Para la mayor
parte de los hombres, saber hacer algo es una maravilla, es el único medio de
realizar obras ¿perfectas? Sin embargo, creo que a poetas y artistas, les
nace muerto todo aquello que sabemos hacer.
Eduardo Chillada,
Aromas. Pensamientos.
La creatividad es un aspecto urgente del
ser humano. Una conducta atrayente y misteriosa. En la totalidad del espectro
que abarca, desde el arte a la vida cotidiana, pasando por el mundo de la
empresa y también las ciencias. Y como todo lo que es escaso y aún no podemos
controlar y manipular por no alcanzar a
comprenderlo en su totalidad, se busca con ahínco la intervención en la
creatividad. Pero esta parece resistírsele a los investigadores, es
extremadamente escurridiza, es un ente mágico e incomprensible, inasequible. De
las pocas capacidades mentales a las que aún no se le ha asignado zona y
función cerebral, como mucho una compleja red de activación, un proceso de
impulsos eléctricos que viajan de una zona a otra del cerebro, de una neurona a
otra, con una hiperactividad, recorrido y imprevisibilidad mayor de lo que es normal
para cualquier otro proceso mental, como
puede ser montar en bicicleta, aprenderse una coreografía, resolver una
ecuación matemática, arreglar un enchufe, o aprenderse la constitución de
memoria. Un hecho sorprendente, de esos que hoy escasean, cuyo análisis
científico provoca en ocasiones buenas dosis de perplejidad. Un hecho mágico.
¿Qué
es la creatividad?
Para los psicólogos es bastante
evidente en la actualidad que la creatividad debe estudiarse de formamultidisciplinar, ya que el constructo
es, sin lugar a dudas, multidimensional.
Este representa la interacción o
confluencia de múltiples factores en una persona. Para algunos únicamente están
implicados los procesos cognitivos,
otros creen que también los procesos
socio-emocionales, los aspectos
familiares evolutivos y actuales, las educación y preparación, las
características del dominio (el
contenido teórico, el tema que controla la persona en concreto), el campo (el contexto y grupo social, su
círculo, su cultura) y las influencias históricas (sucesos y tendencias) y la motivación intrínseca; esto último es,
hacer algo no por el resultado, sino
porque el proceso de creación es
placentero en sí mismo.
La creatividad no es igual a una
unión ni suma de potencialidades diversas, sino más bien se asemeja a una
integración de estas según ciertas condiciones o interrelaciones. Puede
ocurrir, por ejemplo, que sea necesario un umbral mínimo de inteligencia, de
manera que si no sobrepasa ese umbral, la creatividad es imposible aunque el
sujeto posea las demás dimensiones en un grado excepcional. Así mismo, la
debilidad en algunas dimensiones puede ser compensada por la excelencia en otra
(como una altísima motivación). Señalar que la motivación, proviene, en buena parte de la interacción entre
nuestro paquete genético y los elementos
psicodinámicos de la historia personal, evolución, desarrollo y sucesos vitales
que han configurado nuestra personalidad.
Es aquello que nos predispone a vivir en ciertos ambientes, aquello que si bien
no determina nada por sí mismo, si que nos orienta hacia lo que algunos les
gusta llamar “destino”.
Algunas de esas interrelaciones pueden
tener un efecto multiplicador como
son la alta inteligencia, la motivación
y los conocimientos.
[…]
recordaban a Baudelaire cuando decía
que “el genio es simplemente la niñez
redescubierta por un acto de voluntad”. Para Freud, el sujeto creativo es capaz de aceptar y elaborar las
fantasías que surgen en él relacionadas con los ensueños y con el juego
infantil. Las personas no creativas hacen
frente a estas fantasías y tratan de eliminarlas. Si todos los procesos
encuentran un camino de sintonía con los sentimientos conscientes del sujeto
(los que pertenecen a su ego), el individuo está en condiciones de realizar
productos de alto nivel de calidad. Las pruebas que Freud aporta son indudablemente débiles. La propuesta es
insuficiente porque en la práctica
no distingue entre creativos y no creativos. (Monreal C.A.2000)
Otra característica del individuo
creativo es que no suele aceptar las normas impuestas, cree que se merece
reglas especiales al resto de personas, en este sentido, tiene algo de narcisista e impersonal, es una persona
en cierto modo independiente, no
obstante, si trata de establecer nuevas normas y formular reglas nuevas. La investigación también ha esclarecido que personas con gustos intersexuales presentaban una mayor capacidad creativa , se cree que debido principalmente, entre otras razones, a su temprana necesidad de autodefinirse a partir de puntos de vista más mixtos y menos estereotipados que los que marcan la norma.
Existen multitud de elementos que
se han definido como vertebradores de la creatividad, como son el pensamiento divergente (capacidad
para realizar conexiones originales entre ideas que a priori distan demasiado entre sí para la gran mayoría de la
gente), la impulsividad para tomar
la decisión de lanzar una idea que con toda seguridad será incomprendida sino
calumniada, la impersonalidad (o
psicoticismo) para correr el riesgo de ser un incomprendido sin que eso te
afecte demasiado, la extroversión
para desarrollarla, la persuasión o habilidades verbales y comunicativas
para contarla (y que te escuchen) y así con un sinfín de elementos.
Los Orígenes de la Creatividad
El Diccionario de La Real Academia Española es un espejo
de los significados verbales que maneja de ordinario la sociedad. Si hojeamos
el significado que tiene la palabra “creatividad”, su psicología implícita nos
dice que es un término de fuerte trasfondo mitológico y religioso. Las definiciones “primogenias”
de creatividad,
creación, creador, hacen alusión en primer lugar a Dios y la historia
de la creación del mundo, una creación que siguiendo un sentido teológico se
define porque surge de la nada.
Lo primero
que más llama la atención es que la palabra creatividad no tiene un valor
independiente, aparece solo en sentido figurado
o metafórico, en referencia a una idea que para algunos puede considerase
religiosa, y para otros, simplemente mítica (la herencia de las viejas
tradiciones griegas y cristianas). Las palabras dicen, por tanto, que el
individuo creador también está interpretado a imagen del Creador. Lo segundo,
es descubrir la raíz de la idea de que el creador es una persona misteriosa que
no se puede justificar ni explicar
demasiado: tiene un fuerte poder, casi mágico, porque es capaz de inventarlo todo y crearlo sorprendentemente de la nada:
lo cual ha sido muy pernicioso a la hora de discernir lo que realmente es la
creatividad, su accesibilidad y la posibilidad de intervenir sobre ella.
Respecto a esta huella religiosa, conviene recordar que, como nota Boorstin
(1992), la idea de la creación de las cosas de la nada es típicamente occidental: no existe en el universo del ying y el
yang (el hinduismo, el confucianismo, el taoísmo, el budismo): en este universo
el hombre no presta atención al
origen del mundo […] (Monreal C.A.2000)
¿Creamos creativos?
Dada
la comentada urgencia de algunos por
entender la creatividad y su fenómeno, con el
fin de intervenir en él (como todos aquellos movidos por fines) se han
diseñado multitud de métodos para desarrollar dicha capacidad. La persona no
debe tener un excesivo estrés, la seguridad en el trabajo y la salud favorecen
la creatividad, beneficios o subvenciones del gobierno, el respaldo político, el
apoyo de fundaciones o fuentes privadas en general. Son ventajas el hecho de
actuar de manera contraintuitiva,
reorganizar los elementos de un problema, jugar con las ideas, la
independencia, la sensibilidad, la apertura a la experiencia, el autocontrol,
diseñar un sistema de recompensas, lograr un papel importante en el trabajo, un
alto nivel de libertad en el manejo del tiempo y los recursos, permitir a las
personas creativas hacer lo que aman y mantener la motivación intrínseca, esto último es:
[…]reducir el énfasis en las limitaciones
externas, insistir de manera eficaz en que las evaluaciones tienen que tener
fundamentalmente un valor informativo sobre el aprendizaje y no un efecto
penalizador, ofrecer aquellas motivaciones y factores externos que apoyen la
revisión personal del propio esfuerzo (la competencia consigo mismo, no con los
otros) y no socaven los sentimientos de elección propia. Las motivaciones
extrínsecas pueden ser más importantes en las etapas en que la novedad es menos
urgente (etapas de preparación y recogida de información), mientras que las
motivaciones intrínsecas son indispensables en las etapas de identificación de
los problemas y generación de nuevas ideas. (Monreal C.A.2000)
Como vemos (y esto es solo un
esbozo superficial), existe toda una ingeniería
técnica para propiciar las contingencias en una persona y en su mente, conducta y entorno que si no
cumplen con las exigencias de la creatividad que pretendemos lograr, podemos
conseguir, artificialmente, que las
cumpla. Y desdeluego, es positivo, que una persona creativa pueda desarrollar
todo su potencial. Pero ¿Quién no querría ser creativo si pudiese? Esta es la
pregunta que nos debe preocupar. ¿Qué pasaría si esa capacidad que muchos
definen como el último bastión de la magia en el mundo está en manos de todo
aquel que desee poseerla? ¿Qué pasaría si no nos viene dada? ¿Que pasaría
cuando, al igual que con los productos de belleza, las pastillas para la
memoria en niños, o las técnicas de manipulación genética, ser creativo o guapo no depende de ser creativo o guapo sino de
tener dinero para llegar a ser creativo o guapo, tomándose
una pastilla, pagando a un psicólogo, o acudiendo a un experto en coaching? ¿Qué ocurriría? ¿Qué está
ocurriendo en nuestra sociedad, en nuestra cultura?
[…] dos posibles maneras de equivocarse:
¿Qué error sería mayor, intentar mejorar la creatividad aunque el éxito sea
imposible, o fallar en intentar mejorarla si realmente puede ser mejorada? (Nickerson,
1999)
Jesús García Muñoz