¿Escribir a mano?…más
improductivo, más lento ¿para qué?
Cada vez más,
el teclado desplaza al bolígrafo y al papel en nuestro día a día. ¿Un avance o
un retroceso? Según las investigaciones, manuscribir activa la creatividad y
refuerza la memoria. Gabriele Paschek
Siempre me han mirado muy raro
mis compañeros de universidad cuando saco el notebook más lento del mercado para consultar el programa de clases
y, sin embargo, tomo notas a mano. Siempre lo he hecho así, que le voy a hacer,
soy de ideas fijas, y además nunca se me ha dado del todo bien la mecanografía.
Ni todo lo mecánico.
Lo cierto es que en estos últimos
cuatro años he ido viendo como poco a poco, personas que ya de por sí tomaban
apuntes a mano, allá por primero de carrera, ya han dejado de hacerlo y se han dejado llevar. Lo que en primero
era un 10% de personas con portátiles de una clase de 70, hoy es un 90%.
Lógicamente, en la nueva y tecnológica universidad es una desventaja no tener un dispositivo web y electrónico. Es de género
tonto no adaptarse al entorno. Pero
luego criticamos al gobierno por hacer inversiones innecesarias.
Pero no soy moralmente mejor que
nadie por no usar un portátil, como he dicho, las principales razones de que
siga sin usarlo es que soy un patoso
escribiendo a ordenador y que como le dé mucho uso, y la obsolescencia programada haga su misión, no tengo dinero para otro. Lo han evitado dos cosas que hoy muchos
que critican al gobierno, seguirían calificando como defectos de los que huir;
“patosidad” y “problemas económicos”. Esas dos cosas son lo que me han empujado
a que no haga inversiones. Ni si quiera sabia que aún no dejándome llevar por la mayoría, estaba realizando una inversión
aún mayor.
Los hechos
Un estudio de la Universidad de
Florida Central separaron, en 2009, a una muestra de sujetos en dos grupos. Entregaron al primero una lista de palabras que debían copiar a mano. El segundo tecleó la misma lista en el ordenador. Los participantes que habían anotado a mano la relación de vocablos, los recordaban mejor. Según los investigadores, el mayor esfuerzo motor
condujo a unos enlaces más complejos y
estables en la memoria.
Otro estudio de la Universidad de
Washington en Seattle propuso dos ejercicios a más de 200 niños de segundo,
cuarto y sexto de primaria.
Los niños debían escribir dos
redacciones, una a mano, que debía versar sobre ordenadores; otra con el
teclado y que tratase sobre robots. El resultado fue que todos los niños
obtuvieron mejor resultado si escribían a mano. Tuvieron más rapidez en la
elaboración de sus redacciones, y parece ser que el bolígrafo y el papel les animaron a construir frases más complejas y textos más largos.
La escritura, por tanto, no es solamente la mejor vía para transformar el
pensamiento en palabras legibles, también favorece la memoria. Todos lo hemos
vivido. Sin ir más lejos, cuando al hacer la lista de la compra, recuerdas con
mayor facilidad lo que debes meter al carro. Ya en la tienda, a veces, ni hace
falta mirarla o tachar los productos uno a uno, porque por el mero hecho de
escribirla nos hemos aprendido los productos que necesitamos. Otros ejemplos
populares son las anotaciones en la agenda
diaria, o las chuletas, que si
bien, hubiésemos hecho a ordenador esta última, hasta nos haría falta sacar la
chuleta en el examen.
El debate
En EEUU y Alemania se
empiezan a asentar con fuerza proyectos educativos en los que los alumnos desde
edades bien tempranas aprenden el alfabeto tal y como aparece en los periódicos
o en el monitor de un ordenador: letras de imprenta separadas y sin florituras
(ni personalidad propia).
Según los defensores de este
proyecto, este tipo de enseñanza facilita
a los niños el aprendizaje de la escritura y mejora la legibilidad de su caligrafía. No obstante aparece el
inconveniente de descifrar los jeroglíficos de los profesores en la pizarra,
aún a mano y a la espera de más
inversión en pizarras electrónicas.
Si se acabase con la caligrafía
de una vez por todas, ¿nos
encontraríamos con el fin de la escritura a mano? Según estudios, esto
podría resultar inconveniente, al parecer manuscribir
los pensamientos beneficia corporal y mentalmente.
[…] ¿Recuerda el lector cuándo fue la última vez que
estuvo un día entero sin usar el teclado? Sencillamente, ya no puede pasarse
sin él. Pero tampoco debe ser esa la realidad. El ordenador nos facilita en
gran medida el día a día, sin embargo, manuscribir estimula las ideas. Si
Goethe y Schiller hubieran tecleado en lugar de inmortalizar sus obras a mano,
quizás El rey de los elfos y Guillermo Tell nunca habrían visto la luz. Gabriele Paschek
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