jueves, 27 de septiembre de 2012

La epidemia de la “desafección política” en nuestro país.


Se sabe que entre los jóvenes españoles, quienes representan nuestras generaciones venideras, hay un desinterés general hacia la política. Las encuestas informan de un 70%  que opinan “que todos los partidos son iguales” y un 45% que opinan” que solo sirven para crear divisiones entre las personas”. ¿Cuál es el porqué de esta tendencia? ¿Ha dejado de interesarnos realmente la política? ¿Son fenómenos puramente sociales? ¿Cíclicos? ¿O hay algo más?

En palabras de Mariano Torcal (Doctor en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de Madrid), la desafección es entendida como “sentimiento subjetivo de ineficacia, cinismo y falta de confianza en el proceso político, políticos e instituciones democráticas, que generan distanciamiento y alineación, pero sin cuestionar la legitimidad del régimen político”.

Partiré de la base de que desde la perspectiva de la psicología se entiende que nadie es apolítico, ya que la política no es más que la aplicación de nuestras “creencias, ideas y valores” sobre la naturaleza humana. Aplicaciones sobre cómo a nuestro personal y subjetivo juicio debería regirse una pareja, un grupo, una manada, un poblado, un imperio, un país o el mundo globalizado en el que actualmente vivimos.
Por tanto, si todos por dentro llevamos impregnadas estas ideas ¿porqué no las sacamos? La teoría de la indefensión aprendida puede responder a dicha pregunta.

La indefensión aprendida es un término empleado en psicología para definir a la condición de un ser humano o animal que ha aprendido a comportarse pasivamente, sin poder hacer nada y que no responde a pesar de que existen oportunidades para ayudarse a sí mismo, evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas.
En los experimentos realizados sobre indefensión aprendida (Bruce Overmier y Martin Seligman 1960), se exponía a dos grupos de perros a descargas eléctricas ocasionales estando estos encerrados en grandes jaulas. Uno de los grupos de perros tenía la posibilidad de accionar una palanca con el hocico para detener esa descarga, mientras que el otro no tenía medios para evitar la descarga. Cuando, posteriormente, a este segundo grupo de perros sí se les dio la oportunidad de escapar de las descargas, los animales permanecieron quietos, sin mostrar ningún tipo de respuesta. Este estado de inactividad fue el que se explicó por el fenómeno de la indefensión aprendida.                                                                     

Este fenómeno se puede extrapolar y observar en numerosos ambientes y sociedades represivas, en especial en los países subdesarrollados y empobrecidos, lo cual contrasta con el derroche y despilfarro económico ejercido por su clase dirigente. Pero, el ejemplo histórico más claro al respecto es la pasividad del pueblo judío ante uno de los más atroces genocidios cometidos en la historia de la humanidad.
Pero sin tocar estos extremos, este fenómeno puede ser lo que explique la actual situación española. La pregunta entonces es ¿en qué momento adquirimos tal indefensión aprendida? Cómo y porqué.

El desempleo sigue en aumento, la subida del IVA, se deniega la paga extra de navidad a los funcionarios, los sueldos no solo no suben sino que en algunos casos se rebajan…todo aquello que permitía a la maquina del consumo y la economía seguir activa está degenerando. En consecuencia los servicios sociales están cada vez más limitados. Los jóvenes preparados salen fuera del país a buscar oportunidades. El sistema penitenciario español es el que más presos aloja en sus instalaciones mientras que también es el que más asesinos y corruptos liberan gracias a las propias leyes. Y para colmo se sabe que España es  uno de los países de la UE con menor índice de criminalidad y el mayor índice de población reclusa, claro, sale más barato meter muchos “criminales” en grandes prisiones que pagar a  profesionales encargados de gestionar quien es o no peligroso. Sube la gasolina, no porque aumente el precio del petróleo, sino por los impuestos por litro. En definitiva…una gestión que cojea por, ya, demasiadas áreas.

Las promesas electorales se incumplen y se desatienden responsabilidades previas. Y esto ya no ocurre desde un solo signo político, sino que ahora, ya es desde varios. Y ya cuando parece que no hay fondo para más, nos “meten” mensajes en la cabeza cómo; “el futuro puede ser peor” que da lugar a sentimientos de desesperanza, de frustración y de fracaso o que “tenemos lo que nos merecemos” que hemos vivido muy bien, nos hemos endeudado y ahora tenemos que sacrificarnos. Y aquí es cuando aparece inevitable la respuesta cognitiva de indefensión aprendida (learned helplessnes).
 De esta manera la población española empieza a sentir que nada de lo que haga producirá un efecto en el ambiente. La palabra útil aparece en sus cabezas cada vez que se plantean un acto de protesta. Las personas y los jóvenes perciben una falta de control total sobre el medio. Llegando a captar la propia actitud como inútil, optando por la pasividad y el “no hacer ni decir nada”. Con salvedades como representan el 15 M, el intento actual de toma al congreso u otras huelgas o manifestaciones, muchas de ellas movilizadas por los propios mandatarios (políticos y sindicalistas) para justificar su existencia.
 “Nosotros mismos somos los culpables” resuena en el subconsciente de nuestras cabecitas españolas. “El poder del pueblo”. Hemos votado una y otra vez a aquellos que nos han llevado a la situación en la que estamos actualmente. Cuando gobernaban “los malos” podíamos justificar la situación apelando al “coraje” de la defensa de nuestros derechos pero después de haber pasado por un gobierno de, entre muchas comillas, izquierdas (o percibido como de izquierdas por gran parte de la población con menos nociones políticas) la respuesta del “coraje” ya no resulta tan efectiva. Parece que la desigualdad económica y social es un asunto mucho más controvertido y que va más allá de gobiernos de izquierdas, de derechas…o de centro.

Nadie sabe qué hacer, ni siquiera los economistas que contemplan “haciéndose los suecos” como a medida que la productividad global del planeta (concentrada en las grandes corporaciones y en EEUU) disminuyen los sueldos y el PIB (estatales) mundiales. Solo saben que para reactivar la maquina del consumismo y la economía, hace falta eso, consumir. Y los que más pueden consumir son los ricos, más enriquecidos todavía. No se buscan más soluciones; solo invertir, solo  políticas exteriores, solo libre mercado. Todo ello en detrimento de las clases sociales más devaluadas claro. Vamos encaminados hacia un desequilibrio sin precedentes a nivel no solo de nuestro país, sino global. Pero los gobiernos opinan que sus teorías y fundamentos políticos (que recordemos se basan en ideas sobre la naturaleza humana que todos poseemos) son demasiados complejos y controvertidos cómo para que la gente los comprenda, o peor aún, los acepte. En lugar de eso deciden mantearnos engañados y distraernos con sus estrategias más que pensadas. Habrá que perder el miedo y substituir la ignorancia, la pasividad y la inactividad por el atrevimiento, la documentación y la acción. Habrá que tener cuidado con el poder que cambia de color pero que nunca deja de poner en práctica la técnica de la indefensión aprendida , y sobre todo, en épocas de crisis.




Jesús García Muñoz

Fuentes:

http://www.ritmosxxi.com/desafeccion-politica-nuestro-pais-7731.htm


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