empezado.

Eso de gestionar el propio conocimiento, hace capaz de todo hasta aquel con menos aptitudes, que no actitudes. Eso de dotar a la persona de las herramientas necesarias para alcanzar casi cualquier meta que se presuponga (sea laboral, académica…) puede que no sea un criterio social tan bondadoso como parece a primera instancia.

Ojo, no estoy diciendo que no haya que enseñar a las personas a conocerse a sí mismas, estoy insinuando que los estudios corroboran que el dinero no da la felicidad y esta depende más de las relaciones interpersonales que de él nivel de renta.

“El dinero es equivalente a la felicidad cuando uno vive por debajo del nivel de supervivencia, pero por encima de este nivel no está probado en absoluto que existe una relación directa entre niveles de renta y felicidad” Eduard Punset.

“La felicidad tiene que ver con el compromiso, con la dedicación y con la concentración de todos los sentidos en una tarea concreta que sea del agrado de la persona”. Eduard Punset.

Esta nueva ideología de “aprender a aprender” sería algo así como crear autónomos de nuestro propio conocimiento. Y ya sabemos que se suele decirse de los autónomos “hay quienes lo llevan muy bien, pero también existe el “estereotipo” (y los estereotipos son estadísticamente ciertos) de que “nunca se permiten unas vacaciones”. Ya preveo huelgas a la japonesa en España.



Quizás no sea tan malo eso de vivir bajo la responsabilidad de un jefe. Quizás no sea tan malo eso de vivir en la ignorancia. Como todo, es probable que sea bueno o malo según las personas. No afirmo nada, solo lo planteo. Quizás no sea bueno que Finlandia y Japón estén entre los 13 países con tasas más altas de suicidios del mundo. Quizás lo sea aun menos que Alemania, Suecia, Japón, Bélgica,Dinamarca, Holanda y otros países de admirable sistema educativo y económico se sitúen en el top 10 de violencia (agresiones, violencia de género, homicidios, robos…)* A lo mejor el problema no es la educación en sí. Esta solo te prepara para el devenir. A lo mejor el problema es el propio devenir, quizás el problema sea la esplendorosa  Sociedad de la Información.

Quizás España sea el ombligo de Europa. Quizás España sea un desastre de pies a cabeza, pero de lo que nunca me dejaré de alegrar es de que seamos nosotros los que vamos a “trabajar” en invierno a sus “lares” mientras ellos vienen a “disfrutar” en verano a los nuestros. Al fin y al cabo la única pregunta que cabe plantearse es ¿qué entiende usted por calidad de vida?







Internet y la comunicación


El hombre busca la comunicación, el hombre busca comunicarse, pero cada vez va a ser mas difícil la comunicación porque todo el mundo va a estar comunicándose.


Jesús García Muñoz

Fuente:

http://www.ritmosxxi.com/creatividad-raiz-fracaso-escolar-espanol-7674.htm


*Índices de criminalidad en Europa: EuroStat 2006-2007




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