sábado, 14 de diciembre de 2013

Me gusta o no me gusta. El perspectivismo en la red.

La corriente psicológica defensora del perspectivismo vive su edad de oro, es el momento de la historia en el que más puntos de vista se están confrontando. Y esto es muy positivo si partimos desde la premisa de que cada uno ve la realidad desde su propia experiencia y necesita de la experiencia o perspectiva de los otros para complementarla. Por tanto, el momento en el que vivimos, es una oportunidad inigualable para comprender, entre todos, la realidad y la verdad de la vida como nunca antes hayamos podido hacerlo.

La guerra de las críticas

No obstante, tanto punto de vista junto incurre en un grave peligro. Si las redes sociales no estuvieran diseñadas a conciencia podrían ser un arma de doble filo. No es nada descabellado solidarizarse con ese amigo que aquel día comentó “Si en facebook existieran botones de “no me gusta” ya estaríamos viviendo la tercera guerra mundial”. Gracias a Dios los diseñadores de facebook se sirven de paradigmas psicológicos, quien lo diría, para garantizar una mínima seguridad en el sistema.

Uno de esos paradigmas, es el del condicionamiento operante, proveniente de la psicología conductista, establece, entre otras muchas cosas importantes para el ser humano, que toda conducta verbal (ej. decir lo que piensas), cognitiva (ej. un pensamiento) o motora (ej. escribir lo que piensas en facebook) aumenta la probabilidad de repetirse si esta es seguida de un estímulo reforzarte (ej. un “me gusta” en facebook).

Pero, ojo, el botón de “me gusta” no es lo que hace que aumente la probabilidad de volver a publicar en nuestro muro un comentario. De ser así, los técnicos informáticos serían los culpables del éxito de muchos movimientos sociales vertebrados gracias a redes sociales. El botón de “me gusta” como la página web, solo es solo una plataforma para que operen los auténticos mecanismos mentales y conductuales culpables de la movilización. En otras palabras, el botón de “me gusta” es solo un estímulo que hemos asociado al verdadero estímulo reforzarte en sí mismo que es la atención o el apoyo social de una idea o pensamiento. Al igual que el dinero, el botón de “me gusta” de facebook es un reforzador secundario generalizado, que aumenta la probabilidad de nuestra conducta por la asociación a las cosas verdaderamente reforzantes en sí mismas que obtenemos gracias a los primeros, léase atención o carisma social con seguidores en twitter, o agua, comida y alojamiento con dinero a lo largo de la humanidad. Pero no es el twitter, ni el dinero, lo que nos hace más felices, ni  lo que incrementa una conducta o idea difundiéndola por el mundo.

La rebelión de las maquinas

Del mismo modo en dicho paradigma se establece que si una conducta es seguida de un estimulo aversivo (ej. padre que pega a su hijo por portarse mal, o pongamos, siguiendo con el ejemplo, botón de “no me gusta”) no solo se reduce la probabilidad de que se dé esa última conducta (ej. rabieta / comentario o publicación social), sino que además puede provocar comportamientos que no nos interesan: (a) conductas agresivas o emocionales, (b) se enseña el uso del castigo (imitación de los hijos/amigos de la red social de turno) y no se enseñan conductas deseables, (c) da lugar a conductas de escape (evitación de estímulos aversivos, ej. neuroticismo en niños/victimas de ciberbulling en las redes sociales), (d) en muchas ocasiones no disminuye la conducta sino que la aumenta ya que “al castigar” estamos prestando atención social, el cual es un importante reforzador social innato (primario) en nuestra especie humana y esencialmente social, y finalmente, (e) si se usa de forma continuada se acaba por incrementar la intensidad del castigo por la habituación del receptor al mismo

Por todas estas, y por muchas más razones, entre los psicólogos educativos o educadores sociales se entiende el castigo psicológico como la última estrategia a utilizar para educar a un niño, a una sociedad, o prevenir la violencia en una red social.

Recordar que el castigo “psicológico” no es sinónimo de castigo físico (azote) o verbal (reprimenda), porque el castigo psicológico es todo aquel que hace disminuir una conducta y como  he comentado, el castigo físico (o el verbal), como por ejemplo dar un azote, muchas veces refuerza (ergo, aumenta) el comportamiento disruptivo por ofrecer nuestra atención a la persona que se comporta mal, por lo que el castigo físico (o el verbal) además de nada ético es normalmente inútil.

Pues bien, estas cosas tan obvias (pero que deben de tener algo de complejo y contra intuitivo,  ya que muchos siguen sin entenderlas y mucho menos haciéndolas) son las que se tienen en cuenta a la hora de diseñar la página web que vemos cada día al levantarnos. Sería muy distinta nuestra sensación al ver el tablón de novedades en facebook si la mayoría de las veces viésemos gente discutiendo, diciéndose o diciéndonos cosas horribles (castigo), pero no es así, y de ahí la adicción a las redes sociales (conducta reforzada), solemos ver muchas cosas, ideas. Y las que más se comparten y publican son las que realmente mas quieren ser compartidas y publicadas (por la mayoría). De esta manera, la verdad, los valores, las creencias, los complejos, las injusticias, los ideales, las decisiones las cosas que verdaderamente le importan a una sociedad se van imponiendo sin causar ningún daño y sin competir con otras, a las que menos le importan a una sociedad, así se está haciendo democracia de una forma más natural, madura, racional y sana que en un parlamento, y mucho más de lo que nos imaginamos cuando leemos ese pesado mensaje en nuestra pantalla del facebook preguntándonos ¿en qué estás pensando?


Sin embargo, ya sabemos lo rápido que avanza todo, así que habrá que estar ojo avizor, porque en la actualización 3.0, puede estar el espionaje de Obama sobre nuestras cabezas o la chispa de una guerra, primero ideológica, y más delante, mejor no pensarlo.

El mundo tiene demasiada moralidad. Si sumásemos todos los homicidios cometidos en pos de la justicia de autoayuda , las víctimas de guerras religiosas y revolucionarias, las personas ejecutadas por crímenes y faltas sin víctimas, y los objetivos de genocidios ideológicos, seguramente superarían en número a los muertos y heridos a causa de la depredación y la conquista amorales. El sentido moral humano puede excusar cualquier atrocidad en la mente de quienes la cometen, con lo cual tienen motivos para acciones de violencia que no les procuran ningún beneficio tangible. La tortura de herejes y conversos, la quema de brujas, el encarcelamiento de homosexuales, y los asesinos por honor de hijas y hermanas no castas son sólo algunos ejemplos. El incalculable sufrimiento que han infligido al mundo personas motivadas por una causa moral basta para solidarizarse con el cómico George Carlin cuando dijo: “Creo que la motivación está sobrevalorada. Si uno es un gilipollas gandul que está todo el día mirando concursos de la tele y tocándose los huevos ¡es alguien que no va a causar ningún jodido problema!” (S.Pinker, 2012)


Jesús García Muñoz
Fuentes:

http://www.ritmosxxi.com/blog.asp?idarticulo=10430



No hay comentarios:

Publicar un comentario