lunes, 22 de julio de 2013

La profecía autocumplida: El Hombre de Acero. ¿Ciencia o ficción?

Mi padre creía que si el mundo descubría quién era yo en realidad, la gente me rechazaría. Estaba convencido de que el mundo no estaba preparado, ¿qué piensas tú? (texto extraído del tráiler de El hombre de acero).










La profecía autocumplida. El triunfo del bien sobre el mal.

“La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición «falsa» de la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa concepción original de la situación se vuelva «verdadera»”. (R.K. Merton)

Con estas palabras el sociólogo R.K. Merton acuñaba, en el siglo XX, el término de profecía autocumplida o autorrealizada. No obstante, allá por la antigua Grecia, o la antigua India, también se pueden encontrar ejemplos, peor definidos, pero movidos por una misma necesidad psicológica que implica a todo ser humano, sea cual sea la época en la que viva.

Más adelante, inspirado o influido quizás (y solo quizás) en esas antiguas Grecia e India, Merton, en su libro, Teoría social y estructura social, establece que una profecía autocumplida es, cualquier predicción que, una vez hecha (si bien, debido a que se desencadenan una serie de circunstancias favorables para que se cumpla) es en sí misma la causa de que se haga realidad.

De forma paralela, nos encontramos con un constructo actualizado muy similar. Uno de los fenómenos de la psicología que más interés puede tener para la filosofía y la educación. Es el denominado Efecto Pigmalión.



Ejemplos cotidianos pueden ser cuando te repiten tantas veces al día que eres “de tal” o “de cual” manera de ser, que te lo acabas creyendo, y te acabas comportando de forma acorde al rol asignado. O cuando, sencillamente, tienes la firme creencia de ser bueno en algo, de conseguir un empleo, un puesto, aprobar una oposición, un examen, etc. ¿Quién no desea un final feliz? Los periódicos no hacen nada más que vendernos que el mundo está mal, pero eso solo es porque “que el mundo este mal” vende más. Su final feliz es vender periódicos, no tanto mejorar el mundo.


Otros ejemplos, no tan cotidianos, podrían ser los reflejos en el mundo actual de todas las profecías autocumplidas (más o menos cotidianas) de los individuos a lo largo del tiempo y del espacio. Es más, algunos autores, asumen que la historia de la humanidad no es otra cosa que una suma de profecías que se cumplen a sí mismas.

“Al alma le gustan las cosas bellas y profundas” escribe el novelista (y creyente), tiznado de insulso, Paulo Coelho. En 2012, un científico (y ateo) de repercusión internacional, S.Pinker, publica su nuevo libro de psicología “El declive de la violencia y sus implicaciones”. Pero este, que sería un título, nada insulso, apropiado para un libro de ciencia, solo era el titulo secundario. El primario era “Los ángeles que llevamos dentro”. ¿A que les llama más la atención el primario? Seguramente, porque a todos nos es más atractiva la idea de “ser ángeles” a saber, sin más, que la violencia ha disminuido y que nosotros no hemos tenido mucho que ver. Y es que, si hay algo “más bello y profundo” que el hecho de que la violencia haya disminuido, es que nosotros hayamos acabado con ella. A ser posible tú, el que ahora mismo está leyendo esto.

Sin embargo, el mismo autor se plantea, muy acertadamente, que "la violencia habría que redefinirla como un problema que hay que resolver, y no como un combate que hay que ganar."

Es más, uno de los principios que se defienden en su tesis es que buena parte de las matanzas, violaciones, esclavitud, genocidio, discriminación, sadismo, dominación, sexismo, fascismo, abuso de poder y el sinfín de injusticias que se han hecho unas personas a otras a lo largo de la humanidad, tienen como motor una altisonante sed de justicia. El fanatismo, una ideología llevada al extremo, por el triunfo de un supuesto bien fuertemente asumido como necesario, rentable, justificado, divino o supremo, puede desembocar en genocidios como el de Hitler, las guerras de religión, los conflictos  entre Irán e Iraq, dictaduras, guerras mundiales, guerras frías, etc.

Si todos los datos, argumentaciones, estadísticas y razonamientos de pensadores recopilados en el susodicho libro (de 1.103 páginas) parecen estar en lo cierto, podríamos decir que la violencia realmente ha disminuido en el mundo y que la tendencia es la victoria del bien sobre el mal.

Y es que a todos, incluso desde la prehistoria, nos gustaban los finales felices. Y para cuando ya, ni si quiera, nuestra mente encontraba salida feliz tangible a nuestros muertos, hicimos hogueras funerarias, usamos nuestra imaginación, y miramos al cielo. Aunque, como en toda predicción que se acaba cumpliendo, ha habido que creer firmemente en algo, ha habido que perseverar para que las miradas al cielo, no se quedaran simplemente en eso. En miradas.







Sorprendente agitación cristiana

En una conferencia de prensa, el director de El Hombre de Acero Zack Snyder fue claro y comparó al personaje ficticio con Jesucristo, lo que provocó protestas de los cristianos.

“La relación entre Jesucristo y Superman no fue inventada por nosotros. Existe desde la creación del personaje. Pero es una de esas cosas que han desaparecido en las últimas décadas… pensé que deberíamos hablar de nuevo de esta mitología y de la importancia de este personaje y su relevancia para el momento. La mitología de la historia, ofrece un interesante paralelismo con la historia de Cristo, dando una capa extra de interés a la película. La filosofía, la religión, el respeto de los comics, todos nos interesa”. Zack Snyder

El guionista David Goyer añadió: “El mito de Moisés es otra influencia. Superman, también tiene sus raíces en el Viejo y Nuevo Testamento. Él es un personaje mesiánico y al mismo tiempo a través de Beowulf, Gilgamesh, entre otros héroes clásicos que representan la reconciliación entre los dioses y nosotros”.

“Es una obra de ficción, pero con preocupaciones reales acerca de lo que representa. Superman, es una metáfora sobre la búsqueda de su lugar en el mundo actual. Todo el mundo lo interpreta mal cuando era niño, cuando era joven. Tal sentimiento es universal”, añadió Snyder.

No es la primera vez que los fabricantes de películas hacen este tipo de comparaciones. El mes pasado, en otra entrevista, el director llegó a decir que el logotipo que identifica a Superman “es el segundo símbolo más popular del planeta, sólo superado por la cruz cristiana”. Parece ser que a algunos líderes religiosos no les gusta la comparación de un héroe de fantasía con la importancia histórica de Jesucristo, el salvador del mundo.


Superman. El justiciero que nunca muere.


“Dónde habita la esperanza es dónde habita el dolor” versa una canción del grupo asturiano de heavy metal WarCry. Y que la “S” de Superman no significa “Superman”, sino “Esperanza” (en lengua Krypton), dedice desvelarse por primera vez en la gran pantalla.

"Darás a los hombres un ideal por el que luchar. Intentarán seguirte, tropezarán, caerán. Pero con el tiempo se unirán a ti en el sol, con el tiempo les ayudarás a realizar grandes proezas."

Con estas palabras, el tráiler de El Hombre de Acero, junto con toda su campaña de difusión, ya rentabilizó todo el gasto del film antes de ser estrenado. Cifras de récord que sin duda nos hacen preguntarnos qué tiene este Superman que no tenía el anterior. ¿Es su productor revelación, Christopher Nolan de la rompedora trilogía El caballero oscuro? ¿Son los efectos especiales y escenas de acción a cargo de su director Zack Snyder de 300 y Watchmen? ¿O es algo más? ¿Qué ha llamado a tanta gente a acudir a las salas de cine?

Que dónde pone el dedo Christopher Nolan acaba siendo un vuelta de tuerca más a un superhéroe, o a cualquier personaje o trama (nada que decir del film Origen), convirtiéndose en una rentabilísima costumbre, es algo que ya pocos se atreven a cuestionar.

Por tanto, uno de los secretos de Nolan, es explorar y exhibir el lado más oscuro e íntimo de sus personajes tal y como hizo con Batman (al que todos pensaban que no se le podía exprimir más) en El caballeo oscuro ¿Pero de dónde ha sacado esa vuelta de tuerca que necesitaba para resucitar al “más visto” de todos los superhéroes? Del cómic, obviamente. ¿Pero que hizo a Nolan prestar atención al cómic, en concreto, inspirador “Superman: El legado”?

Esta edición del cómic repasa en más profundidad el origen de superman. Trata del yo, en la que Kal-El/Clark no sólo lucha contra sus enemigos sino también contra sí mismo. El héroe siempre es un elemento subversivo en la sociedad por la que combate y siempre hay quien se interpone en su camino para hacérselo más difícil. ¿Por qué ocultan los Kent su verdadero origen? Por miedo a que sea un niño rechazado por la sociedad o perseguido por su gobierno. Los sucesos posteriores así lo confirman, sobre todo cuando se producen las primeras apariciones públicas de Superman. La tarea del héroe, por tanto, es superar este trance y salir triunfante, tal como ocurre. Cuando el individuo se conoce a sí mismo y tiene clara su meta, no hay obstáculo que se le interponga.

Citas más viejas en la historia de Superman que esta versión del superhéroe de la norteamericana DC comics, también estaban bañadas de cierta ideología imperante en los estadounidenses.

"Jamás estarás solo. Viajarás muy lejos, mi pequeño Kal-el, pero no te abandonaré ni aun cuando la muerte nos lleve. La riqueza de nuestras vidas pasará a ti. Todo lo que tengo, lo que he aprendido, mis sentimientos, todo eso y más pasará a ti, hijo mío. Seré tu compañero todos los días de mi vida. Harás de mi fuerza la tuya. Verás mi vida a través de tus ojos y yo la tuya a través de los míos. El hijo se convertirá en padre y el padre, en hijo. Este es mi legado, todo lo que puedo darte, Kal-el."

Vemos por tanto, como, solo, en la simple historia de un superhéroe que se va escribiendo por diversos creadores de cómics, o guionistas de películas después, siempre hay una pista previa, un detalle, una forma de enfocar al personaje que inspira una creación posterior. La creación de un superhéroe con el que una gran mayoría de lectores o espectadores les gusta identificarse y confabular con sus heroicidades.

La pregunta a la que hemos llegado es entonces ¿qué historia inspiró al creador inicial de superman para diseñar a su superhéroe superventas que sigue siéndolo aún hoy en 2013? Tendría que ser una historia que reuniese ideales como los de la esperanza y tener algo de humano y algo de extraterrestre, por ejemplo. Una historia que también tuviese su archienemigo, su antagonista, el mal (en El Hombre de Acero personalizado en el general dictador Zod -con una oz demasiado parecida a la comunista en lugar de una S en su pecho- que lidera un golpe de estado en Krypton y después de salir de su larga condena se propone acabar con Superman y restablecer su ideología y proyecto de estado totalitario en la Tierra). Esa historia precursora debía ser una historia fantástica que entretuviese a las personas y la entendiesen fácilmente y, a la vez, una historia cercana, con buenas dosis de realidad.

¿Adivinan cual? Podrían ser muchas, muy parecidas entre sí, pero una de ellas es mencionada (junto a muchas otras) en la reciente tesis del psicólogo cognitivo S.Pinker. El científico es ateo, a diferencia de la gran mayoría de estadounidenses que acudieron a ver El Hombre de Acero al cine. No obstante, mantiene lo siguiente en su libro:


Los democidios se suelen preparar de antemano en el clímax de un relato escatológico, un espasmo final de violencia que será el preludio de una felicidad milenaria. Diversos historiadores del genocidio han advertido a menudo los paralelismos entre las ideologías utópicas de los siglos XIX y XX y las visiones apocalípticas de las religiones tradicionales. En un libro conjunto con el psicólogo social Clark McCauley, Daniel Chiriot observa lo siguiente:

La escatología marxista imitaba realmente la doctrina cristiana. Al principio había un mundo perfecto sin propiedad privada, clases sociales, explotación ni alineación: el Jardín del Edén. Luego llegó el pecado, el descubrimiento de la propiedad privada y la creación de los explotadores. La humanidad fue expulsada  del Edén para sufrir  la desigualdad y la necesidad. A continuación los seres humanos experimentaron con una serie de modos de producción, el esclavista, el feudal y el capitalista, siempre en pos de la solución sin encontrarla. Por último, llegó un verdadero profeta con un mensaje de salvación, Karl Marx, que predicaba la verdad de la Ciencia. Prometió la redención, pero no le hicieron caso a excepción de sus discípulos más íntimos que difundieron la buena nueva. Al final, de todos modos, el proletariado, portador de la fe verdadera, será convertido por los elegidos religiosos, los líderes del partido, y se unirá para crear un mundo más perfecto. Una revolución final y terrible acabará con el capitalismo, la alineación, la explotación y la desigualdad. Después de eso, la historia terminará porque en la Tierra reinará la perfección y los verdaderos creyentes se habrán salvado.

S.Pinker. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones.

Cualquiera que haya visto la última entrega de Superman podría identificar todos y cada uno de los componentes de la cita previa en personajes, acontecimientos, diálogos, u acciones del film. Quizás con la excepción de que nosotros, de momento y a diferencia de los Kryptonianos, no tenemos constancia de otro planeta al que enviar a nuestro hijos en caso de necesitarlo. Pero el film arroja muchos paralelismos con la sociedad actual. Porque, quizás, aunque ya sepamos que la violencia ha disminuido, puede que todavía quede alguna batalla más por resolver, y no podamos resolverla  “ganándola”, o mucho menos mandando a nuestros hijos al espacio estelar.

Sociólogos que han profundizado en los entresijos de las problemáticas de la sociedad actual, equiparan la violencia de nuestros antepasados con las actitudes competitivas de hoy. Se sabe que ambos proceden del mismo instinto subyacente.

[…] Una conclusión parece meridiana: «competir es la gran palabra de la masculinidad de nuestro tiempo, una palabra que ha pasado del deporte a la economía y de ella a invadir el conjunto de la sociedad. Competir es la versión actual de pelear» […] Efectivamente, este impulso de la masculinidad va desde el taller mecánico a los ambientes más sofisticados del mundo intelectual. Competir, dominar, imponer, ser poderoso, es lo propio de los hombres, aunque sea imponiendo la última palabra en el marco de una reunión académica, o siendo el que pone la última coma de un informe. En estos que haceres ha quedado traducida el hacha de guerra, hoy, pero su impulso y finalidad son los mismos, quasi ancestrales (Álvarez, 2009, p.214)

[…] Si algo ocurre en nuestra cultura es que sufrimos un exceso de masculinidad, entendida en su sentido más antiguo de valoración de la capacidad de violencia y riesgo, mientras paralelamente, las actitudes femeninas de empatía y entrega son cada vez menos valoradas no sólo en hombres sino incluso en mujeres  (Subirats, 2010. p. 156)


En palabras (a cerca de la crisis que supuestamente atenta al sistema capitalista actual) del recientemente fallecido y reconocido economista José Luis Sampedro (2013):

Entrevistador: ¿Pero cuáles deben ser entonces los motores que regeneren y transformen profundamente el sistema?
J.L. Sampedro: A largo plazo no hay más solución que educar y formar de otra manera a los seres humanos. Nos educan con un criterio esencialmente económico. Nos educan fundamentalmente para ser consumidores y productores. Esta transformación que se ha llevado a cabo en la Universidad con Bolonia es un ejemplo más. […]. La preocupación de las universidades era el saber, la de la nueva universidad es el poder, la técnica, hacer cosas. La anterior se dedicaba a formar espíritus capaces de analizar y de comprender. Las consignas de hoy son tres y se repiten continuamente: productividad, competitividad e innovación. ¿Productividad para qué y para quién? […]. No es lo mismo producir para satisfacer necesidades humanas que producir para ganar dinero.
[…].Ahora hemos contaminado el aire y el agua se comercializa. La innovación se enfoca totalmente a las ventas y si es necesario el mercado crea la necesidad. […]. La solución a largo plazo es la educación. Pero el largo plazo empieza hoy.

Volviendo al film. Krypton en autodestrucción por exceso de producción y  agotamiento de recursos naturales, los lideres “capitalistas” de Krypton como marionetas impotentes e inútiles. Un dictador esclavista en solitario, Zod,  que pretende restablecer el orden por un principio desechado hace ya mucho tiempo, la violencia. Y un científico que lo único que tiene en común con Zod es la creencia de que sus líderes capitalistas son unos ineptos. Aunque ambos difieren bastante a la hora de decidir cómo solucionar los problemas. Mientras que Zod da un golpe de estado, el científico, Jor-El y sus esposa Lara lanzan a su hijo, en una nave espacial hacia la Tierra, infundiendo sus células en un códice genético que introducen en su hijo para preservar la raza kryptoniana.

Señalar que superman nace de el primer parto natural (con todo el sufrimiento que estos conllevan) en mucho tiempo. Y esto acontece en un Krypton cuyo modelo de reproducción, gestación, preconfiguración genética de individuos y organización social hace acopio del mundo feliz de Aldous Huxley, en el que cada individuo estaba predestinado a un escalafón social concreto.

En definitiva, un buen número de connotaciones que hacen alusión a cierto conglomerado de ideologías, normas morales y aspectos humanos de ayer y de hoy. Quizás más implícitos ayer y explícitos hoy.

Aunque los relatos históricos del Antiguo Testamento son ficticios (o, en el mejor de los casos, reconstrucciones históricas artísticas, como los dramas históricos de Shakespeare), ofrecen una perspectiva de la vida y los valores de las civilizaciones de Oriente Próximo a mediados del primer milenio antes de Cristo. Al margen de que los israelitas llevaran a cabo genocidios o no, desde luego creían que era una buena idea. Nadie parecía contemplar la posibilidad de que una mujer tuviera interés legítimo en no ser violada o adquirida como propiedad sexual. Los autores de la Biblia no veían nada malo en la esclavitud ni en los castigos crueles como dejar ciego, lapidar o despedazar a alguien. La vida humana no tenía valor alguno al lado de la obediencia irreflexiva a la costumbre y la autoridad.

Si el lector cree que al revisar el contenido literal de la Biblia hebrea estoy intentando poner en entredicho a los miles de millones de personas que hoy la reverencian, es que no ha entendido nada de lo que intento explicar. La abrumadora mayoría de judíos y cristianos practicantes son, huelga decirlo, personas profundamente decentes que no aprueban el genocidio, la violación, la esclavitud ni la lapidación por infracciones nimias. Veneran la Biblia exclusivamente como un talismán. En los milenios y siglos recientes, la Biblia ha sido interpretada, metaforizada, sustituida por textos menos violentos (el Talmud entre los judíos y el  nuevo testamento entre los cristianos), o discretamente ignoradas. Y ésa es la cuestión: la sensibilidad de la violencia ha cambiado tanto que las personas religiosas actuales compartimentan su actitud hacia la Biblia. La consideran de boquilla un símbolo de moralidad, pero obtienen su verdadera moral de principios más modernos.

S.Pinker. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones (pp. 41,42)



Los justicieros que si mueren.

Hay algo que tienen en común esos principios más modernos de los que habla el psicólogo S.Pinker en su tesis (empatía, autocontrol, escalera de la razón, moralidad,  feminización,  comercio, gobierno estatal, cosmopolitismo o informalización), la portada y título de su libro, y Superman. Esos tres elementos son capaces de llamar altamente la atención, de identificarse con ellos, de desear su esencia, lo que significan y lo que representan para uno mismo. Quizás con salvedades, para algunos,  en cuanto a algunos de esos principios modernos, o con eso de ser “unos angelitos”, no así con Superman. Ya sabemos las predicciones que hicieron otros autores como Oscar Wilde.

"Mientras se considere mala, la guerra conservará su fascinación. Cuando sea tenida por vulgar, cesará su popularidad".

Y si algo está claro es que el nuevo Superman de Nolan y Snyder puede pecar de “angelito símbolo de moralidad” o de mesías salvador, pero desde luego, de vulgar, no tiene ni el traje, que ya se ha deshecho de esos estrafalarios calzoncillos sin sentido por encima de los pantalones.


¿Y por qué Superman gusta a todos sin excepciones? ¿Quizás es porque pega una paliza al malo de la película cuando este amenazaba a su madre? A todos se nos eriza el vello al contemplar ese alarde de justicia, fuerza y furia desbocadas contra alguien (Zod) que bien la merece. Y se nos eriza el vello aunque ya no queden muchos “Zods “campando en el siglo XXI (“el siglo de la empatía”). Y de la emoción, en la escena, apenas reparamos en que en la paliza, Superman se carga la cosecha anual de todos los agricultores de Smalville, una gasolinera y los tres pueblos más cercanos. ¿Quizás nos guste porque ser un héroe y salvar al planeta (y a una cotizada rubia de ojos azules de camino) da sensación de poder, de acción y de nobleza?



Cada vez que veía en los periódicos o en las revistas a los políticos de siempre utilizando el calentamiento global o la destrucción del medio ambiente como plataforma para sus campañas electorales, pensaba para sí: « ¿Cómo podemos ser tan arrogantes? El planeta fue, es y será siempre más fuerte que nosotros. No podemos destruirlo; si traspasamos una determinada frontera, nos eliminará por completo de su superficie, y seguirá existiendo. ¿Por qué no hablan de "no dejar que el planeta nos destruya"?»

Porque «salvar el planeta» da sensación de poder, de acción, de nobleza. Mientras que «no dejar que el planeta nos destruya» puede conducirnos a la desesperación, a la impotencia, a la verdadera dimensión de nuestras pobres y limitadas capacidades.

Paulo Coelho. El vencedor está solo


Y esto ocurre del mismo modo en que en la portada del libro “Los ángeles que llevamos dentro” la mayoría de la gente, y a simple vista, solo ha visto las  alas de ángel, y no ha reparado en la imagen subliminal interna de un cáliz o copa. Si se fijan, hay detalles de en la forma de colocar las plumas de la parte interna y central de las alas (hacia dentro en lugar de en posición uniforme) que sugieren que el hecho de que la figura de fondo sea un cáliz (símbolo de sufrimiento y sangre derramada -vaginal, incluso, según los estudiosos más atrevidos-por la humanidad) no es una mera coincidencia. Más cuando el mismo científico  habla del sufrimiento como una posibilidad humana que forma parte de nuestra naturaleza, y que sin ella no poseeríamos conciencia, ni empatía. Argumentos, que viniendo de razonamientos evolutivos, psicológicos y biológicos son, cuanto menos, misteriosos y desconcertantes.


Nuestros familiares más cercanos ocupan un lugar especial en nuestro corazón solo porque el lugar de todos los demás seres humanos, es por definición, menos especial, y hemos visto muchas injusticias humanas tienen su origen en eso hecho. Asimismo, la fricción social es un producto de nuestra individualidad (peculiaridades, lo que nos diferencia, lo que nos aísla) y de nuestra búsqueda de felicidad. […]

La conciencia es una manifestación de las computaciones neuronales necesarias para averiguar cómo conseguir cosas escasas e imprevisibles que necesitamos. […]

Tenemos hambre, saboreamos la comida y tenemos paladar para un sinfín de gustos fascinantes porque durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva fue difícil conseguir alimentos. Normalmente no añoramos el oxígeno, ni nos produce placer ni fascinación alguna, pese a que es esencial para sobrevivir, porque nunca fue difícil obtenerlo. Simplemente respiramos. […]

Lo mismo ocurre con los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja, familia y nuestros amigos: la riqueza e intensidad con la que los albergamos en la mente son la prueba del valor y la fragilidad que esos lazos tienen en la vida. En resumen, sin la posibilidad de sufrir, lo que tendríamos no sería una dicha armoniosa, sino que, al contrario, careceríamos por completo de lo que nos hace humanos; la empatía y la conciencia.

Steven Pinker. La negación moderna de la naturaleza humana.

Otros, menos valorados, que no saben de dónde viene la vaina biológica y científica, repiten sin cesar ni cuestionar, las palabras de un hombre del que pocas cosas se sabe a ciencia cierta (nunca mejor dicho) salvó que existió y murió crucificado, pero que hoy no parecen andar nada mal encaminadas, al menos, en la idea subyacente, de que si hoy vivimos en un mundo mejor, es en buena parte, porque hemos aprendido y sufrido lo suficiente en la humanidad.

Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía". (Mt 26:26)


No obstante, y lejos de debates científicos y teológicos que rozan lo místico, parece claro que este “Superman” empieza a mostrar síntomas de transformación, de evolución, de encontrar su yo verdadero. La “S” ya no significa “Superman”. Este héroe tiene algo distinto que ha captado con igual, o incluso mayor fuerza a los espectadores de medio mundo. Y este héroe, de una forma u otra nunca nos abandonará. Quizás porque, como todo superhéroe, siempre conservará su identidad secreta, quizás porque una gran mayoría no verán el mensaje subliminal oculto tras una máscara de poder celestial, y otros porque una vez lo vean, huirán de la responsabilidad que implica.

Solo algo como el sufrimiento, que por instinto de supervivencia evitamos, puede significar aquello en lo que (sin voluntad ni premeditación de sufrirlo o ejercerlo a otros)  nos sobreviene por causa o fuerza mayor. Solo algo como un suceso aversivo del que si somos conscientes, y lo vemos, tenderemos a evitarlo como animales, puede hacer héroes a los que sin ver, creen en su heroísmo, al no poder evitarlo como humanos. Solo algo tan escurrido y huidizo como impredecible, inevitable y, a su vez, necesario, puede ser la fuente de poder de un héroe que nunca nos abandone. Un héroe que este en todos nuestros “corazones”. Un héroe que, quizás, ha tenido que vestirse un poco más moderno para que volvamos a tenerle en cuenta. Aunque solo sea pagando una entrada de cine.

Pese a todas las coincidencias, la película no incurre en el error de mostrar a un Superman divino. Al contrario; la metáfora religiosa está correcta y bien utilizada en su justa medida, pero el Superman que se nos muestra es joven, inexperto, comete errores y no hace las cosas del todo bien. No es místico, ni inaccesible, ni tiene un aura de divinidad. Además, al contrario que en Superman Returns o en las películas de Christopher Reeve, este nuevo Hombre de Acero no se resigna a estar solo en el mundo para entregarse a la humanidad. La simbología religiosa de la película es tan solo un guiño a una historia que trata de uno de los temas más apasionantes sobre los que se ha escrito: que alguien venido del más allá, de las estrellas y dotado de un gran poder, se tome la molestia de dedicar su existencia a salvarnos a todos. Sea realidad o ficción, ¿qué importa? Las creencias no tienen nada que ver en eso.


En una de las escenas finales, en mi opinión la más emotiva, después de la encarnizada batalla contra Zod y el mal para salvar el mundo y salir victorioso, Clark conversa con su madre adoptiva sobre cuanto echa de menos a su padre adoptivo ya fallecido.

Clark: me hubiese gustado que padre viera en lo que me he convertido.

Marta: -le mira dulcemente  esbozando una media sonrisa y le dice: - “él lo vio desde el principio” (flashback a la infancia de Clark, cuando, como cualquier niño jugando en el jardín, Clark se puso una sabana roja a modo de capa y los brazos en jarra,  imitando a  algún ideal, símbolo o superhéroe  que le debió inspirar de algún cómic, serie o relato anterior. Mientras, su padre le contemplaba sonriente y orgulloso)

Y es que esta escena pretende mostrar y dejar claro como ninguna, que las profecías humanas, sociales, naturales y psicológicas -aunque solo sean eso, y al margen de que puedan ser algo más- pueden llegar a cumplirse a sí mismas.

“Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr” Albert Einstein





[…] admito que la multiplicidad de datos en los que la violencia serpentea hacia abajo es un enigma sobre el que merece la pena reflexionar ¿a dónde nos lleva la impresión de que la historia humana encierra una flecha? ¿Tenemos derecho a preguntarnos dónde está esa flecha y quién la puso ahí?. Y si el alineamiento de muchas fuerzas históricas en una dirección beneficiosa no supone un pintor de letreros divino, ¿podría esto reivindicar cierta noción de realismo moral, es decir, que las verdades morales están ahí para que las descubramos, igual que descubrimos las verdades de la ciencia y las matemáticas?

En mi opinión, el dilema del pacifista al menos aclara este misterio y pone de manifiesto cómo la dirección no aleatoria de la historia está arraigada en un aspecto de la realidad que inspira nuestras concepciones de la moralidad y la finalidad. La especie nació en el seno del dilema porque nuestros intereses primordiales son característicos, porque nuestro vulnerable cuerpo nos convierte en presa fácil para la explotación y porque los incentivos para ser el explotador y no el explotado condenan a ambos bandos a un conflicto agotador. El pacifismo unilateral es una estrategia condenada al fracaso, y la paz compartida no está al alcance de todos. Estas desesperantes contingencias son inherentes a la estructura matemática de las compensaciones, y en este sentido están en la naturaleza de la realidad. No es de extrañar que los griegos antiguos culparan de las guerras a sus caprichosos dioses, o que los hebreos y los cristianos recurrieran a una deidad moralista capaz de manipular las compensaciones en el otro mundo y, de este modo, cambiar la estructura percibida de incentivos en éste.

La naturaleza humana, tal como la ha dejado la evolución, no está preparada para el desafío de llevarnos a la felizmente pacífica casilla superior izquierda de la matriz. Motivos como la codicia, el miedo, la dominación y la lujuria siguen empujándonos hacia la agresividad. […]De todos modos, la naturaleza humana también tiene rasgos para poder subir a la casilla pacífica, como la solidaridad y el autocontrol.


S.Pinker. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones.




Otros relatos anteriores muy leídos:

Los Hobbits se arrodillan en la ciudadela de Minas Tirith ante Aragorn, y el rey les dice "vosotros amigos, no tenéis que arrodillaros" y se arrodilla todo Minas Tirith ante ellos… (El señor de los Anillos. El Retorno del rey)

Yo (Juan) me postré a sus pies para adorarle. Y él (Jesús) me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. (Apocalipsis 19:10)

Reflexión:

Mi padre creía que si el mundo descubría quién era yo en realidad, la gente me rechazaría. Estaba convencido de que el mundo no estaba preparado, ¿qué piensas tú? – texto extraído del tráiler de EL HOMBRE DE ACERO.



“Sé que tu llanto servirá, tarde o temprano, para no esclavizar jamás al ser humano”








Jesús García Muñoz

Fuentes:

Berardi, F. (2003). La fábrica de la infelicidad. Nuevas formas de trabajo y movimiento global. Madrid: Traficantes de sueños.

Pinker, S. (2003). La tabla rasa: la negación moderna de la naturaleza humana. Barcelona: Paidós Ibérica.

Pinker, S. (2012). Los ángeles que llevamos dentro. Paidos Ibérica. 
Sampedro, J.L. (2013). Réquiem por José Luis Sampedro, padre de la economía humanista. Publicación online en Ethic, la vanguardia de la sostenibilidad. http://ethic.es/2013/04/%C2%ABnuestra-cultura-lo-ha-convertido-todo-en mercancia%C2%BB/

Sampedro, J.L. (2013). Frases para el recuerdo. Publicación online en The Huffington Post. http://www.huffingtonpost.es/2013/04/09/jose-luis-sampedro-frases_n_3043051.html#slide=2315956

Subirats, M. (2010). Coeducación o escuela segregada: un viejo y persistente debate. Revista de la Asociación de Sociología de la Educación.
http://www.ritmosxxi.com/profecia-autocumplida-hombre-acero-ciencia-ficcion-9877.htm

  


martes, 16 de julio de 2013

¿Cómo seríamos sin arte?

“Los atractivos fundados en generalizaciones y estadísticas requieren una solidaridad precocinada, un sentimiento moral ya activo; no obstante, una imagen de vida humana como la que puede dar un gran artista sorprende incluso a los frívolos y egoístas en esa atención a lo que está aparte de sí mismos, que podemos llamar la “materia prima” del sentimiento moral. Cuando Scott nos lleva a la casa de Luckie Mucklebackit, o nos cuenta la historia de “Los dos arrieros” […]; cuando Hornung pinta un conjunto de deshollinadores…hacen más por unir las clases superiores con las inferiores, por eliminar la vulgaridad de la exclusividad, que cientos de sermones y tesis filosóficas. El arte es lo más cercano a la vida; es un medio para amplificar la experiencia y extender el contacto con nuestros semejantes más allá del ámbito personal”

S.Pinker. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones.


El simple hecho de que las personas relacionadas con el mundo del arte y la cultura se planteen esta pregunta, deja entrever que hay cierto miedo a que el arte desaparezca. El ostracismo que sufre, en cierto grado,  hoy en día el mundo de la cultura y las artes frente a otros campos más productivos, deja abierto un continuo que va desde la infravaloración de las artes y humanidades hasta plantearse si fuera posible una total desaparición de las mismas. Pero para resolver esa cuestión primero deberíamos hacernos otras pregunta menos descabelladas. La pregunta “como seriamos sin arte” apela a las consecuencias de un mundo y vida sin él, pero otras  preguntas cómo; ¿Cómo éramos antes de ser artistas? o ¿Cómo somos o seremos para llegar a prescindir del arte? puede ayudarnos a encontrar las causas de la extinción de aquello, en lo que muchos coinciden que nos caracteriza como humanos.


¿Cómo eran nuestros antepasados, y que cambió para convertirnos en una especie tan artística?


Si en algo están de acuerdo historiadores, biólogos y psicólogos es que los acontecimientos exógenos que favorecieron la aparición de las facultades mentales en nuestro cerebro que nos hacen capaces de hacer creaciones artísticas inmensamente más elaboradas y profundas que las de cualquier otra especie (incluso más que aquellos simios parientes más cercanos, chimpancés y bonobos) tuvieron lugar hace millones de años, en la prehistoria y en la mente de las hembras.

Si somos capaces de “crear”, es porque somos capaces de imaginar despiertos, de fantasear con mundos inexistentes y construirlos a partir del mundo que conocemos. Esa capacidad recursiva y combinatoria de símbolos, imágenes o ideas es exclusiva del ser humano, en tanto y cuanto somos la única especie que posee las llamadas metarrepresentaciones de tercer grado”.

Las de primer grado hacen referencia a esas facultades mentales (existente en muchos animales) que permiten percibir e identificar el estado emocional y mental de otro organismo, las de segundo grado (existente en nuestros antepasados con los que más emparentados estamos, los grandes simios antes comentados) hacen referencia a la capacidad para percibir e identificar el estado mental o emocional en otro organismo o ser vivo y a su vez, su propia capacidad para percibirnos e identificarnos a nosotros como otro ser con estados mentales y emocionales. Las de tercer grado (exclusivas del ser humano) hacen referencia a la conciencia de que uno mismo y los demás tienen  unos estados mentales y emocionales determinados. Es decir, somos conscientes de que somos conscientes. Un perro puede soñar, o un chimpancé puede jugar al escondite anticipándose a lo que haga o deje de hacer su compañero; pero el perro jamás será capaz de reflexionar sobre lo que ha significado ese sueño y plasmarlo en una pintura rupestre, y un chimpancé nunca podrá filosofar sobre el porqué de su existencia hasta el punto de que su propia mente se convierta en su objeto de estudio o manipulación.


 Cuando una persona dice “esto es psicológico” está haciendo alusión a esa capacidad para reflexionar sobre nuestra propia mente. Cuando una persona extrae de su propia vida o experiencias, una idea y la desarrolla combinándola con un sinfín más de ideas o perspectivas provenientes de otros mundos reales o fantásticos (a su vez provenientes de mentes de otros escritores, pintores o músicos que crearon la obra que nos inspiró) estamos usando nuestra capacidad para ponernos en el estado mental de otra persona. La calidad y cantidad de representación mental es condición previa de la representación artística posterior. Nuestra conciencia, nuestra capacidad para adoptar perspectivas, para pensar lo que alguien está pensando, sentir lo que alguien está sintiendo  es ineludible para  poderlo reflejar en un libro, pintura o sinfonía.

Estas facultades mentales (más diversas y solapadas funcional y cerebralmente de lo que se piensa) se aglutinan hoy, en el concepto que todo el mundo conoce de empatía. Sin embargo, esta difiere de la concepción popular que se tiene de ella “una preocupación altruista por los demás” en que, como digo, hay otras funciones que se solapan. Por ejemplo, el impulso de venganza humana que tantas cintas cinematográficas o novelas a inspirado (ej. Gladiator, Kill Bill, V de Vendetta, Venganza, el fuego de la venganza, etc.)  tiene su base cerebral en el mismo punto que la empatía. Y esto es, porque, no podríamos sentirnos estafados con alguien y planear un ajusticiamiento si no fuéramos capaces de sentir lo que creemos que nuestro afortunado  y envidiado adversario esta sintiendo, y ponerlo en contraste con nuestra triste situación personal y emocional, y de ahí, articular toda una sed de venganza mental. Que, gracias a dios, la mayoría de las veces no pasa de ahí.

No obstante, aunque la capacidad mental de la empatía ha evolucionado en muchas direcciones, si que podríamos decir que su precursor es el sentido de la compasión altruista hacia otro ser que precisa de nuestra ayuda. Y que ese precursor inició vida en las hembras que debían hacerse cargo durante muchos años de las crías más dependientes de sus madres de toda la creación. Mientras que “el macho” tenía la responsabilidad de defender la manada de depredadores u otros ataques hostiles, la mujer debía hacerse cargo de las crías. Además los hombres tenían la costumbre de morirse dejando a la mujer como diríamos “compuesta y sin novio” y con unas cuantas “crías” a su cuidado. Incluso ese dualismo entre el modo de vida de los hombres y el de las mujeres también es un tema recurrente y explotado en las novelas y películas más superventas. Véase a Brad Pitt en Leyendas de Pasión como arquetipo de héroe que conquista a la mujer, la deja embarazada  y una vez logrado el objetivo evolutivo (su progenie) la deja a ella y a su hijo a cargo del pringado de su hermano y se va a la guerra. Como habréis adivinado, él muere y la mujer nunca amo más a otro hombre que no fuera él.


Sin duda, cuando nacemos y hasta los 9 años de edad, somos unos seres más indefensos e inútiles que la mayoría de mamíferos. Pero fue eso, paradójicamente, lo que nos convirtió en una especie “superior”.

De hecho, el tejido cerebral más próximo a la empatía en el sentido de compasión no es ni un trozo de
corteza ni un órgano subcortical del cerebro sino un sistema de tuberías hormonales. La oxitocina es una pequeña molécula producida por el hipotálamo, que actúa en los sistemas emocionales del cerebro […]. Su función evolutiva original era activar los componentes de la maternidad, por ejemplo da a luz, amamantar y alimentar a los pequeños. […]La reutilización de esta hormona en tantas formas de proximidad humana respalda la idea de Batson de que el cuidado maternal es el precursor evolutivo de otras formas de solidaridad humanas. (S.Pinker. Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones.)

Lejos de razonamientos y evidencias científicas, un artista y novelista como Paulo Coelho llega, quien lo diría, a la misma conclusión en una de sus obras:

[…]Dependía de los demás. Le había costado mucho aprender esa lección, pero por fin había entendido que dependía de los demás. Conocía a gente que se enorgullecía de su independencia emocional, aunque en realidad eran tan frágiles como ella, lloraban a escondidas, nunca pedían ayuda. Creían en una regla no escrita, que afirma que «el mundo es para los fuertes», que «sólo sobrevive el más apto». Si así fuera, los seres humanos no existirían porque forman parte de una especie que hay que proteger durante un largo período. Su padre le había contado una vez que no alcanzamos cierta capacidad para sobrevivir hasta después de los nueve años de edad, mientras que a una jirafa no le lleva más que cinco horas, y una abeja ya es independiente antes de que pasen cinco minutos.
Paulo Coelho. El vencedor está solo.


Con el paso de los siglos nos hemos convertido en una especia inevitablemente artística, somos artistas hasta para matar. La violencia instrumental es para los animales. Hasta ciertos psicópatas tienen impulsos artísticos. Que se lo digan a jigSaw. Pero no solo esto es así en el cine o en nuestra imaginación, también en la cruda realidad. Algunos especímenes llevan a cabo ciertos crímenes tan creativos como morbosos. Por no hablar de la inagotable imaginación de la inquisición española diseñando maquinas de tortura, o los asirios con su genialidad de la crucifixión.

Si algo está claro es que somos capaces de lo mejor y de lo peor, pero con el tiempo más de lo mejor. Ya no somos niños tan revoltosos siempre peleándonos entre sí en los asientos traseros de un coche. La especie humana ha madurado mucho. Dicen que el siglo XXI es el siglo de la “empatía”, que con la era de la información y la multiplicación exponencial de puntos de vista de distintas culturas, disciplinas y personas, estamos llegando a un clímax de conciencia mundial. Si esto es cierto, el arte debería ir a mejor ¿no?


¿Cómo somos o seremos para llegar a prescindir del arte?

Es poco probable, si no imposible, que el ser humano llegue a prescindir totalmente del arte, básicamente, porque a diferencia de las tantas muchas ocupaciones de un ser humano (las cuentas de un contable, pujar en Wall street, horas en una oficina, gestiones, clases de profesores sin vocación, etc.)  el arte es algo intrínsecamente placentero. Y la prueba está en que, aunque el sector musical está siendo gravemente afectado por la piratería, la gente no ha dejado de tocar instrumentos o de cantar en la ducha. Es más, la gente no ha perdido las ganas de expresar lo que siente, desinteresadamente , de forma artística. Sino que esas ganas, gracias a las posibilidades que da internet, se han visto aumentadas. Sin duda son tiempos difíciles para ganarse la vida siendo artista. Incluso puede que algún día, en grandes números, el arte se convierta en un pasatiempo y no pueda emplearse para ganar dinero o hacer negocio. Pero díganme una cosa, tal y cómo están hoy en día los negocios ¿no es bonita y necesaria toda forma de vida que prescinda de ellos?


Sin duda esa es una de las dos vías que nos pueden conducir al agujero negro que sería un mundo sin arte,“los negocios”, actos interesados (cuyo placer es extrínseco, obtenido de beneficios ajenos a realizar la actividad en sí misma, cobrar una suma de dinero por ejemplo) lo que es rentable para la economía,  el sistema. La otra vía es que algún científico loco le diera por hurgar en nuestra genética, algo que desde la reciente clonación de células madre no es mera ciencia-ficción


Dudo que se dejen de financiar las artes cuando las personas con estos dones son algo escaso y, por tanto, valioso. Pero de lo manipular nuestros genes, nuestro ADN, nuestra esencia, de eso ya no estoy tan seguro…


"Ahora decimos que es mejor tener un amigo. Pero qué pasaría si pudiéramos tomar unas pastillitas que nos lo dieran todo, todas las sensaciones beneficiosas que nos da un amigo y fueran facilísimas de tomar, sin las molestias de forzar una amistad o lo que sea." Gregory  Stock

No acaban de leer un dialogo de una escena de ninguna película apocalíptica, en la que el típico científico loco quiere jugar a ser dios. Acaban de leer un comentario real de unas declaraciones oficiales del experto en biotecnología Gregory Stock en una entrevista de Eduard Punset en el programa de Redes.

En dicha entrevista se trata sobre un tema crucial con uno de los "estandartes" de los avances en tecnología biológica. Stock no solo pretende aplicar los avances en dichas tecnologías a la prevención o cura de enfermedades sino a la "mejora" del rendimiento humano. Sin embargo, ¿no sé por qué?, una persona que ha pronunciado palabras tales como las de la cita anterior no me infunda demasiada confianza. Y me crea estupor que el futuro de la humanidad este en manos de científicos con estas ideas.

No se trata de una paranoia de este servidor. Si fuera así no habría nacido un nuevo ámbito filosófico como es la joven "Neuroética". Concretando, nacida en 2002, en un congreso organizado por la fundación "Dana”, interesada por las neurociencias. Dicho congreso, y el debut de este nuevo saber surgen necesarios ante los últimos avances en la biotecnología aplicada al ser humano. Su función es evaluar la moralidad y ética de todos los experimentos y asegurar que los mismos no violan derechos humanos como la conciencia del yo o la libertad.

¿Qué como somos o seremos para llegar a  prescindir del arte? La respuesta es que unos seres con sentido ético y de la moralidad, pero empujados inevitablemente por un sistema macroecónomico que se alimenta de aquello capaz de reactivar la maquina del consumo y la producción. Si la biotecnología saca al mercado productos que capten la atención de los ciudadanos,  no estaremos en manos de personas malignas o maléficas, como sería fácil pensar (eso sería poco ético),  sino de algo aún más peligroso que no justifica nuestra venganza, estaremos en manos de personas que pormenorizadamente  solo intentan ganarse el pan de cada día. El científico de turno demostrando que puede mejorar las condiciones de vida, el economista demostrando que la maquina puede no estancarse, el político que su país va bien, el ciudadano que su nivel de vida está a la altura de las circunstancias, si este tiene que comprar paquetes de mejora de memoria para que su hijo en la escuela no esté en desventaja respectos al resto, sin duda, lo hará. Su futuro está en juego.


Cada vez que veía en los periódicos o en las revistas a los políticos de siempre utilizando el calentamiento global o la destrucción del medio ambiente como plataforma para sus campañas electorales, pensaba para sí: «¿Cómo podemos ser tan arrogantes? El planeta fue, es y será siempre más fuerte que nosotros. No podemos destruirlo; si traspasamos una determinada frontera, nos eliminará por completo de su superficie, y seguirá existiendo. ¿Por qué no hablan de "no dejar que el planeta nos destruya"?»

Porque «salvar el planeta» da sensación de poder, de acción, de nobleza. Mientras que «no dejar que el planeta nos destruya» puede conducirnos a la desesperación, a la impotencia, a la verdadera dimensión de nuestras pobres y limitadas capacidades.
Paulo Coelho. El vencedor está solo.

Los seres que pueden llegar a hacer de este mundo un mundo frió, insípido, sin arte ni emoción, no son seres maléficos (las mayoría de las personas malas lo son porque no tienen una manera más eficaz - o menos costosa- de solucionar sus problemas). Los seres que cocinen un hipotético mundo ni blanco ni negro, pero bastante parecido al gris, son seres eficaces.




¿Cómo seríamos sin arte?


Sin duda un mundo cocinado por avances en manipulación genética sería un mundo más que feliz….

No obstante, estos científicos son conscientes de los inconvenientes que podría acarrear un mundo feliz a la altura del imaginado por Aldous Huxley. Y afirman, que siempre existirá un componente suficiente de tragedia en el ser humano como para prender la mecha  del arte”. Si se lo plantean por algo será…Yo no sé si en un hipotético futuro así existirá un componente suficiente de tragedia para el ser humano, pero creo, que el objetivo de la ciencia nunca ha sido precisamente preservar nuestras limitaciones. Y el día que lo sea perderá en buena parte su esencia.

“si realmente empezamos a comprender como influye la biología a nuestro potencial, a nuestro temperamento, a nuestras vulnerabilidades querremos poder elegir para nuestros hijos" Gregory  Stock.

Aquí viene la guinda:

“Resultados: beneficio del ser humano: mitigarán y reducirán las enfermedades, aumentaran el rendimiento y disminuirán las desigualdades”


¿La guinda? ¿Por qué el sarcasmo? Está científicamente comprobado que si se pudieran llevar a cabo estos avances de reconfiguración genética podrían evitarse enfermedades hereditarias cómo la diabetes, el síndrome de Down, la leucemia, el asma, el cáncer, etc. ¿Por qué entonces?.¿No es algo bueno reducir enfermedades?

Si el ser humano contara con las herramientas necesarias para manipular los genes, aquello que nos hace ser como somos tanto en cada centímetro de nuestra piel, como en cada matiz de nuestra personalidad, dudo que la naturaleza ambiciosa humana nos hiciera capaces de establecer la frontera entre "enfermedad y aspecto mejorable". Y la mejor prueba de ello es que incluso antes de poder llegar a tener la certeza de poseer tal poder, estos científicos ya no solo hablan de curar enfermedades sino que solo una palabra, una coma después,  hablan de "aumentar el rendimiento" y "reducir las desigualdades". Y es que la diferencia entre estos dos elementos y enfermedad es tan relevante como controvertida. Es una gran brecha ética, que adquiere una gran relevancia, si se trata, sobre todo, de enfermedades mentales, dónde la frontera entre estar loco (enfermo mental) y no estarlo no existe. Es un continuo.

Ya hay proyectos neurobiotecnológicos que demuestran ser capaces de mejorar la memoria en niños. A esto se refiere Stock con aumentar el rendimiento.

Y es que, efectivamente, cómo dice, esto mejorará las condiciones de vida. Pero no necesariamente las desigualdades. Eso depende de otros sectores como el de la economía. Porque, como él bien dice, "querremos poder elegir para nuestros hijos". En esto no se equivoca. Que padre se negará a satisfacer su instinto innato de darle lo mejor a sus hijos. Ninguno. De hecho  ya preveo un "tonto el último". ¿Acaso no lo hacemos en las rebajas de centros comerciales? Pues si salen al mercado paquetes tales como "tenga unos ojos azules", "maxmemory 2.0 para alumnos ambiciosos","¿Cansado de que le falten al respeto en el trabajo? personalidad de líder 7.1”. Ya puedo atisbar eslóganes cómo "no sea tonto y desperdicie las ofertas de ser mejor que el vecino”.



No obstante, se considera también que uno de los grandes retos del futuro será el reparto justo e igualitario de estos recursos "tecnológico-sanitarios"

“Ahora mismo cualquier persona puede tener a su disposición dispositivos tecnológicos que superen con creces la mayor tecnología que podía adquirir el hombre más rico del mundo hace 20 años" Gregory  Stock.


Pero esto no es más que una consecuencia más de convertir esos avances en un producto comerciable. Por supuesto que ahora mismo todos tenemos en nuestros smartphone aplicaciones que no tenía Bill Gates en su ordenador hace 50 años. Pero también es cierto que cada mes nuestro vecino tiene un terminal mejor que el nuestro, cada día un país tiene mejores ordenadores que los que todavía no se han importado al nuestro. Es decir, la brecha de la que habla Eduard Punset en esa misma entrevista entre humanos mejorados y no mejorados es inevitable. A no ser que al ser humano le deje de importar comprarse un nuevo smartphone. A no ser que al ser humano le deje de importar cosas que realmente no necesita. Hasta que eso no pase, todos caerán producto de la presión de grupo, cual fichas de dominó en el momento que la ciencia saque al mercado técnicas con un poder tan grande, tan grande como para convertir a las personas en presos de una igualdad y perfección absurdas que jamás les darán la felicidad. Pero esta vez no estarán jugando con materiales, estarán jugando con sus propias habilidades, gustos, personalidades y sentimientos. Estarán jugando con esas diferencias, esas vulnerabilidades, que según otros prestigiosos expertos en la materia, dotan de sentido la vida de un hombre. Y en buena parte, han alimentado y alimentan la llama del arte.

El agridulce proceso de definirnos por nuestros conflictos por los demás no es un simple tema para la literatura, sino que puede esclarecer la naturaleza de nuestros sentimientos y el contenido de nuestra conciencia.

Nuestros familiares más cercanos ocupan un lugar especial en nuestro corazón solo porque el lugar de todos los demás seres humanos, es por definición, menos especial, y hemos visto muchas injusticias humanas tienen su origen en eso hecho. Asimismo, la fricción social es un producto de nuestra individualidad (peculiaridades, lo que nos diferencia, lo que nos aísla) y de nuestra búsqueda de felicidad. […]

La conciencia es una manifestación de las computaciones neuronales necesarias para averiguar cómo conseguir cosas escasas e imprevisibles que necesitamos.[…]

Tenemos hambre, saboreamos la comida y tenemos paladar para un sinfín de gustos fascinantes porque durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva fue difícil conseguir alimentos. Normalmente no añoramos el oxígeno, ni nos produce placer ni fascinación alguna, pese a que es esencial para sobrevivir, porque nunca fue difícil obtenerlo. Simplemente respiramos.

Lo mismo podría ocurrir con los parientes, las parejas y los amigos. Decía antes que si se asegurara que los dos componentes de la pareja fueran fieles, se favorecieran mutuamente y murieran al mismo tiempo, sus intereses genéticos serían los mismos, encarnados en sus hijos comunes. Se puede imaginar incluso una especie en que todas las parejas estuvieran abandonadas en una isla para toda la vida y sus hijos se dispersaran al llegar la madurez, para no regresar jamás. Dado que los intereses al principio genéticos de los dos que forman la pareja son idénticos, se podría pensar al principio que la evolución les otorgaría la dicha del amor sexual y romántico y de la amistad perfecta.

Pero según Symons, nada así ocurriría. La relación entre la pareja evolucionaría hasta ser igual que la simple relación entre las células de un cuerpo, cuyos intereses genéticos son también idénticos. Las células del corazón y las del pulmón no tienen que enamorarse para vivir en perfecta armonía. Del mismo modo, las parejas de esa especie tendrían relaciones sexuales con el único objetivo de procrear (¿por qué desperdiciar energía?) y el sexo no proporcionaría más placer que el resto de la fisiología reproductora, por ejemplo la liberación de hormonas o la formación de gametos:

"No existiría el enamoramiento, porque no habría compañeros alternativos entre quienes escoger, y enamorarse sería un inmenso despilfarro. Uno querría a su compañero literalmente como a sí mismo, pero ahí está la cuestión: uno no se quiere a sí mismo, excepto metafóricamente; uno es él mismo. Los dos serían, en lo que la evolución se refiere, una misma carne, y sus relaciones estarían gobernadas por una fisiología mecánica [...].Uno podría sentir dolor si observara que su compañero se corta, pero nunca se desarrollarían todos los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja y que hace tan maravillosa la relación cuando funciona bien ( y tan dolorosa cuando no funciona ).Aun en el caso de que la especie los tuviera cuando la pareja inició ese modo de vida, la selección natural los eliminaría, como eliminó los ojos del pez que vive en las marismas más profundas, porque serían un alto coste y no reportarían un beneficio alguno."

Lo mismo ocurre con los sentimientos que tenemos hacia nuestra pareja, familia y nuestros amigos: la riqueza e intensidad con la que los albergamos en la mente son la prueba del valor y la fragilidad que esos lazos tienen en la vida. En resumen, sin la posibilidad de sufrir, lo que tendríamos no sería una dicha armoniosa, sino que, al contrario, careceríamos por completo de lo que nos hace humanos; la empatía y la conciencia.


Steven Pinker. La negación moderna de la naturaleza humana.


Sin duda, si existe un apelativo que definiese cómo seríamos sin Arte, ese apelativo sería maquina.

“Es muy fácil y cómodo escuchar a los demás porque te pueden suministrar dogmas sin vida, te pueden dar mandamientos: "No hagas esto; haz eso." Y están muy seguros de sus mandamientos. La certeza no es lo que se ha de buscar. La comprensión es lo que se ha de buscar. Si buscas la certeza serás víctima de alguna trampa. No busques la certeza; busca el comprender. La certeza se te puede dar fácilmente -cualquiera puede dártela- pero a la hora del análisis final serás un perdedor. Habrás desperdiciado tu vida tan sólo para permanecer en la seguridad y en la certeza; y la vida no es una certeza, la vida no es segura. La vida es inseguridad. A cada momento se dirige hacia una inseguridad mayor. Es un continuo apostar. Uno nunca sabe lo que va a suceder. Y es hermoso que uno nunca lo sepa. Si fuera predecible, no valdría la pena vivir la vida. Si todo fuera como te gustaría que fuese y si todo fuera una certeza, no serías un hombre, serías una máquina. Sólo existen certezas y seguridades para las máquinas".

Osho, Vida, amor y risa.

Y si existe algo capaz de evitar un mundo así; un mundo tan, quizás, excesivamente maduro, adulto, frio y aburrido, ese algo está muy lejos de principios como la producción, el crecimiento, la eficacia, el control, la brillantez o el interés propio. Parece que regresamos al comienzo del artículo, al “altruismo”, al punto de partida, y sexo, de la especie humana. Si los ángeles tienen sexo, este es bien reflejado en el siguiente fragmento:



Su compañera se tumbó en la cama, a su lado, y apoyó la cabeza en su regazo.
—El que me hizo ver todo esto fue un extranjero que conocí esta noche, mientras estaba allí, perdida en medio de la multitud, sin saber qué decir. Le pregunté qué hacía en la fiesta; me respondió que había perdido a su amor, que había venido a buscarla, y que ya no estaba seguro de querer precisamente eso. Me pidió que mirara a mi alrededor: estábamos rodeados de personas llenas de seguridad, de gloria, de conquistas. Comentó: «No se están divirtiendo. Creen que han llegado a la cima de sus carreras, y la inevitable bajada los asusta. Han olvidado que todavía les queda todo el mundo para conquistar, porque...»
...porque se han acostumbrado.
—Exacto. Tienen muchas cosas y pocas aspiraciones. Están llenos de problemas resueltos, proyectos aprobados, empresas que prosperan sin necesidad de ninguna interferencia. Ahora sólo les queda el miedo al cambio, y por eso van de fiesta en fiesta, de reunión en reunión, para no tener tiempo para pensar. Para ver a la misma gente, y pensar que todo sigue igual. Las seguridades han sustituido a las pasiones.
—Quítate la ropa —le dice su compañera, intentando evitar cualquier comentario.
Jasmine se levanta, se quita la ropa y se mete debajo de las mantas.
—Desvístete tú también. Y abrázame. Necesito que me abraces, porque hoy creí que me ibas a dejar marchar.
Su compañera también se quita la ropa y apaga la luz. Jasmine se queda dormida en seguida entre sus brazos. Permanece despierta algún tiempo mirando al techo, pensando que, a veces, una chica de diecinueve años, con su inocencia, puede ser más sabia que una mujer de treinta y ocho. Sí, por más que lo temiese, por más insegura que se sintiera en ese momento, se vería forzada a crecer.
Paulo Coelho. El vencedor está solo.


Si la especie humana, y su arte,  tuvo su origen en que sus individuos dependían unos de otros más que cualquier otra especie, el dejar de depender entre nosotros bien podría ser la brecha que quiebre el puente de la conciencia entre las personas. El puente de la expresión emocional, y el puente del que se sirve el arte.








Fuentes:






Jesús García Muñoz






Pero el hombre, orgulloso,
investido de pequeña y breve autoridad
-ignorante de lo más seguro: su esencia vítrea-,
como un mono enojado realiza ante el cielo
fantásticas piruetas que hacen llorar a los ángeles.(William Shakespeare. Medida por Medida)