El cortometraje, a través de una especie de personajes víctimas de proyectos "humanoides" o aplicaciones de exploración visual del entorno, nos mete en la piel de un cada vez menos utópico futuro , en el cual la tecnología empieza a fusionarse con las propias personas y con su forma de vida...¿estamos mejorando el mundo? ¿o autodestruyéndonos?...posiblemente ambas a la vez. Lo que pasa es que la gente es demasiado moderna, demasiado ciega o demasiado cobarde para percatarse de lo que tiene delante. Porque dar un paso atrás siempre es de cobardes...¿verdad?
Escribir en favor de lo que piensa la mayoría me parece demasiado fácil, improductivo y conformista. Yo opino que los cobardes son los que se dejan llevar por las modas, mayorías o timoneles todopoderosos como lo es el engranaje de las telecomunicaciones, que de tanto mirar por el telescopio cofres del tesoro no ha reparado en que el barco no solo se mueve con dinero, sino también con remeros al relentí , olvidados en el fondo del casco del barco, al ritmo del negrero "economia" y espoleados por el látigo del consumismo.
Y así siguen, remando exhaustos pero conformes, mirándose unos a otros mientras contemplan a través de las grietas de las goteras de su techo y suelo de los comandantes en cubierta algún dinar o algún colgante que pudiera colarse...¿quien sabe? ¿alomejor les cae alguna ganga? un iphone para los hijos si se pasan a contrato por ejemplo, su sueldo de mileurista podrá soportar algún gasto fijo más. Así se creerán más hombres, serán el cabeza de familia que empiezan a añorar ser. Eso si, se acabó eso de salir de cañas con los amigos, en casita que sale más barato y si hay algo importante que contarse ya están las redes sociales.
Jesús García Muñoz
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