sábado, 29 de junio de 2013

Locos y genios del Arte

El complejo de Edipo en Dalí, la esquizofrenia de Van Gogh, la homosexualidad de Leonardo da Vinci, la ansiedad y alucinaciones de Edvard Munch, la bipolaridad de Beethoven o las tendencias agresivas y autodestructivas de Kurt Cobain se reflejan en muchas de sus obras de artes musicales o pictóricas que esconden mucho más de lo que parece a simple vista. ¿Será en sus problemas más íntimos dónde esté el verdadero secreto de su éxito de masas?

Vincent Van Gogh (1853 - 1890)


Van Gogh sufría de convulsiones epilépticas derivadas de una lesión cerebral de nacimiento. Las altas cantidades de alcohol (especialmente ajenjo) que consumía agravaban los síntomas. Se cree que esas toxinas influían en sus visiones y alucinaciones propias de la esquizofrenia y en que el color amarillo fuera primordial en sus obras. También se cree que el pintor holandés pudo presentar un trastorno bipolar alternando periodos de depresivos (excesiva desgana y abatimiento) y maniacos (excesiva impulsividad, energía y entusiasmo).Puede que en uno de esos periodos maniacos hubiese tenido la suficiente energía y motivación como para cortarse su oreja. Mientras que sería un período de profunda depresión lo que le llevaría a suicidarse a los 37 años.










Ludwig van Beethoven (1770 - 1827)

También la bipolaridad está presente en el estilo musical del controvertido compositor Alemán. Los expertos afirman que los súbitos y repentinos cambios en sus composiciones están directamente relacionados con sus constantes cambios en su estado de ánimo.




Andy Warhool (1928-1987)

Se dice que el padre del arte Pop, A. Warhool, padecía de autismo, el cual podría tener su reflejo en sus conocidas obras de la lata de sopa o retratos de Marilyn Monroe dónde predominan unas repeticiones y una uniformidad compulsivas propios del autismo.  Estas repeticiones visuales aportan una estabilidad, constancia y simetría estimular visual que agradecen las personas con síntomas autistas caracterizados por no poder filtrar toda la estimulación que recibe nuestro cerebro. De la misma forma que un niño autista se balancea pegado a una esquina con los oídos tapados, se podría hipotetizar que Warhool conseguía calmar sus, no tan exacerbados síntomas, con esta clase de representaciones pictóricas.







Edvard Munch (1863-1944)

El autor noruego de la popular obra de “el grito” padecía de una ansiedad que le provocaba alucinaciones.

No obstante se negó a pasar por un tratamiento psiquiátrico por temor a perder sus virtudes creativas.

“Mis problemas son partes de mí y de mi arte. Son indistinguibles de mí, y el tratamiento destruiría mi arte. Quiero mantener esos sufrimientos.”(Edvard Munch)


Pablo Picasso (1881-1973)

La psicoanalista Alice Miller que analizaría el Gernika del artista español descubrió un trauma de Picasso en su infancia cuando a los 3 años vivió un terremoto que provocó el nacimiento prematuro de su hermana.







Leonardo da Vinci (1452-1519)


Sigmund Freud, en su obra, Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, explica cómo el artista revela su homosexualidad en el tema de “el buitre”. En el cuadro se aprecia cómo el buitre abre con su cola la boca el bebé Leonardo, lo que sugiere un fantasma de felación. La investigación de Freud no se quedaba en una simple interpretación de un cuadro; recurrió a diversas fuentes autobiográficas de Leonardo, a una reconstrucción minuciosa de su vida emocional de los primeros años y a otra descripción de los conflictos entre sus impulsos artísticos y científicos.

En este sentido la sonrisa de la Mona Lisa supone una réplica de la sonrisa materna, los conflictos de los cuerpos de Santa Ana y de la Virgen en “Santa Ana” representan las figuras maternas de su vida: madre, joven suegra, abuela paterna, cuadro en el que según el teólogo y psicólogo Pfister, citado con precaución por Freud, esconde en torno al vestido de la Virgen una “imagen –acertijo” inconsciente que simboliza un buitre con el extremo de la cola dirigido hacia la boca del Niño Jesús. Por no hablar de su controvertida “Última Cena” que ha planteado preguntas que aún siguen abiertas.

¿Qué hace un amenazante cuchillo en la zona izquierda de la mesa y quien lo empuña? ¿Por qué el segundo apóstol por la izquierda es idéntico a Jesús incluso en el atuendo? ¿Alude esto a la creencia de que Jesús tenía un hermano gemelo?

¿Quién es realmente el personaje a la izquierda de Jesús? ¿No es demasiado femenino para ser un apóstol?, ¿Tal vez se trate de María Magdalena (como se apunta en “el código da Vinci”)?  ¿O representa el “símbolo femenino” cómo su objeto de apego y afecto natural que le fue negado? ¿Tiene esto que ver con que la figura esté como “separada” de Jesús (este último, con quien Leonardo se identificaría)?

Leonardo en su particular “última cena” cambió la posición de Jesucristo, el que a priori-según las escrituras- estaba de perfil hablando con Juan,  y lo sitúa en el centro, hacia el que convergen todas las líneas de fuga, destacando aún más al perfilarse contra el ventanal del centro, separándolo de los apóstoles. Mientras en el Evangelio de Juan (justo el evangelio en el que da Vinci  se basó para su cuadro de la cena), se hacen diversas menciones a un discípulo a quien Jesús amaba, sin desvelar nunca su verdadero nombre. Para más coincidencias este supuesto “Juan” que da Vinci dibuja afeminado y separado destacadamente de él, en realidad-en el evangelio que inspiro la obra- se encontraba recostado sobre el pecho de Jesús.


Salvador Dalí (1904-1989)

Dalí revela que la mayoría de los elementos representados en sus cuadros se originan en sus memorias de infancia o en sus fantasías, a las que, como un paciente de psicoanálisis, vuelve una y otra vez, tanto  en su obra plástica como en la literaria. Además, las obras dalinianas representan extensas interpretaciones a la luz de los estadios freudianos de desarrollo psicosexual, las fijaciones y los complejos.







Kurt Cobain (1967-1994)

El propio Kurt confesaba que en muchas de sus representaciones, debido a los efectos de las drogas y el alcohol, se golpeaban entre los integrantes del grupo con los instrumentos musicales, lo que muchas veces lo llevó a terminar ensangrentado sus conciertos.
Lo cierto es que el gran cantante, compositor y guitarrista de la preponderante banda Nirvana presentaba una dependencia de opiáceos en toda regla. Necesitaba del consumo de alcohol y heroína para sus actividades sociales. A esto se le sumaban ciertos trastornos del estado de ánimo .Presentaba problemas del sueño, pensamientos recurrentes de muerte,  sentimientos excesivos de culpa, implicaciones excesivas en actividades placenteras que podían producir consecuencias graves, no sólo para Kurt, sino que también para toda su banda al momento de agredirse en las actuaciones.


¿Locos o genios?

Esta recopilación de artistas es solo una pequeña muestra de la unidad entre la genialidad y la locura. La cuestión es ¿por qué?
Decir que las investigaciones científicas al respecto no han encontrado una relación concluyente entre “genio y locura”. Es necesario que confluyan multitud de otros factores, como cierta capacidad intelectual, de compromiso o una locura no incapacitante para las funciones creativas. Aún así las artes creativas (poetas, escritores, músicos…) presentan 2-3 veces más psicopatologías que otros profesionales (científicos, políticos, militares, hombres de negocios…): trastornos afectivos, suicidio, toxicomanías, psicosis y trastornos de ansiedad. Existe una estrecha relación entre trastornos afectivos bipolares y la creatividad en escritores. Sin embargo puede que la esquizofrenia en ocasiones inhiba la creatividad.
Los principales predictores  de la creatividad son haber sufrido de enfermedad mental, abuso físico/sexual en la infancia, enfermedad mental en las madres y la propia creatividad en ambos padres.


El mito del genio Loco

Estos “locos” se caracterizan por un rendimiento realmente elevado. Los síntomas característicos de la hipomanía aumentan la cantidad de pensamiento, la formación de ideas y asociaciones únicas, el pensamiento original (o pensamiento divergente), e incrementan la productividad.

Se debate si realmente un tratamiento supone una pérdida de la creatividad y lo cierto es que no es realmente así. El tratamiento puede estimular aún más la creatividad del artista, lo que si tiene lugar es un miedo subjetivo de la persona a perder su “alma creativa”.

“Idealmente tal caos en aquellos capaces de controlarlo puede ser útil para la creatividad artística”. “Para estos casos buscar un tratamiento supone romper un contrato social implícito y el temor a ser más estable y menos sensible” (Poetas y lunáticos: Revisando el mito del "genio loco")

“La psicoterapia es un proceso creativo en sí mismo que estimula la creatividad” (Rothenberg, 1990)

También hay que tener en cuenta que la sociedad por medio de la estigmatización” trata a los artistas lo suficientemente mal como para disolver al más fuerte de los individuos. Para afrontarlo, el artista debe ser realmente más estable  emocionalmente que la mayoría. En este sentido un artista es una persona con hábitos más saludables de lo que se piensa.

“El artista es un hombre colectivo, un vehículo y moldeador de la vida psíquica inconsciente de la Humanidad. Ese es su oficio, y a veces es una carga tan intensa que está condenado a sacrificar su felicidad y todo lo que merece la pena para el hombre común. (C. G. Jung. Psiquiatra, psicólogo y ensayista Suizo)